Un seguro protege a las mujeres más pobres de India de clima extremo y desigualdades

Para vendedoras ambulantes de bisutería y recicladoras que trabajan bajo temperaturas cada vez más abrasadoras, un microseguro innovador les permite no perderlo todo cuando su mercancía se arruina o hace demasiado calor para trabajar. Pero ¿es esta una solución real o una excusa para que las autoridades se desentiendan de su responsabilidad hacia las trabajadoras más pobres de la India?

La vendedora ambulante Deviben Dhaundhaliya espera junto a su puesto móvil, hecho con una estructura de hierro, a que su esposo la ayude a trasladarlo al mercado vespertino en la ciudad de Ahmedabad, en el estado indio de Gujarat. Imagen: Manipadma Jena / IPS

BHUBANESWAR/AHMEDABAD, IndiaMientras Deviben Dhaundhaliya, de 45 años, espera a su esposo Devabhai para trasladar su puesto móvil al mercado a cielo abierto junto al Fuerte Bhadra, en Ahmedabad, cuenta cómo “a medida que aumentaba el calor, mi mercadería empezaba a derretirse por la exposición directa al sol, o se decoloraba”.

No era la primera vez que sufría daños por calor. Le viene ocurriendo casi todos los años desde que, en mayo de 2010, Ahmedabad enfrentó una ola de calor sin precedentes durante una semana, con temperaturas que alcanzaron los 46,8 °C.

Deviben dice que, con la llegada del verano boreal, la invade una ansiedad persistente. “Desde hace más de una década, nuestros ingresos se desploman y las enfermedades nos acechan en los meses de más calor”.

Sin embargo, en India surgió un nuevo tipo de protección de ingresos frente a olas de calor: un microseguro paramétrico cubre a mujeres trabajadoras por cuenta propia del sector informal, como Deviben, y fortalece su resiliencia ante el aumento de las temperaturas extremas.

El seguro paramétrico se activa a partir de uno o más índices o parámetros predeterminados, y si se cumplen, se otorga un pago preacordado rápidamente, lo que lo vuelve atractivo.

El pago se realiza sin necesidad de evaluar la magnitud de la pérdida. Esto reduce significativamente el riesgo y el tiempo invertido por parte de las aseguradas, quienes dependen de ingresos diarios. Es una diferencia con los seguros tradicionales, que requieren peritajes y pueden demorar meses en indemnizar.

Las beneficiarias suelen pagar una prima baja, subsidiada en esta etapa inicial, pero organizaciones aseguradoras como Sewa esperan que, con el tiempo, ellas mismas asuman el costo al ver los beneficios.

“Los ingresos bajan entre un 30 y 50 % por la menor eficiencia laboral, reducción de horas de trabajo, aumento del costo de insumos, deterioro de la mercadería, pérdida de clientela y enfermedades asociadas al calor”, explicó Sahil Hebbar, coordinador del piloto de microseguro paramétrico de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Autónomas (Sewa, en inglés).

El informe Estado del clima en Asia 2024 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que, en 2024, la temperatura promedio en Asia fue 1,04 °C superior al promedio de 1991-2020, lo que la convierte en el año más cálido o el segundo más cálido registrado, según la base de datos final.

Temperatura anual de la superficie terrestre en Asia, Región II de la OMM. La tendencia promedio de calentamiento entre 1991 y 2024 fue csi el doble que el registrado entre 1961 y 1990. Gráfico: OMM

La OMM advierte que la región se está calentando casi el doble de rápido que el promedio mundial, lo que genera fenómenos climáticos extremos y representa una grave amenaza para vidas, ecosistemas y economías. La tendencia de calentamiento entre 1991 y 2024 casi duplica la de 1961-1990.

El calor extremo es uno de los riesgos climáticos más letales: provoca cerca de medio millón de muertes al año en todo el mundo, según la reaseguradora Swiss RE, una de las más importantes del mundo y socia de Sewa desde 2024.

Además del impacto en la salud y el bienestar de las trabajadoras, el calor extremo tiene graves consecuencias económicas. Según Swiss RE, se pierden anualmente 675 000 millones de horas laborales por exceso de calor y humedad, lo que equivale aproximadamente a 1,7 % del producto interno bruto (PIB) mundial.

