MÚSICA-CHILE: Renace la nueva canción

Se prepara para volver a acoger a músicos nacionales el sello Discoteca del Cantar Popular (Dicap), activo durante el gobierno chileno de Salvador Allende, derrocado en 1973, y que aglutinó a emblemáticos artistas como el asesinado Víctor Jara y los grupos Quilapayún e Inti Illimani.

Gabriela Díaz, una chilena de 59 años, todavía conserva algunas revistas publicadas a comienzos de la década del 70, donde se difundían los discos editados por la famosa Dicap, cuyo logotipo era un pajarito posado sobre las cuerdas de una guitarra. El ave siempre estaba acompañado de una sentencia: "Nuestra gran tarea no puede ser otra que el arte para todos".

La Discoteca del Cantar Popular fue fundada en 1968 por las Juventudes Comunistas de Chile bajo el nombre de "Jota Jota", abreviaturas que identificaban a los militantes de esa agrupación política. Luego de tres discos editados, el sello, que operaba sin fines de lucro, pasó a llamarse Dicap.

En sus cinco años de existencia, esta casa discográfica, que acogió la proyección folclórica y el cancionero político y social, editó cerca de 60 placas y organizó numerosos eventos artísticos, llegando a aglutinar a casi todos los integrantes del movimiento que se dio en llamar "Nueva Canción Chilena" y a concentrar 30 por ciento de la industria musical de la época.

Entre otros títulos, la Dicap editó "Por Vietnam" y "Cantata Santa María de Iquique", de Quilapayún, "El derecho de vivir en paz", de Víctor Jara, el cantautor asesinado por la represión tras el golpe militar, y "Canto para una semilla", de Inti Illimani e Isabel Parra, hija de la mayor cantautora chilena Violeta Parra.

Cada disco era ilustrado cuidadosamente por los hermanos Vicente y Antonio Larrea, diseñador y fotógrafo respectivamente.

A pesar de que ya no posee los discos grabados por la Dicap, Díaz sigue emocionándose cada vez que escucha la Cantata Santa María de Iquique, una extraordinaria obra musical inspirada en la masacre perpetrada contra obreros del salitre en 1907 en el norte de Chile.

"Las personas que habíamos tenido una formación pequeña burguesa no conocíamos ese tipo de episodios de la historia de Chile. Con Salvador Allende recién empezamos a ver las diferencias de clase y el disco de Quilapayún retrató ese momento terrible de forma maravillosa", relató a IPS.

Pero después del golpe militar de 1973 contra el izquierdista Allende, las oficinas del sello fueron allanadas y cerradas, algunos de sus dirigentes apresados o marcharon al exilio y gran parte del catálogo musical fue incautado, indicó a IPS Giorgio Varas, músico y director artístico del nuevo Dicap.

En los años siguientes se trató de reflotar el sello en países de Europa, pero finalmente los materiales editados fueron restituidos a los artistas, los cuales negociaron independientemente con otras casas discográficas.

El sello se mantenía en el baúl de los recuerdos musicales hasta que Varas, junto a otros dos productores musicales chilenos, nacidos en la década del 60, decidieron hace un año grabar un disco tributo a Gladys Marín, la ex presidenta del Partido Comunista de Chile (PC) y una de las más férreas opositoras a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), quien falleció en marzo de 2005 víctima de un tumor cerebral.

Sin embargo, cuando el grupo se dio cuenta de todo lo que significaba editar, distribuir y vender un disco pensaron en retomar el trabajo de la desparecida casa discográfica de la Unidad Popular, la coalición partidaria que llevó al poder al médico socialista Salvador Allende en 1970.

Después de llegar a un acuerdo con la "intelectualidad de izquierda", integrada por músicos, escritores, pintores y otros artistas vinculados a la Dicap, y efectuar todos los trámites legales para utilizar el nombre, los tres profesionales se embarcaron en la iniciativa.

La placa musical en honor a Marín, denominada "Mil voces Gladys", es el principal proyecto de Dicap en estos momentos.

Varas informó que saldrá al mercado a fines de septiembre y contará con la participación de 17 artistas locales y extranjeros, entre los que destacan los cantautores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, el trovador español Ismael Serrano y el músico argentino Pedro Aznar.

También le rendirán homenaje a la ex secretaria general de las Juventudes Comunistas emblemáticos grupos pertenecientes a la Nueva Canción Chilena, como Quilapayún e Inti Illimani, y bandas de rock nacidas en los años 90, como Saiko y Lucybell.

"No queremos competir con las disqueras multinacionales", se apura en aclarar Varas. "A nosotros nos interesa humanizar la industria discográfica chilena, a través de la publicación de material sonoro que no tiene cabida en otra parte", explica el director artístico.

El sello pretende recuperar parte del material discográfico de la antigua Discoteca del Cantar Popular y difundir la música docta y los nuevos grupos chilenos. Además, se ha propuesto grabar producciones que den cuenta de hechos contingentes de Chile y el mundo.

En este sentido, Varas adelanta que se encuentran trabajando en un disco que invocará la paz para Medio Oriente. También tienen la intención de convocar a los artistas para que expresen su opinión sobre algunos temas de interés nacional, entre los que destacan las complejas reformas a la educación y al sistema electoral actualmente en discusión.

De igual forma, los impulsores del sello proyectan realizar conciertos y fiestas culturales a partir de 2007, espacios donde esperan vender gran parte de sus producciones musicales, a la usanza de la antigua Dicap. Las placas también serán comercializadas en multitiendas, casas de ventas de discos y a través de Internet.

Varas asegura que "lucharán" por mantener los precios bajos y que se están preocupando especialmente del diseño y el formato de los discos, ya que les interesa aportar desde la "innovación", rescatando también la contribución de la primera Discoteca del Cantar Popular.

Tampoco descartan editar música extranjera. Su principal objetivo es desarrollar un "proyecto sustentable" desde el punto de vista musical y económico.

Gabriela Bade, periodista especializada en música, valora enormemente la iniciativa, pero advierte que "ni en Chile ni el mundo es un buen momento para los discos", por causa de la piratería y la irrupción de los formatos digitales.

Según el Informe Comercial de Piratería 2005, de la Asociación Internacional de Productores Fonográficos (IFPI, por sus siglas en inglés), la tasa de piratería en Chile sobrepasa 50 por ciento de la producción musical. Pese a estas cifras, Varas confía en que el público entenderá que se trata de "música pensante, con contenido social, un objeto de arte que es inútil piratear".

¿Surgirá a partir de este proyecto otra Nueva Canción Popular Chilena? "Siempre es bueno tener ambiciones, aunque no desmedidas. Sabemos que el contexto de hoy es muy distinto al de 35 o 40 años atrás, pero aspiramos a ocupar un espacio que ningún otro sello está ocupando actualmente", resume el director artístico de la nueva Dicap.

No obstante, Bade planteó a IPS que "en Chile existe un sinnúmero de sellos independientes y esfuerzos circulando", de las más variadas tendencias musicales como trovadores, raperos y seguidores del rock y el punk, los cuales que no tienen recursos para publicidad. A su juicio, la Discoteca del Cantar Popular será una nueva alternativa de difusión de la música chilena.

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