Los cuatro millones de adultos de Serbia cavilan sobre qué harán con los al menos 1.000 euros que, según creen, cada uno de ellos recibirán este año, cuando se abra el proceso de privatización de seis empresas.
La Ley sobre Libre Distribución de Acciones dispone el reparto, entre los adultos serbios, de 15 por ciento de las acciones de estas firmas estatales, cuya privatización se prevé para fines de 2008.
Se trata de la Industria Petrolera de Serbia, las Aerolíneas Yugoslavas, el Sistema de Producción de Electricidad, Telecom Serbia, el Aeropuerto de Belgrado Nikola Tesla y la compañía farmacéutica Galenika.
Según la ley, otro 15 por ciento se distribuirá entre 150.000 empleados de esas empresas. El Estado conservará 21 por ciento de las acciones y el restante 49 por ciento se venderá, en su mayor parte, según se prevé, a inversores extranjeros.
"Esto significa que cada uno de los cuatro millones de ciudadanos adultos de Serbia tendrá por lo menos 1.000 euros (1.468 dólares) en su bolsillo", dijo a la prensa el ministro de Economía, Mladjan Dinkic.
Este cálculo se basa sobre la presunción de que las seis empresas pueden ser vendidas por más de 12.000 millones de euros (cerca de 18.000 millones de dólares). Pero la estimación es objeto de intenso debate entre expertos.
"Ése es el valor hipotético. El valor real sólo se apreciará una vez que las compañías se pongan en venta", declaró a IPS el experto en economía Danilo Sukovic.
Tampoco queda claro cuántas acciones o cupones de acciones recibirá cada adulto, y de qué compañía. La Industria Petrolera de Serbia es la más próspera de todas, mientras que las Aerolíneas Yugoslavas y Galenika no lo son tanto.
La ley, aprobada este mes, es objeto de críticas por varias razones.
"No todos los cuatro millones de adultos de Serbia crearon el valor de las compañías que se pondrán en venta", escribió el experto en finanzas Danijel Cvjeticanin en el periódico Politika.
"Una generación se dividirá entre sí la riqueza creada por las generaciones que le precedieron. Ésta fue una medida precipitada, con un claro propósito electoral", según Cvjeticanin.
Serbia celebrará elecciones presidenciales el 20 de este mes, cuando el presidente reformista Boris Tadic se enfrente en las urnas con el ultranacionalista Tomislav Nikolic.
El inicio de la distribución de las acciones está previsto para el 31 de julio. Sólo se requerirá que los interesados presenten su documento de identidad en la oficina de correos más cercana o en la sede del Buró Nacional de Empleo.
"El problema es que la gente casi no sabe nada sobre las privatizaciones, y poco se hizo poco para informarla", dijo a IPS la analista política Misa Brkic.
"Muchos creen que recibirán 1.000 euros en efectivo, o varios miles, en el caso de familias que cuentan con varios adultos, y ya hacen planes con ese dinero", sostuvo.
La recuperación económica en Serbia comenzó hace siete años, luego de una década de brutales guerras de secesión de la antigua Federación Yugoslava, de la que este país era la república dominante.
La Unión de Serbia y Montenegro todavía no alcanzó el nivel de desarrollo de 1989, el último año exitoso antes de las guerras. El salario mensual promedio es de 500 dólares.
Los medios de comunicación hicieron poco por explicar lo que está en juego con el reparto de acciones. El proceso fue, simplemente, anunciado con titulares como "1.000 euros al bolsillo de todos" o "todos 1.000 euros más ricos".
A los críticos del plan se les asignó poco espacio, a pesar de los resultados contradictorios de este tipo de procedimientos otros países.
Un mecanismo de privatizaciones muy similar implementado a comienzos de los años 90 en la República Checa fue considerado exitoso, pero luego quedó manchado por casos de supuesto fraude, entre otras acusaciones.
En Eslovenia, la única ex república yugoslava hoy integrante de la Unión Europea, se abrió un proceso muy parecido al de Serbia, pero aún no se completó.
La televisión estatal invitó la semana pasada al ministro Dinkic a explicar el proceso, pero lo que ocupó la mayor parte del programa fueron las llamadas de la audiencia sobre cuánto dinero podían esperar.