«Mi sorpresa fue encontrar tantas embarcaciones, en promedio una cada dos días, y por ende muchos turistas» en la Antártida, dijo a Tierramérica Celine Ferrier, capitana del velero Tara, que arribará a Río de Janeiro este fin de semana, tres meses después de partir del austral puerto chileno Williams. Además de admirar la «inmensa belleza de los paisajes» antárticos, y ver muchos pingüinos, focas y ballenas, la expedición afrontó un clima «imprevisible, de vientos fuertes que pueden surgir de un minuto al otro», y mucho hielo a la deriva que bloqueaba, resumió.
Sebastiao Salgado, famoso fotógrafo brasileño participante en la expedición, dijo estar impresionado por «el volumen y la cantidad de glaciares», las inmensas montañas y bahías, y la rica fauna, en una «atmósfera translúcida» que acorta engañosamente la visión de las distancias.
También lo conmovieron los pingüinos, por «su capacidad de convivir y trabajar bajo riesgo».
Salgado se embarcó en el marco de su proyecto Génesis, apoyado por las Naciones Unidas, que prevé fotografiar en ocho años áreas aún en estado natural y vestigios de antiguas civilizaciones.