Costa Rica: el oasis de paz en América Central golpeado por la violencia

Fuerzas especiales de la Unidad Especial de Apoyo del Organismo de Investigación Judicial irrumpen a plena luz del día en un local sospechoso de almacenar drogas en San José de Costa Rica. Imagen: Cortesía de Fuerza Pública

SAN JOSÉ – Costa Rica, considerado por décadas como el país con mayor estabilidad social en la convulsa región de América Central, está enfrentando una creciente crisis de inseguridad, con un aumento significativo en los índices de homicidios, narcotráfico y delincuencia común.

Miles de familias sufren las consecuencias de ello, una de ellas la compuesta por Roberto Fallas y Susana Mora.

Eran habitantes desde hace 17 años en el cantón (municipio) de Alajuelita, en el sur del área metropolitana de San José, la capital costarricense. Ahora han visto deteriorarse la calidad de vida debido a la violencia del crimen organizado en su zona.

Son oriundos de Grecia, en la provincia de Alajuela, pero por 17 años rentaron casa en el barrio San Felipe, en Alajuelita, por razones de trabajo. Aquí procrearon a una niña y un varón que hoy tienen 15 y 13 años, respectivamente.

Ambos adolescentes, cuyos nombres se reservan por seguridad y protección legal, fueron amenazados por un integrante de una banda delictiva con fama de sicarios.

Salían del colegio en noviembre del 2024 cuando a la niña la faltó al respeto un hombre en la calle a bordo de una motocicleta, el hermano menor salió en su defensa y se ganó la amenaza de recibir un tiro.

“(El deterioro social) desafía la imagen de la pura vida, esa que durante décadas hizo de Costa Rica un modelo de paz en la región”: Fernando Méndez.

La familia puso la denuncia ante la Fuerza Pública donde identificaron al agresor como miembro de una banda que opera en el sector, como sicarios al servicio de un distribuidor de estupefacientes en la capital.

“La mayoría de los vagos nos conocen, son muchachos que se criaron aquí en San Felipe y allá en Concepción. Pero ahora han cambiado las cosas, andan en cosas malas, con gente extraña y muy agresivos”, dijo Fallas a IPS.

A fu familia le preocupa tanto la amenaza contra sus hijos por un hecho que ellos han visto con sus propios ojos: las balaceras a cualquier hora del día y la mortandad creciente en la zona.

Decisiones de vida o muerte

Por ello tomaron una decisión drástica: cambiaron a sus hijos de colegio, se mudaron a otro cantón e invirtieron parte de sus ahorros en la renta de un apartamento en un condominio con seguridad privada.

“Nos dolió dejar el barrio donde hemos vivido desde 2008, pero no podíamos vivir en paz pensando en que algo malo les fuera a pasar”, dijo Mora a IPS.

Según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), órgano encargado de procesar e investigar los crímenes, el cantón de Alajuelita concentra la mayor cantidad de homicidios en San José, en apenas un radio de cuatro kilómetros cuadrados que mide el cantón.

El ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora, confirmó a IPS el preocupante aumento de la violencia en la zona de Alajuelita y en Costa Rica en general.

Según sus declaraciones, esta tendencia en Alajuelita ha sido constante durante los últimos años. Ahí se registró un repunte significativo de homicidios, pasando de cuatro en 2021 a 44 homicidios el año pasado. Este 2025 la cifra de homicidios en la zona se cerró en 23 al 30 de junio.

Según las cifras de la Fuerza Pública, este año han incautado 1465 armas de fuego a organizaciones criminales en Costa Rica. Imagen: Cortesía de Fuerza Pública

Causas del aumento de la violencia

Zamora atribuyó esta ola de homicidios a una lucha encarnizada entre bandas criminales por el control del territorio y las rutas de distribución de drogas.

Señaló que, considerando que en Alajuelita ya han ocurrido más de la mitad de homicidios en comparación con el mismo periodo del año anterior, la tendencia en 2025 puede superar las cifras de años anteriores.

No obstante, aseguró que la Fuerza Pública, en coordinación con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), hace esfuerzos sobrehumanos por garantizar la seguridad ciudadana no solo en Alajuelita, sino en todo el país.

Según Zamora, en lo que va del 2025, en comparación con el mismo periodo de 2024, los delitos contra la propiedad disminuyeron 14,4 %, pasando de 21 702 a 18 580 casos (3122 menos).

Destacan además reducciones en hurto (-17,5 %), asalto (-17,0 %), asalto a vivienda (-30,6 %) y robo a edificación (-27,5 %).

“Nuestras fuerzas decomisaron 1465 armas de fuego, 191 vehículos y 350 motocicletas robadas. La Policía reportó 26 991 aprehensiones, incluyendo 179 por delitos contra la vida, gracias a operaciones constantes en todo el país”, dijo el ministro a IPS en una entrevista en San José.

Ola de homicidios

Costa Rica ha visto un progresivo deterioro de su seguridad desde 2021, que alcanzó su mayor repunte en 2023, según las estadísticas oficiales de OIJ.

Los registros oficiales revelan que en 2021 el país alcanzó la preocupante cifra de 588 homicidios. En tanto, 2022 cerró con 654 homicidios dolosos.

El 2023 fue el año más violento jamás registrado, con 907 homicidios dolosos (la mayoría vinculados a ajustes de cuenta por pugnas locales entre grupos narcotraficantes).

El país cerró 2024 con 880 asesinatos, siendo el segundo año más violento en la historia de Costa Rica, mientras que en el primer semestre de 2025 se contabilizaron 442 homicidios.

Randall Zúñiga, director del OIJ, ha explicado a los medios que las principales causas del incremento de la violencia se deben a la presencia del crimen organizado, atraídos por la ausencia de un ejército.

