Droga barata esparce sus secuelas entre la juventud de Cuba

Funcionarios de la aduana, junto a un perro, realizan acciones de control de equipajes durante la llegada de pasajeros a la terminal No. 3 del Aeropuerto Internacional “José Martí”, en La Habana. Durante 2024, se incautaron en Cuba 1051 kilogramos de drogas. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – Joel Álvarez se enganchó a las drogas fuertes con 16 años, a través de amigos de su vecindario en la capital, como le sucedió a otros muchos adolescentes de Cuba, que se enviciaron al crack, la metanfetamina, la cocaína, o el llamado popularmente “químico”, una droga sintética muy peligrosa por sus bajos precios en el mercado negro.

“El químico fue la última droga a la que yo me enganché. Nunca tiene algo firme. Lo que siempre viene distinto es el químico con que lo fumigan. Te enganchas muy rápido porque es muy barata, puedes consumirla todos los días, ¿sabes?”, dijo a IPS, hoy con 20 años de edad y casi dos sin consumir.

Con un precio menor a un dólar, esta sustancia está compuesta por ingredientes de bajo costo y muy tóxicos como formol, anestésicos para ganado, carbamazepina u otras variedades que se rocían en una base de hierbas –a veces marihuana– o simplemente en un pliegue de papel de medio centímetro cuadrado, que termina fumándose.

Juan Carlos Poey, jefe del órgano antidroga del Ministerio del Interior (Minint), dijo en agosto de 2024 en el programa televisivo Mesa Redonda, que ya se habían identificado en Cuba 45 tipos de estos “cannabinoides sintéticos”, de los 250 que circulan globalmente.

“Al químico también le dicen ‘bomba’, porque a la primera patada (calada) que das, ¡boom!, como que explota así de repente. Dura muy poco, como 20 minutos. Y te deja como sembrado en el mismo lugar”, detalló Álvarez.

Al principio, a Álvarez lo invitaban al consumo, luego empezó a comprarla por sí mismo, y al cabo de un mes, ya estaba consumiendo todos los días y con mucha frecuencia.

“Sentía que mi cuerpo se estaba muriendo. No tenía ni fuerzas para salir para la calle. En aquel tiempo, la relación con mi novia se rompió. Te empiezan a salir granos, como que te bajan las defensas; (la droga) te intoxica, te quita el apetito, te da falta de sueño. Te da siempre una paranoia. También tuve varios intentos suicidas con el químico, de yo mismo provocarme una sobredosis. Fue entonces cuando me quise rehabilitar”, agregó.

Las autoridades policiales de Cuba reportaron en febrero que durante 2024 se incautaron en esta nación caribeña 1051 kilogramos de drogas, que provenían mayormente de recalos (fardos dejados en el mar para que recalen en la costa) y operaciones de narcotráfico internacional.

Asimismo, se frustraron más de 30 intentos de introducir drogas por aeropuertos, con decomisos superiores a 90 kilogramos, de los cuales, 25 ocurrieron en el Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, el de mayor tráfico aéreo.

“Sentía que mi cuerpo se estaba muriendo. No tenía ni fuerzas para salir para la calle. En aquel tiempo, la relación con mi novia se fue a la mierda. Te empiezan a salir granos, como que te bajan las defensas; (la droga) te intoxica, te quita el apetito, te da falta de sueño. Te da siempre una paranoia. También tuve varios intentos suicidas con el químico, de yo mismo provocarme una sobredosis. Fue entonces cuando me quise rehabilitar”: Joel Álvarez.

En el primer semestre de 2025, al menos cinco casos de tráfico han sido identificados en esa instalación aeroportuaria, así como más de 300, con cantidades estimadas para el consumo personal, dijo Jorge Bubaire, jefe de Aduana del aeropuerto internacional de La Habana, en un encuentro informativo el 2 de julio de varios funcionarios con algunos medios, entre ellos IPS.

En este país insular caribeño de 9,7 millones de habitantes, en 2024 más de 1000 personas fueron sancionadas en 2024 por su vínculo con el tráfico y el consumo de drogas en Cuba, mientras se detectaron 105 cultivos ilegales de marihuana.

El código penal cubano dictamina sanciones que van desde cuatro hasta 30 años de prisión, e incluso puede contemplar la pena de muerte, para quienes produzcan, trafiquen o faciliten el consumo de drogas.

Jóvenes usan teléfonos móviles mientras juegan en línea, en una calle de La Habana, en julio de 2025. Los jóvenes representan en Cuba el grupo poblacional más vulnerable para caer en la adicción por las drogas y en particular una sintética de bajo costo y especialmente tóxica. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Prevención contra peligros y estigmas

Cuando Álvarez tomó la decisión de rehabilitarse, fue a un Centro Comunitario de Salud Mental de la red de salud pública cubana, y se estuvo atendiendo unas semanas con un psiquiatra. Al final, dejó de asistir y prefirió dejar el vicio por su cuenta.

