Diez horas de reunión en México serán suficientes para que los gobiernos de 58 países de América Latina, el Caribe y la Unión Europea suscriban compromisos en materia de derechos humanos, democracia y apoyo al multilateralismo, pero no tanto para borrar diferencias y superar algunas riñas.
La III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE), que se realizará este viernes y sábado en la central ciudad mexicana de Guadalajara, no arrojará sorpresas ni resultados de gran alcance, aunque sí las consabidas declaraciones en que las partes se prometen lealtad, opinan observadores.
A esta cita, la tercera de su tipo desde 1999 cuando se realizó la primera en Brasil, asisten unos 1.500 delegados de gobiernos y unos 130 de organismos internacionales para tratar temas de cooperación bajo el paraguas de dos líneas centrales: cohesión social y multilateralismo.
Gran parte de los países de América llegan la cumbre buscando acuerdos y apoyos de las UE, pero en medio de disputas y recelos, y cuando las prioridades europeas no parecen precisamente confluir con las de la otra región.
Además, esta vez habrá algunas ausencias notables como la de los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Fidel Castro, de Cuba, y Alejandro Toledo, de Perú, y los primeros ministros Tony Blair, de Gran Bretaña, y Silvio Berlusconi, de Italia.
El encuentro entre gobiernos latinoamericanos y del bloque europeo, que en Guadalajara apenas durará 10 horas, fue diseñado para apuntalar un modelo de globalización que privilegia los intereses de las empresas transnacionales y de los países poderosos, dijeron portavoces de los grupos sociales que se autodenominan altermundistas.
La cumbre despierta sobre todo escepticismo, pocas esperanzas y aun menos entusiasmo, señaló Stephan Sberro, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Pero Lourdes Dieck, subsecretaria de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional de la cancillería mexicana, piensa diferente.
Esta reunión generó mucho interés pues apunta a abonar las relaciones de América con Europa, región con la que existen visiones comunes y una asociación estratégica que madura año tras año, dijo a IPS.
Cuba no lo ve así. Según el gobierno de la isla caribeña de sistema socialista, la cumbre no dará buenos resultados, pues los intereses de América Latina y el Caribe son hoy diametralmente opuestos a los de la UE.
Todo ha sido organizado (en la cumbre) de forma que no pueda haber ningún verdadero debate libre, abierto y público sobre temas vitales que conciernen a los destinos de nuestro hemisferio y del mundo, afirmó el presidente Castro, quien desistió de acudir al encuentro.
Los gobernantes de los países de UE y de la región americana se reunirán esencialmente, según el programa, para hablar de cohesión social y estrategias para armonizar posiciones en los organismos multilaterales, temas en los que no habría mayores diferencias.
Lo sustantivo, sin embargo, no estará allí sino en los encuentros paralelos, declaró a IPS Patricio Cárdenas, investigador de temas internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hay expectativa por lo que pueda suceder entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la UE, que negocian un trabajoso acuerdo comercial. Mientras, la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y los de América Central esperan que el bloque europeo, desde el 1 de este conformado por 25 países, defina una fecha para iniciar conversaciones sobre lo mismo y obtener más ayuda al desarrollo.
La UE, que en América Latina tiene ya acuerdos de libre comerció con México y Chile, no ha logrado aún concertar uno similar con el Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, a pesar de llevar cuatro años de negociaciones.
Según reconocen las partes, persisten diferencias en varios temas, en especial los referidos al proteccionismo agrícola europeo, por lo que sería recién en octubre cuando firmen el acuerdo y no durante la cumbre en México, como pretendían ambas partes.
En el caso de la CAN, conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, y de los centroamericanos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, la UE advirtió que no está en condiciones de asumir compromisos para negociaciones comerciales ni ayudas extraordinarias.
Es difícil saber si la UE tiene un verdadero interés en establecer una relación estratégica con América Latina, tal como lo proclama, pues sus relaciones comerciales con el área van en constante declive y no asume compromisos políticos trascendentes, apuntó Sberro.
La ayuda para el desarrollo que tradicionalmente entregó la UE a los países de América Latina y el Caribe van en caída, mientras el comercio no muestra repuntes importantes.
En 1980, un 26 por ciento de las exportaciones latinoamericanas se destinaban a Europa, pero hoy esa proporción es menor a 13 por ciento. En materia de importaciones, la caída registrada es de 20 a 14 por ciento.
Nos preocupa que detrás de la preciosa retórica europea no exista una verdadera intención de plantear los verdaderos problemas que aquejan a América Latina, declaró Alejandro Villamar, de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio.
Según Sberro, entre los elementos que juegan en contra de la posibilidad de mejorar las relaciones con la UE están la reciente ampliación de ese grupo y la falta de una voz común de parte de los países América Latina y el Caribe.
La UE pasó de 15 a 25 estados miembros este mes, incorporando en su mayoría a países pequeños y con ingresos menores la media europea. Aunque digan lo contrario, con la ampliación, América Latina se volvió menos prioritaria para la UE, afirmó Cárdenas.
El otro elemento que jugaría en contra de la relación, es la falta de cohesión en América Latina, un hecho que se traduce en un coro de voces diferentes frente a Europa y en la recurrencia de conflictos entre países.
La región, que es la de mayor nivel de desigualdad social en el mundo, llega a la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea envuelta en tensiones diplomáticas.
Ya sea por asuntos fronterizos, económicos o políticos, las disputas tocan hoy a Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Perú, México, Uruguay y Venezuela.
Cuba, que mantiene riñas con la UE por el voto de castigo que recibe periódicamente en la Comisión de Derechos de la Organización de las Naciones Unidas, enfrió su relación con varios países de América Latina, como Perú, Honduras, México y Uruguay por esa misma causa.
También Bolivia y Chile, que tienen interrumpidas las relaciones diplomáticas desde 1978, aumentaron los decibeles de su disputa histórica por la demanda del primero de obtener una salida soberana al océano Pacífico. El conflicto entre esos dos países revivió los últimos días por algunos incidentes fronterizos.
En otro frente, Chile cuestiona a Argentina por haberle restringido el suministro crucial de gas natural, mientras Buenos Aires y Montevideo se mantienen distantes por diferencias de peso sobre derechos humanos y respecto de la estrategia de integración en el Mercosur.
Entre Colombia y Venezuela también hay roces. En su caso, los problemas radican en el tránsito constante de guerrilleros y paramilitares por sus zonas de frontera.
No se puede esperar grandes noticias de la cumbre en Guadalajara, pues se realiza cuando América Latina vive atravesada por conflictos y la UE parece tener otras prioridades, resumió Cárdenas de la Universidad Nacional Autónoma de México.