Sudán adopta una línea dura en torno al despliegue de una fuerza de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para ayudar a proteger a civiles en la occidental región de Darfur, devastada por la guerra.
El gobierno, que según diversas denuncias alienta a las milicias árabes Janjaweed que asolan a la mayoría negra de la región, había anunciado que permitiría el ingreso de una misión de evaluación en el área para planificar el despliegue de cascos azules.
Esto ocurrió luego de la firma, el mes pasado, de un acuerdo de paz entre Sudán y la principal facción del mayor grupo rebelde de Darfur, el Ejército de Liberación de Sudán. Otra organización insurgente, el Movimiento de Justicia e Igualdad, se marginó del pacto.
"Nos oponemos a cualquier interferencia extranjera en Darfur. Los soldados de la ONU complicarán las cosas, más que resolverlas", dijo el miércoles en Nairobi a la prensa el canciller sudanés Elsamani Elwasila.
"No queremos que algunas personas nos digan lo que necesitamos. Nosotros sabemos qué necesitamos", agregó.
En cambio, el gobierno favorece la ampliación de la fuerza de paz de la Unión Africana que ya está en Darfur, la cual, afirma, tiene suficiente experiencia para manejar la situación pero carece de financiamiento y de apoyo logístico.
Actualmente están apostados en Darfur unos 7.200 efectivos militares de la Unión Africana, bloque que reúne a los 53 países del bloque. Existen planes de elevar la fuerza a 10.000, para mejorar su capacidad de control sobre una región cuya superficie equivale a la de Francia.
Elwasila también dijo que desplegar una fuerza de la ONU insumiría varios meses —se estima que entre ocho y nueve—, mientras que los civiles en Darfur necesitan protección inmediata. La ONU debería, más bien, concentrarse en atender las necesidades básicas en la empobrecida región, señaló.
"No hay recursos básicos. La gente bebe de las mismas fuentes donde lo hacen los animales. Faltan carreteras, escuelas e instalaciones médicas", explicó.
"Por eso necesitamos a la ONU en toda su capacidad —la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y otros— para afrontar los problemas en Darfur", añadió.
Sin embargo, David Mozersky, experto en asuntos de Sudán del centro de estudios International Crisis Group, cree que hay otras razones detrás de la reticencia de Jartum al despliegue de efectivos militares de la ONU.
"El gobierno teme que una fuerza de la ONU en Darfur conduzca al arresto de personas del gobierno mencionadas en la Corte Penal Internacional (CPI) como involucradas en crímenes de guerra en el área", dijo a IPS.
El año pasado, la CPI anunció que comenzaría a investigar los acontecimientos de Darfur, donde el gobierno es acusado de respaldar a milicias árabes a las que se señala como perpetradoras de abusos a los derechos humanos contra varias minorías étnicas del área.
Luego el gobierno de Sudán estableció el Tribunal Penal Especial sobre los Hechos de Darfur, e insistió en que ese cuerpo se dedicaría a las demandas por abusos.
Un año más tarde, sin embargo, organizaciones de derechos humanos, entre ellas Human Rights Watch (HRW), dicen que se hizo poco por llevar al banquillo a los responsables de injusticias.
"Los datos que HRW pudo recabar en el primer año de operaciones del tribunal sudanés indica que las autoridades del país carecen de voluntad genuina para asegurarse de que los perpetradores de las atrocidades en Darfur sean llevados ante el Tribunal Penal Especial", sostuvo HRW la semana pasada desde su sede en Nueva York.
Según el estudio, hasta ahora solo 13 casos fueron llevados a juicio allí. Además, éstos sólo involucran "delitos comunes, tales como robo, posesión de bienes robados o asesinatos individuales sin relación con ataques más grandes".
El conflicto de Darfur, que se inició a comienzos de 2003, se cobró decenas de miles de vidas y desplazó a más de dos millones de personas de sus hogares, según cifras de la ONU.
La violencia empezó cuando el Movimiento de Liberación de Sudán y el Movimiento de Justicia e Igualdad tomaron las armas para protestar contra el abandono del área por parte del gobierno.
Jartum respondió tomando por blanco a las etnias fur, masalit y zaghawa (por considerar que apoyan a los rebeldes), en parte a través de actividades de insurgentes árabes conocidos como "janjaweed" ("hombres a caballo", en árabe).
Árabes nómades y comunidades étnicas asentadas en Darfur también estuvieron en desacuerdo en torno al control de la tierra.
Funcionarios de Estados Unidos calificaron de genocidio a los ataques sobre estos grupos.
Se dice que los abusos en Darfur incluyen violaciones y destrucción de aldeas.
"Ningún funcionario fue acusado en base a la responsabilidad del superior por estos delitos, aunque tanto los delitos como muchos perpetradores fueron nombrados y son conocidos dentro de Sudán y para la comunidad internacional", observó Human Rights Watch.
Sin embargo, Elwasila dijo que los janjaweed no existen.
"Es una jerga usada solamente por algunas personas. Abrimos el país para que la gente viera si había algún janjaweed y nadie abrió la boca para hablar de ellos, aparte de unas pocas organizaciones no gubernamentales", aseguró en Nairobi. ***** +PENA DE MUERTE-SUDÁN: ¿Ejecución de menores? Sí y no (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37635) +DARFUR: Sombrío y empeorando (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37610) +SUDÁN: Aislados por ruinas y explosivos (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=37276) +Organización de las Naciones Unidas (http://www.un.org/spanish/) +Unión Africana, en inglés (http://www.africa-union.org/root/au/index/index.htm) +Human Rights Watch (http://www.hrw.org/spanish/) (FIN/IPS/traen-js-mj/jm-jh/af mm ip hd/06)