NIGERIA: Abacha sustituye máximo jefe tradicional musulmán

El sultán Ibrahim Dasuki, de 73 años, máximo jefe tradicional del Califato de Sokoto -factor central de la política de Nigeria desde la independencia-, fue destronado y desterrado dentro del país, este domingo, por el presidente militar, general Sani Abacha.

Décimoctavo sultán de Sokoto, Dasuki fue sustituido por su rival de siempre, Mohammadu Maccido, de 66 años, en una acción interpretada como la respuesta de Abacha a la tensión existente entre el Califato y Aso Rock, sede del gobierno nigeriano.

El Califato de Sokoto ha influido la política nigeriana desde que los británicos marcharon hacia el norte, rompiendo el enclave costero en que se encontraban, para crear su colonia en el Africa occidental.

Mucho antes de que Nigeria, con sus actuales fronteras, fuera concebida por los administradores coloniales, gran parte de la región norte del territorio ya había sido sacudida por una guerra santa conducida por el sultán Othman Dan Fodio.

Dan Fodio derrocó a las antiguas dinastías e integró a los diversos grupos étnicos que habitaban la región en un imperio islámico dominado por los nuevos amos Fulani, centrados en el Califato de Sokoto.

Así se convirtió el Califato -encarnación del poder político y religioso del norte, que es mayoría en el país- en el eje de la política nigeriana como nación independiente. El sultán es considerado primus inter pares entre todos los jefes tradicionales, y líder de los musulmanes nigerianos.

Esa influencia también ha sido objeto de manipulación, hasta que este fin de semana, más de un siglo y medio después de la muerte de Dan Fodio, uno de los descendientes de sus tres hijos ha sido víctima de Abacha, el hombre fuerte de Nigeria.

Educado en la Universidad de Oxford, Dasuki había sido nombrado en 1988 por el entonces gobernante militar, general Ibrahim Babangida, a la muerte del padre de Maccido, Sir Abubakar III. La decisión provocó una inquietud generalizada en Sokoto, en apoyo de Maccido, el hijo mayor.

Dasuki permaneció leal a Babangida, y es obvia su falta de afinidad con Abacha.

El hijo de Dasuki, Sambo -coronel del ejército y ex ayuda de campo de Babangida-, está requerido por el papel que habría jugado en un intento de golpe, el año pasado, que llevó a la cárcel, entre otros, al antiguo jefe de Estado, Olusegun Obasanjo.

El ex sultán se había mantenido en una posición política de suma discreción desde las acusaciones sobre el intento de golpe, lo que fue interpretado como falta de apoyo a Abacha, un norteño pero no miembro de la línea Hausa-Fulani.

El gobierno militar también pareció sentir que Dasuki, como presidente del Consejo Supremo para Asuntos Islámicos, no hizo lo suficiente, el mes pasado, cuando Arabia Saudita prohibió que los musulmanes nigerianos participaran en la peregrinación llamada Hajj, a raíz de una epidemia de meningitis surgida en el norte.

Incluso circularon rumores de que Dasuki habría incentivado a los sauditas a establecer la prohibición, al no conceder 10 por ciento de los permisos de los 31.000 peregrinos nigerianos que deseaban visitar las ciudades santas de Mecca y Medina, en Arabia Saudita, con la aparente intención de desacreditar a Abacha.

Además, Dasuki es objeto de investigación judicial por un caso de defraudación en el sistema bancario. Junto con los directores de dos compañías, el ex sultán deberá comparecer esta semana ante un tribunal de Lagos que les imputa la responsabilidad del colapso del Alfa Merchant Bank.

La Corporación Nigeriana de Garantía de Depósitos, encargada de la investigación, alega que Dasuki, como presidente de las dos compañías, debe al banco Alfa 9,7 millones de dólares.

Dasuki negó en todo momento esas acusaciones, y antes de ser destronado y desterrado a la lejana ciudad de Jalingo, al nordeste del país, pidió en vano la protección de Aso Rock.

La pérdida de su sitial le desinviste de la inmunidad no escrita de que gozaba contra cualquier detención o arresto. Ello significa que podría engrosar las filas de otros 200 banqueros, industriales y políticos actualmente encarcelados por supuesta participación en la quiebra de instituciones financieras. (FIN/IPS/tra-en/ro/oa/arl/ip/96)

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