Costa Rica abolió su ejército en 1948 luego de una sangrienta disputa política, reasignado esos recursos hacia la inversión en áreas como la educación y la salud, lo cual les permitió lograr el desarrollo social y humano más elevado del istmo centroamericano.

Además se ha destacado en la región y en el mundo por su cultura de paz, de la que están -o estaban- orgullosos sus de 5,2 millones de habitantes.

Efectivos de la Policía de Control de Drogas de Costa Rica ejecutan una operación nocturna en San José, en busca de drogas, armas y dinero en el sector de Curridabat, San José. Imagen: Cortesía de Fuerza Pública

Un país azotado por el narco

Según información proporcionada por el OIJ, en Costa Rica operan más de 200 grupos del crimen organizado, con un total estimado de más de 4000 miembros.

Estos grupos están mayoritariamente compuestos por personas entre 15 y 45 años y se dedican principalmente al narcotráfico, narcomenudeo, lavado de dinero y otros delitos relacionados.

Entre las estructuras identificadas, el OIJ ha destacado la presencia de organizaciones locales que han evolucionado y establecido alianzas con carteles transnacionales, principalmente de México y Colombia.

El OIJ ha mapeado estas estructuras mediante el Diseño Estratégico para el Combate Institucional sobre las Organizaciones Criminales y la Resiliencia (Decisor), priorizando aquellas con mayor impacto nacional, mediático y víctimas colaterales.

Sin embargo, no se detallan nombres específicos de todos los grupos debido a la naturaleza dinámica y confidencial de las investigaciones.

Este año, con un inusual apoyo de Estados Unidos y sus agencias antidrogas, Costa Rica ha venido golpeando severamente a carteles del crimen organizado, con operaciones de intercepción de traslados de drogas, desmantelamiento de redes de apoyo y captura de miembros de las bandas.

Oficiales del Organismo de Investigación Judicial y la Fuerza Pública indagan el asesinato del exiliado nicaragüense Roberto Samcam, el 19 de junio de este año, en un edificio del municipio de Moravia, en el noreste de San José de Costa Rica. Imagen: José Mendieta / IPS

Un mal nacional

La inseguridad se ha convertido en la principal preocupación ciudadana, alcanzando un 43,7 % de menciones en encuestas recientes, superando problemas económicos como el desempleo y el costo de vida.

La última encuentra trimestral de opinión pública de la estatal Universidad de Costa Rica, publicada en abril, reveló como que la percepción de la inseguridad es el mayor problema del país.

“Una aplastante mayoría de 78 % dijo que la situación de la seguridad está peor que hace un año, cuando este indicador marcó 65 % (aumento de 13 %); mientras que la percepción de que está mejor disminuyó de 15 % en el 2024 a 12 % en este 2025”, reveló el estudio.

Al respecto, Fernando Méndez, académico de la Universidad Nacional (UNA) del Programa Análisis de Coyuntura de la Sociedad Costarricense, describe la violencia como parte de una crisis estructural, alimentada por tensiones políticas, desigualdad y abandono de agendas de derechos humanos.

Según el analista, se trata de un fenómeno que “se fue incubando durante años de desatención social, debilitamiento institucional y expansión del narcotráfico”.

La ubicación del país entre Sudamérica y Norteamérica ha hecho que grupos criminales locales y extranjeros disputen territorios a sangre y fuego. Esta disputa ha desencadenado “ajustes de cuentas que se traducen en sicariatos cada vez más frecuentes y en la corrupción de funcionarios públicos”, advirtió a IPS el experto.

Pero la violencia no se explica solo por la criminalidad organizada. Méndez considera que la desigualdad y el desempleo son el otro gran motor de esta crisis.

“Cuando un joven de 20 años no tiene trabajo ni posibilidad de estudiar, el crimen aparece como la única salida”, sostuvo.

En Costa Rica, el crecimiento de la pobreza y la falta de oportunidades han creado un terreno fértil para el reclutamiento por parte de bandas que ofrecen dinero rápido y un sentido de pertenencia, advierte.

Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), de noviembre de 2024, 18 % de los hogares costarricenses se encuentra en situación de pobreza, cifra que representa 327 081 hogares, la cifra más baja en los últimos 14 años

A esto se suma una institucionalidad cada vez más frágil, según Méndez.

El déficit de 2700 policías, los recortes en programas de prevención y las cárceles saturadas son, en palabras de Méndez, “un cóctel perfecto para que la violencia crezca”.

El fenómeno ya ha afectado la principal industria del país: el turismo.

Entre septiembre de 2024 y marzo de 2025, las llegadas internacionales cayeron casi 14 %, mientras que se registraron más de 6300 delitos contra turistas, desde hurtos hasta asaltos violentos, especialmente en destinos clave como Guanacaste, Limón y Puntarenas.

Este repunte de la criminalidad ha obligado a empresas turísticas a invertir en seguridad privada y medidas preventivas, encareciendo los costos operativos y provocando la pérdida de empleos en comunidades que dependen de esta actividad, con caídas de hasta 20 % de los puestos laborales en algunos sitios.

A nivel internacional, la percepción de Costa Rica como un destino seguro se ha deteriorado debido a alertas de viaje de países como Estados Unidos y Canadá, y al creciente vínculo del país con el narcotráfico y la violencia expuestos en la prensa internacional.

Para Méndez, este deterioro del tejido social “desafía la imagen de la pura vida, esa que durante décadas hizo de Costa Rica un modelo de paz en la región”.

Según el especialista, Costa Rica necesita una estrategia que mire más allá de las estadísticas de capturas. “Si no se fortalecen las instituciones y no se atienden las causas estructurales de la violencia, la situación solo va a empeorar”, concluyó.

ED: EG

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