En ese tiempo, dejó su proyecto musical –es graduado de guitarra clásica por un conservatorio de música de La Habana– porque “no tenía mente para seguir”.

A diferencia de su caso, para muchos jóvenes, la rehabilitación es una historia de recaídas y conlleva un seguimiento constante con las autoridades sanitarias, las cuales tienen un enfoque preventivo al abordar el problema de las drogas.

“Es importante generar herramientas en nuestros jóvenes para que digan no al consumo de sustancias”, dijo Carmen Borrego, jefa de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (Minsap), en la reunión con varios periodistas del 2 de julio.

El Minsap ofrece un servicio de consejería, anónimo y gratuito, por vía telefónica, disponible las 24 horas del día, así como una atención en las comunidades con el objetivo de potenciar la percepción de riesgo en los jóvenes.

“Nos corresponde lograr, sin estigmatizar, el tratamiento adecuado a cada joven y familia, porque evidentemente es una enfermedad personalizada, que hoy, la familia, no sabe manejar bien “, dijo Borrego.

La red hospitalaria del país también posee los llamados Centros de Deshabituación de Adolescentes, para desintoxicar a jóvenes adictas, cuyo internamiento es voluntario.

Luego, el proceso de reinserción de estas personas se realiza en conjunto con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y el de Educación, pues muchas llegan a desvincularse del trabajo y los estudios.

“Para lograr salir de un proceso de adicción, tienes que tener un proyecto de vida, porque inclusive, la adicción genera mucho tiempo en el consumo y eso te roba tiempo de otras acciones que tú tienes que lograr tener como persona”, comentó Borrego.

Belkys Delgado Cáceres, directora de Prevención, Asistencia y Trabajo Social del MTSS, dijo a IPS en una entrevista en mayo, que, luego de esa rehabilitación, los trabajadores sociales de su ministerio intervienen y les ofrecen a los jóvenes desintoxicados que lo necesiten, empleo o alguna ayuda material para que puedan reincorporarse a la sociedad.

“El acompañamiento de un trabajador social es importantísimo y lo hacemos así con la persona que consume (drogas) hasta que logremos su reinserción. Eso puede tener recaídas y entonces tenemos que volver a empezar de cero”, planteó.

Por su parte, Álvarez cree que la familia es el factor principal para salir de una adicción a las drogas, más allá de las tareas preventivas del ministerio.

“(Ocurre) cuando tú tienes un núcleo (familiar) que no te criminaliza ni te juzga. Incluso ha habido los casos de que padres han entregado a sus hijos a la policía. En Cuba hay mucho tabú con ese tema. A veces la gente prefiere no hablarlo. Si no se habla, seguirá el problema”, afirmó.

Trabajadoras de la aduana nacional monitorean la llegada de pasajeros a la terminal No. 3 del Aeropuerto Internacional “José Martí”, en La Habana. Más de 1000 personas fueron sancionadas en 2024 por su vínculo con el tráfico y el consumo de drogas en Cuba. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS.

Tolerancia cero

Debido a la creciente preocupación por el aumento del consumo y tráfico de drogas en Cuba, el gobierno inauguró, el 4 de julio, el Observatorio Nacional de Drogas, una institución que persigue consolidar la vigilancia, prevención e investigación en este tema.

La viceministra de Justicia, Pilar Varona, dijo en la reunión informativa del 2 de julio que este será el único observatorio en el mundo que contará con la gestión de tres redes: gestión de información, investigación y un sistema de alerta temprana.

Cuba mantiene una política de “tolerancia cero” en el enfrentamiento al tráfico ilícito de estupefacientes, y aplica con rigor y severidad su legislación al respecto.

Con el Código Penal que entró en vigor en 2022, el aparato jurídico cubano robusteció las sanciones contra las drogas ilícitas o sustancias de efectos similares.

Incluso, la simple tenencia de estas sin la debida autorización o prescripción facultativa, también constituye delito conforme a su Artículo 236, cuando se trata de la cocaína u otras sustancias de efectos similares o superiores, cuyas sanciones pueden discurrir de uno a tres años de prisión.

Respecto a la marihuana o sus derivados, puede imponerse la privación de libertad de seis meses a dos años.

“La sociedad tacha la marihuana también como algo malo, sobre todo aquí en Cuba, que hay mucho prejuicio con eso. Y en otros lugares es una planta medicinal más. Criminalizar no es forma la indicada, ni ‘la tolerancia cero’”, dijo Álvarez, quien está de acuerdo con la legalización del cannabis.

Sin embargo, las autoridades cubanas mantienen su postura firme al respecto.

“No incentivamos a que el consumo de las drogas, por ninguna de las vías, sea parte de la cultura de nuestro pueblo y nuestros jóvenes, bajo ningún concepto. Y por eso es la política de tolerancia cero: ni el consumo, ni la propaganda y, mucho menos, el tráfico”, dijo Bubaire, el jefe de la aduana del aeropuerto La Habana.

ED: EG

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