CA-MERCOSUR: Bolivia quiere proteger ventas de soja y algodón

Bolivia procurará acuerdos políticos para impedir que la negociación de nuevas listas de preferencias entre la Comunidad Andina (CA) y el Mercosur afecten a la soja y el algodón, dos productos sensibles de exportación no tradicional.

Por primera vez, Bolivia teme, de manera directa, ser afectada por la globalización económica en su condición de país pequeño, el más pobre de la CA, bloque que integra junto con Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

Su economía tampoco supera a la de ninguno de los países del Mercosur (Mercado Común del Sur), bloque que nuclea a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y con el que tiene un acuerdo de liberación comercial.

En las negociaciones entre los dos principales bloques sudamericanos de integración, Bolivia ha insistido en la necesidad de mantener sus preferencias arancelarias para productos agrícolas, porque de lo contrario no podría competir con Brasil en la venta de soja y algodón.

Estos dos productos representan 75 por ciento de las exportaciones de Bolivia a la CA.

En las últimas conversaciones entre ambos bloques realizadas a principios de este mes en Montevideo, Bolivia consiguió diferir hasta agosto la discusión de una eventual reducción de aranceles para los países del Mercosur.

Sin embargo, entre el 4 y el 6 de agosto se volverán a reunir los representantes de los dos bloques en Lima para entregar los resultados de los estudios de listas de productos para continuar negociando, con miras a establecer una zona de libre comercio entre los nueve países.

"Debemos encontrar mecanismos que preserven nuestras exportaciones en el mercado andino. De lo contrario, estaremos dando preferencias a los países del Mercosur, que son altamente competitivos en estos sectores", dijo el jueves la viceministra boliviana de Relaciones Económicas, Ana María Solares.

Bolivia teme ser desplazada del mercado andino por los países del Mercosur en esos productos.

El Mercosur pide rebajas arancelarias que alcanzan incluso a 50 por ciento para la soja y el algodón, en plazos que se cumplen antes del 2000.

La CA y el Mercosur acordaron en abril en Buenos Aires concluir antes del 30 de septiembre las negociaciones para llegar a un acuerdo de preferencias arancelarias, que se aplicarán desde el 1 de octubre hasta el 31 de diciembre de 1999.

El comienzo de las conversaciones principales para un acuerdo de libre comercio que debería entrar en vigencia el 1 de enero del 200 se prevé para septiembre.

Bolivia produce anualmente unas 900.000 toneladas de soja, de las cuales 30 por ciento son producidas por unos 6.000 pequeños agricultores del oriente del país, en especial del departamento de Santa Cruz, que serían los más damnificados con la apertura de mercados.

La Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo, que agrupa a los exportadores de Santa Cruz, es consciente de que la apertura de los mercados, en este caso particular, terminará por afectar principalmente a los pequeños agricultores.

Ejecutivos de esa asociación, aseguraron que el fin de las barreras arancelarias y la globalización de la economía obligarán a los países menos desarrollados a replantear sus sistemas de producción para hacer más eficientes sus aparatos productivos.

En ese contexto, Bolivia lleva una gran desventaja, pues al ser un país sin salida al mar sus costos de transporte se elevan y encarecen notablemente su producto final a la hora de la exportación.

De un total de 372 millones de dólares exportados en 1997 en productos no tradicionales, la soja y el algodón sumaron por sí solos más de 200 millones en ventas al mercado andino. (FIN/IPS/jcr/mj/if/98

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