MÉXICO – En los pasados cuatro meses, el investigador mexicano Nicolás Velázquez pagó unos 23 dólares en los últimos cuatro meses por el servicio eléctrico, gracias al sistema fotovoltaico instalado en su casa en la norteña ciudad de Mexicali.
“Se ve el beneficio directo. Al vecino de al lado le llegó un recibo por más de 400 dólares. El problema son los altos calores, la demanda se duplica”, de marzo a agosto, dijo Velázquez, coordinador del Centro de Estudios de las Energías Renovables del Instituto de Ingeniería de la pública Universidad Autónoma de Baja California.
Por las altas temperaturas en ciudades como Mexicali, la capital del noroccidental estado de Baja California, la población necesita durante el verano boreal sistemas de aire acondicionado, lo que incrementa el consumo eléctrico en un estado con 3,77 millones de habitantes, afectado por la escasez de infraestructura y de generación.
A finales de agosto, pobladores de varios barrios de Mexicali bloquearon la carretera entre esa ciudad y la vecina Tijuana por la falta de electricidad.
En un intento por aliviar la situación, el gobierno mexicano lanzó en marzo el programa Techos Solares del Bienestar, destinado a propietarios de bajos recursos que pagan tarifas altas y consumen entre 400 y 1000 kilovatios hora entre julio y agosto para recibir paneles solares en sus casas en Mexicali y el contiguo municipio de San Felipe.
Es una de las iniciativas para el reinicio de la transición energética a fuentes menos contaminantes que el anterior gobierno detuvo en 2018.
El plan inicial es la instalación de paneles solares en 5500 viviendas en Mexicali con una inversión de unos 10 millones de dólares. La meta final es cubrir 150 000 hogares en 2030. El esquema promete la baja de la factura eléctrica entre 49 % y 89 %.
Para Velázquez, la pregunta central gira en torno a la conveniencia de recurrir a la generación centralizada o la distribuida, que consiste en la producción eléctrica realizada por sistemas de muchas pequeñas fuentes de generación cerca del consumidor final.
“La generación distribuida nos conviene más. La hacen empresas mexicanas. Importamos la tecnología, pero hay una cadena de participación mexicana. De ingeniería hacia adelante participamos, activa la economía a cierto nivel, ayuda al sector residencial”, señaló desde Mexicali.
A su juicio, “tiene que ser un balance entre la generación centralizada y distribuida, porque no va a haber una solución única. Se obtiene más justicia energética por la generación distribuida”.
“La generación distribuida nos conviene más. La hacen empresas mexicanas. Importamos la tecnología, pero hay una cadena de participación mexicana. De ingeniería hacia adelante participamos, activa la economía a cierto nivel, ayuda al sector residencial”: Nicolás Velázquez.
En México, donde viven unos 129 millones de personas, hay al menos 12 000 localidades sin electricidad y unas 9000 viviendas sin conexión a la red eléctrica nacional, de las cuales una cuarta parte se sitúa en Mexicali, que tenía 1,05 millones de habitantes según el censo de 2020.
La generación a pequeña escala o distribuida viene en alza en el país.
Desde 2007, la gubernamental Comisión Reguladora de Energía ha autorizado 518 019 permisos por una capacidad de generación de energía distribuida de 4497 megavatios (Mw). En 2024, avaló 106 934 interconexiones por 1086 Mw.
El occidental estado de Jalisco y los norteños Nuevo León y Chihuahua encabezan el listado, mientras Baja California ocupa el puesto 14 entre los 32 estados mexicanos.
En julio, la también gubernamental Comisión Nacional de Energía actualizó las regulaciones para el autoconsumo interconectado para instalaciones entre 0,7 y 20 Mw, lo que amplía el margen para la generación distribuida, también llamada ciudadana.

Más promesas
La política energética de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien cumplirá un año en funciones el 1 de octubre, ha estado hasta ahora más marcada por propuestas y menos por hechos concretos, y Baja California no queda fuera de esa dinámica.
Su gobierno destinará 12 300 millones de dólares para generación eléctrica, 7500 millones para infraestructura de transmisión y 3600 millones para producción fotovoltaica descentralizada en las viviendas.
Así, el plan agregaría 21 893 Mw a la matriz energética nacional, para alcanzar 37,8 % de energía limpia, desde el actual 22,5 %, de modo que la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE), la entidad dominante del sector, posea 54 % del mercado y el resto, lo hagan privados y particulares.
