Las mujeres afganas mueren innecesariamente tras los desastres naturales

La autora es una periodista afgana, formada con apoyo finlandés antes de la toma del poder por los talibanes. IPS mantiene su identidad anónima por razones de seguridad.

Un potente terremoto de magnitud 6,0 sacudió el este de Afganistán la noche del 31 de agosto, con su epicentro cerca de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar. La segregación de género dejó sin atención a las mujeres víctimas por escasez de médicas. Imagen: Amin Meerzad / Unicef

KABUL –  En tiempos normales, las mujeres de Afganistán se enfrentan a condiciones de vida muy duras en comparación con sus iguales de otras partes del mundo, debido al férreo control de la represión talibán. En ese contexto, el potente terremoto de magnitud 6,0 que sacudió las provincias orientales afganas de Kunar, Nangarhar y Laghman a finales de agosto tuvo para ellas conseecuencias fuera de lo común.

Fue el sismo más mortífero que ha azotado en décadas a Afganistán, un país propenso a los terremotos, y los esfuerzos humanitarios para llegar a los más vulnerables —normalmente mujeres, niños y ancianos— se vieron desbordados.

En las zonas afectadas, la grave escasez de médicas provocó un mayor número de víctimas entre las mujeres, ya que los médicos varones no tenían fácil acceso a las víctimas femeninas debido a la segregación por género.

Según las autoridades afganas, solo en Kunar se dañaron cerca de 700 000 viviendas y 500 hectáreas de tierras de cultivo.

Pero el único factor que no fue una fuerza de la naturaleza fueron las restricciones basadas en el género impuestas por los talibanes, que agravaron la crisis de las mujeres afganas afectadas por el sismo.

En las zonas impactadas, la grave escasez de médicas provocó un mayor número de víctimas entre las mujeres, ya que los médicos varones no tenían fácil acceso a las víctimas femeninas debido a la segregación por género, que les prohibe atender a las mujeres e incluso tocarlas.

«Los edictos talibanes prohíben a las mujeres moverse libremente sin un tutor masculino, les prohíben muchas formas de trabajo y limitan estrictamente el acceso a la atención sanitaria», según un informe de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán.

Tras el mortal terremoto, los residentes de Kunar y Jalalabad nos contaron que las mujeres de estas zonas se enfrentaban a la escasez de refugios seguros y agua potable, al tiempo que luchaban contra problemas de salud femenina.

La situación de las mujeres y los niños en otras zonas, como Kunar, Nangarhar y Laghman, era igualmente precaria.

El número total de víctimas mortales del terremoto se estima en 2200 personas. El número exacto de mujeres fallecidas sigue sin estar claro, pero los trabajadores sanitarios de las zonas afectadas han informado de un elevado número de víctimas mortales entre las mujeres y los niños.

Sharifa Aziz (un seudónimo), miembro del equipo de socorro del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), quien pasó tres días en diversas partes de la provincia de Kunar, nos dijo por teléfono: «La situación es extremadamente grave. Cuando llegamos, las mujeres lloraban de alegría al vernos. Decían: ‘Los ángeles de Dios han venido a nosotros'». Su júbilo era comprensible.

No había suficientes trabajadoras para atender las necesidades de las mujeres, debido a la represión generalizada de los talibanes contra la participación de las mujeres en el mercado laboral. Su participación en el trabajo de las organizaciones humanitarias internacionales también está estrictamente limitada.

Mientras el terremoto aún se desarrollaba, Susan Ferguson, representante especial de ONU Mujeres en Afganistán, emitió una declaración: «Las mujeres y las niñas volverán a ser las más afectadas por esta catástrofe, por lo que debemos asegurarnos de que sus necesidades sean el centro de la respuesta y la recuperación», advirtió.

Según ella, tras el gran terremoto que azotó Herat en 2023, «casi seis de cada diez de las personas que perdieron la vida eran mujeres, y casi dos tercios de los heridos eran mujeres».

Tras el terremoto, los medios de comunicación locales comenzaron a informar de que la mayoría de las víctimas eran mujeres y niños.

En algunos hogares, hasta cinco o seis niños perdieron la vida, y el número de víctimas mortales entre las mujeres y los ancianos fue alarmantemente alto.

Según Abdulqadeem Abrar, portavoz de la Sociedad de la Media Luna Roja Afgana, los talibanes finalmente enviaron un equipo de trabajadores sanitarios móviles a Kunar solo después de que las imágenes de las redes sociales circularan por la televisión local mostrando la escasez de médicas en la zona afectada.

Sin embargo, los residentes afirman que, con el aumento del número de heridos, siguen enfrentándose a la escasez de personal médico femenino.

«Después del mortífero terremoto en nuestra zona, vinimos al hospital y trajimos aquí a los pacientes. Hay una grave escasez de médicas. Si hubiera más médicas aquí, no habríamos tenido que trasladar a nuestros pacientes a otros lugares», se quejó Chenar Gul, residente de Kunar.

Como señaló Tajudeen Oyewale, representante de Unicef en Afganistán, en una publicación en X, el papel de las médicas es fundamental a la hora de responder a desastres como los terremotos.

Añadió que las médicas tratan a los niños y las mujeres, así como a los hombres afectados por el terremoto en estas provincias. Sin embargo, en las agencias humanitarias que no cuentan con personal femenino, o en las que el acceso está restringido, se teme que las mujeres puedan quedar sin tratamiento durante varias horas.

La creciente preocupación por la escasez de médicas y trabajadoras sanitarias, un factor que contribuye al elevado número de víctimas entre las mujeres, debería haber hecho comprender a los talibanes el impacto negativo de su política. Sin embargo, en declaraciones recientes, Zabihullah Mujahid, líder talibán, calificó la cuestión de la educación de las niñas como «menor».

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Por cuarto año consecutivo, los talibanes han mantenido cerradas todas las universidades, instituciones y centros de formación médica para niñas y mujeres, incluidos los centros especializados en enfermería y tecnología médica.

La magnitud de la destrucción causada por el terremoto de magnitud 6,0 se vio agravada por la deficiente infraestructura y la fragilidad del sistema sanitario, legado de un país que sale de décadas de conflicto militar, lo que explica el número inaceptablemente elevado de víctimas.

Sin embargo, está dentro de la capacidad humana mitigar el grave impacto de estos acontecimientos recurrentes en las mujeres. Lo único que se necesita es que la comunidad internacional se solidarice con las mujeres afganas ejerciendo una presión implacable sobre el régimen talibán.

T: MF / ED: EG

 

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