La recicladora Hansaben Ahir inspecciona una lona descartada en la ciudad de Ahmedabad, en el estado indio de Gujarat. Imagen: Manipadma Jena / IPS

Trabajadoras informales enfrentan calor extremo y exclusión

En la India, cerca de 90 % de las mujeres con empleo trabajan en el sector informal. Si no pueden salir a trabajar debido al calor extremo, pierden su jornal diario. En general, los países en desarrollo son los más expuestos a fenómenos climáticos cada vez más frecuentes, como olas de calor e inundaciones. Y las trabajadoras son las más afectadas.

El sindicato Sewa cuenta con 2,9 millones de afiliadas del sector informal. Las beneficiarias incluyen trabajadoras en salinas, recicladoras en astilleros, trabajadoras de la construcción, vendedoras ambulantes, agricultoras, recicladoras de residuos urbanos, cargadoras y trabajadoras a domicilio.

Estas mujeres sobreviven con jornales diarios de entre 150 y 450 rupias (entre 1,74 y 5,22 dólares).

Deviben vende pulseras, collares y aros de fibras de colores incrustadas en metales rústicos, además de relojes vistosos con marcas como Tissot o CK impresas en sus esferas.

“Todas las vendedoras estamos con el primer rayo del sol. Es común deshidratarse. A veces me siento tan mareada que no puedo mantenerme en pie. Me refugio bajo un árbol, pero poco tiempo, porque temo perder clientas”, contó.

Cuando se siente muy mal, compra un sobre de sales de rehidratación oral, aunque no siempre puede pagar las 20 rupias (0,23 dólares) que cuesta.

Hansaben Ahir, de 49 años, recolectora y recicladora de residuos, es miembro de Sewa desde hace 15 años. Dijo que sufre deshidratación, infecciones urinarias y calambres intensos que la obligan a sentarse en la calle misma.

El verano pasado también desarrolló hipertensión, en parte por el estrés de pagar un préstamo hipotecario mientras sus ingresos caían.

“Desde fines de marzo a junio, mis ingresos bajan a unas 250 rupias diarias (2,90 dólares), la mitad de lo habitual, porque hay mucha menos clientela”, contó Deviben.

Los gastos médicos, que suelen pagar de su bolsillo, les consumen los escasos ahorros. “El dinero del seguro nos ayuda a cubrir esos gastos”, dijo.

Una trabajadora a domicilio, Dipikaben, pega piedras y cuentas en una tela junto a sus amigas adolescentes en el asentamiento Odni Chawl, en la ciudad de Ahmedabad, en el estado indio de Gujarat. Imagen: Manipadma Jena / IPS

Cuando el seguro tradicional no llega, el paramétrico marca la diferencia

Aunque el plan piloto de Sewa en 2023 no llegó a activarse, “era un piloto, y aprendimos mucho”, dijo Hebbar.

Ese año fue el segundo año más caluroso desde 1901 en India, el parámetro único del piloto, temperatura máxima diurna satelital, nunca superó el umbral de 45-46 °C durante tres días consecutivos, por lo que no se habilitaron pagos.

Hebbar explicó que hay diferencias entre la temperatura satelital y la que se siente al nivel del suelo. Además, deberían considerarse otros factores, como el efecto de bulbo húmedo (combinación de calor y humedad que impide al cuerpo sudar y enfriarse), así como las temperaturas nocturnas elevadas, que son más dañinas para la salud que el calor diurno. Hebbar también trabaja como médico en Sewa.

Uno de los desafíos es que la percepción y tolerancia al calor varía mucho según el lugar. Swiss RE, que diseñó el seguro para 2024, usó datos históricos de temperatura adaptados a cada localidad.

Ese año, el seguro se amplió a 50 000 afiliadas de 22 distritos en tres estados, Gujarat, Rajastán y Maharashtra, frente a las 21 000 de cinco distritos en el piloto anterior.