La presidenta anunció el 26 de agosto la construcción de dos plantas termosolares en el estado de Baja California Sur, que comparte una península con Baja California, con una inversión pública por 800 millones de dólares para la generación de más de 100 Mw. El territorio también está aislado de la red nacional y padece un crónico déficit energético.
La energía termosolar convierte la radiación solar en electricidad mediante espejos para generar vapor y mover turbinas, además de permitir el almacenamiento de energía.
La CFE planea la licitación de la fase II de la planta fotovoltaica Puerto Peñasco, en la localidad homónima del norteño estado de Sonora, de 300 Mw de capacidad y con respaldo de 10,3 Mw con baterías. La primera fase de 120 Mw de esta instalación opera desde 2023. Completada en 2026, aportará 1000 Mw, a un costo de 1600 millones de dólares.
Pero el gobierno mexicano mantiene su promoción de los combustibles fósiles, a pesar de la urgencia de su abandono, al buscar el fortalecimiento de CFE y la también estatal Petróleos Mexicanos.
Todo ello rebota en sitios como Baja California, donde operan 16 plantas de generación públicas y privadas, con una capacidad instalada de 3461 Mw, entre ellas tres parques eólicos con más de 300 Mw de capacidad y tres solares, por 50 Mw.
La privada Sempra Infraestructura, filial de la estadounidense Sempra, construye un parque eólico de 300 Mw de capacidad y que operaría en 2026. Además, CFE opera una planta geotérmica por 340 Mw.
A pesar de sus carencias, el estado exporta unos 1100 Mw al vecino estado estadounidense de California e importa unos 400 Mw. Baja California podría producir 6550 Mw solares, 3495 Mw eólicos y 2000 Mw geotérmicos.
Además, CFE construye dos centrales de ciclo combinado, que queman gas y generan vapor para mover las turbinas, en Baja California, lo que atenuaría los apagones.
El país enfrenta la producción insuficiente para cubrir el crecimiento anual de la demanda de cerca de 4 % y un tendido eléctrico obsoleto.
En el primer semestre de 2025, el país generó 310,49 teravatios-hora, prácticamente un igual fluido que durante el mismo lapso del año pasado. Algunas fuentes, como el gas, la hidroeléctrica, la eólica y la fotovoltaica, subieron, pero otras, como la termoeléctrica y la nuclear, bajaron.
En México, la generación eléctrica depende mayoritariamente de gas fósil, seguido de hidroelectricidad y energía nuclear. Las fuentes renovables tienen una capacidad de 33 517 Mw, pero solo aportan una quinta parte de la electricidad producida.

Nuevos esquemas
El Programa de Energía 2022-2027 de Baja California consta de cuatro estrategias, entre ellas dotar de acceso a energía eléctrica a comunidades remotas y viviendas no regularizadas, así como fomentar la transición rápida hacia la descarbonización y el uso de energías limpias.
Además, vislumbra ocho resultados, entre ellos el impulso a dos proyectos anuales de generación de energía en microrredes para comunidades aisladas y el incremento en 3 % de generación eléctrica alternativa. Sin embargo, no hay evidencias sobre el progreso de esas metas.
De quererlo, el gobierno mexicano podría transformar su subsidio eléctrico nacional de más de 5000 millones de dólares anuales a la generación distribuida.
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El Fondo de Servicio Eléctrico Universal es un caso ilustrativo. Destinado a cubrir a comunidades marginadas, los datos disponibles indican que abarcó a más de 1000 municipios de un total de 2469, entre ellos dos de Baja California, desde 2019.
Velázquez propuso que esos fondos podrían financiar paneles solares y microrredes.
“Año con año dan un monto de subsidio, pero si a esas familias se les pone un sistema fotovoltaico, les resolverían el problema de raíz. Hay que buscar medidas más a fondo, las acciones tienen que ser diferentes”, planteó.
En diciembre de 2023 durante la cumbre climática de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos, México se adhirió al Compromiso Global sobre Renovables y Eficiencia Energética, que consiste en triplicar la capacidad instalada alternativa y duplicar la tasa de eficiencia energética en 2030. En comparación, los planes de Sheinbaum se quedan cortos.
ED: EG