/1 DE MAYO/GRAN BRETAÑA: Inversión pública aún puede crear trabajo

Destacados economistas británicos han advertido el peligro de atender al canto de sirenas de la desregulación laboral, una política que el gobierno conservador elogia como factor determinante de la menor tasa de desempleo que ha conocido Gran Bretaña en los tiempos modernos.

La mayor libertad de los empleadores para reducir salarios y despedir trabajadores pudo haber bajado la desocupación, admiten estos economistas, pero ésta no es una política que pueda sostenerse a largo plazo, y además esconde una caída de la inversión y la ausencia de políticas macroeconómicas sólidas.

La tasa de desempleo británica -ocho por ciento en 1996, con un seis por ciento proyectado para los años venideros- sale airosa de una comparación en el papel con la francesa (12 por ciento) y la crisis del empleo en Alemania (cuatro millones de desocupados), que recuerda a muchos la depresión de los años 30.

El gobierno británico acredita esta conquista a las reformas del mercado laboral implantadas por el gobernante Partido Conservador en la década de 1980, cuando Margaret Thatcher ocupaba el cargo de primer ministro.

La política consistió en desregular el mercado laboral, suprimir la fijación de salarios por tribunales de empleo, disminuir la influencia de los sindicatos y recortar en general los derechos de los trabajadores.

John Philpott, director del Instituto de Políticas de Empleo (IPE), con sede en Gran Bretaña, opinó que "medidas innovadoras de bienestar y trabajo, combinadas con un uso más sensato de la política microeconómica, sería el comienzo para controlar el desempleo, tanto en Gran Bretaña como en cualquier parte.

El presidente del IPE, Will Hutton, que además es director del periódico The London Observer, añadió que "debemos refutar la idea de que los llamados intentos artificiales de aumentar la demanda y la inversión sólo conducen a una contraproducente elevación de la inflación".

La argumentación monetarista-thatcherista sostiene que, en el mejor de los casos, los esfuerzos dirigidos por el Estado para estimular el crecimiento no pueden tener tan buenos resultados como las libres fuerzas de una economía de mercado, y en el peor, producen inflación y déficit público, y llevan al estancamiento.

Un reciente informe del Congreso de Sindicatos Británicos, titulado "El mito de la creación de empleo en Gran Bretaña", rechaza la opinión de que las políticas thatcheristas hayan tenido mayor éxito en crear empleos.

Además, el informe afirma que ha empeorado, en el largo plazo, el empleo masculino y juvenil, pese a la caída de la tasa general de desocupación. La caída del desempleo es muy reciente, según el estudio, mientras que la tasa promedio anual entre 1980 y 1995 es similar al promedio de la Unión Europea (UE).

Durante años, los seguidores de las teorías del famoso economista de posguerra John Maynard Keynes fueron silenciados por el poder del llamado "Maletín Thatcher". Ahora están reafirmando el valor de la intervención estatal.

Hutton sostuvo que el caso británico demuestra la permanente vigencia de la teoría keynesiana en los países industrializados de cualquier parte.

El economista argumentó con elocuencia que la dirección macroeconómica -desde el uso del gasto público y la tributación, hasta el crédito y las tasas de interés- tiene aún un papel que jugar en el estímulo al crecimiento económico y la creación de empleo.

"El mejor procedimiento consiste en elevar la demanda por medio del aumento directo de la inversión", dijo Hutton. "La economía podrá entrar entonces en un círculo virtuoso en el cual la inversión creciente genera mayor demanda, la cual a su vez justifica una mayor inversión. Esta es la esencia del pensamiento keynesiano".

El nuevo empleo en el conjunto de la UE aumentó sólo 10 por ciento en los últimos 35 años, mientras que en Estados Unidos se incrementó 80 por ciento en el mismo período.

Además, a partir de 1973, más de 80 por ciento del crecimiento del empleo en aquel país fue generado en el sector privado, en tanto que en la UE, más de la mitad del aumento se produjo en el sector público, financiado con impuestos. (FIN/IPS/tra- en/js/mom/rj/arl/lb/96)

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