Mientras que en 2023 no se activó ningún pago por el umbral excesivamente alto, en 2024 el seguro se activó en 17 distritos, y 46 339 afiliadas recibieron entre 151 y 1651 rupias (entre 1,75 y 19 dólares).

En 2023, el pago por los 3 dólares de prima era en especie: paraguas y botellas térmicas para las urbanas, lonas y lámparas solares para las rurales. En 2024, se implementó un componente de asistencia directa en efectivo: todas las afiliadas recibieron 400 rupias (4,64 dólares).

La combinación de pagos por seguro y transferencias en efectivo ayuda a aliviar las pérdidas de ingresos causadas por fenómenos climáticos.

Otra organización con enfoque de género, Mahila Housing Trust (MHT), también lanzó en 2024 un seguro paramétrico contra el calor como red de protección financiera para comunidades urbanas pobres vulnerables.

Pero el seguro paramétrico también está cubriendo ahora víctimas de monzones extremos. Por primera vez, el gobierno de un estado, el de Nagaland, al noreste del país, aseguró a toda su población con este tipo de mecanismo.

Las precipitaciones anuales en Nagaland oscilan entre 70 y 100 pulgadas, concentradas entre mayo y septiembre. Sin embargo, las lluvias torrenciales concentradas en apenas unos días pueden causar estragos, provocando deslizamientos de tierra y daños en viviendas y cultivos debido a la topografía montañosa.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Los pagos preacordados en este caso se basan en zonas de riesgo de inundación alto, medio o bajo. La cobertura monzónica paramétrica, implementada por la Autoridad Estatal de Gestión de Desastres de Nagaland (NSDMA, en inglés), se brinda a través del Mecanismo Paramétrico de Transferencia de Riesgo ante Desastres (DRTPS, en inglés).

Este programa efectuó su primer pago exitoso en mayo de este año por daños ocurridos durante los monzones de 2024.

Sin embargo, este nuevo seguro podría no ser la panacea que se imagina. Un sector de especialistas en políticas públicas y activistas climáticos cuestiona la sostenibilidad a largo plazo del seguro paramétrico.

Uno de los efectos indeseados de estos mecanismos es que pueden empujar a los gobiernos a desentenderse de su responsabilidad de brindar protección social.

“Ante el agravamiento de los impactos climáticos, pensar que el seguro puede ser una panacea no solo es un error, sino que resulta peligroso», afirmó el activista climático Harjeet Singh a IPS.

A medida que el clima se vuelve más severo, grandes zonas del planeta se vuelven inasegurables. Esto significa que la red de protección del seguro está desapareciendo, incluso en las regiones más desarrolladas del mundo, analizó.

Además, «la estructura del seguro paramétrico, que otorga fondos basados en parámetros predeterminados y no en las pérdidas reales, falla rotundamente a quienes más lo necesitan, dejándolos muchas veces con apenas una fracción de lo que requieren para reconstruir sus vidas”, consideró Singh.

A su juicio, «estos mecanismos no solo profundizan las desigualdades existentes, sino que también empujan peligrosamente a los gobiernos a desentenderse de su deber de brindar protecciones sociales esenciales».

«Justamente esas protecciones son vitales para que las comunidades puedan reconstruir sus medios de vida y viviendas después de un desastre”, agregó Singh, uno de los principales impulsores del movimiento por Pérdidas y Daños en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas.

Para el especialista, “debemos reorientarnos hacia mecanismos de protección social, como transferencias de dinero sin condiciones tras los desastres, alimentos subsidiados, empleo garantizado para personas en edad de trabajar, y apoyo financiero para la reconstrucción de hogares, medios de vida y la restauración de ecosistemas».

«Estas medidas no solo ayudan en la recuperación inmediata, sino que abordan el núcleo de la vulnerabilidad, promoviendo una recuperación resiliente frente a la devastación causada por el clima”, subrayó.

Singh explicó que “no se trata simplemente de una preferencia política, sino de un derecho humano fundamental para las comunidades que están en la primera línea de la crisis climática».

«Se necesita una protección social sólida para lograr una resiliencia real y una respuesta más justa y equitativa ante la emergencia climática”, concluyó.

T: GM / ED: EG

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