¿Se enfrenta la ONU a la mayor crisis en sus 80 años?

El presidente Donald Trump se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas en su 75 período de sesiones en septiembre de 2020, durante su primer gobierno. Imagen: Rick Bajornas / ONU

NACIONES UNIDAS – Las Naciones Unidas, en sus casi 80 años de historia, están al borde de luchar por su supervivencia, ya que la administración de Donald Trump continúa con sus amenazas de recortar drásticamente la financiación y retirarse de varias agencias de la ONU, las que proporcionan asistencia humanitaria en todo el mundo.

Elon Musk, el milmillonario de la tecnología, que actúa virtualmente como un primer ministro del presidente Trump, ha pedido a Estados Unidos que abandone la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) y las Naciones Unidas.

«Estoy de acuerdo», escribió en respuesta a una publicación de un comentarista político de extrema derecha que decía que «es hora» de que Estados Unidos abandone la Otan y la ONU.

Descrito como el asesor más poderoso de Trump, Musk ha estado tomando medidas enérgicas contra la burocracia federal de Estados Unidos, como jefe de una entidad creada a la medida con ese fin: el Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge, en inglés).

¿Será la ONU su próximo objetivo?

La amenaza contra la ONU se ha reforzado tras la iniciativa de varios legisladores republicanos que han presentado un proyecto de ley sobre la salida de Estados Unidos de la ONU, alegando que la organización no se alinea con la agenda de «Estados Unidos primero» de la administración Trump.

Kul Chandra Gautam, ex secretario general adjunto de la ONU y ex director ejecutivo adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo a IPS que si se necesitaba una prueba de «las intenciones mezquinas y malévolas» de la administración Trump/Musk, era esta.

Como parte de su recorte de gastos, Estados Unidos está poniendo fin a la financiación, entre otros, de programas contra la poliomielitis, el VIH/sida, la malaria y la nutrición en todo el mundo, como parte del congelamiento de las actividades de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés).

La mayoría de estos proyectos, señaló, estaban dirigidos por oenegés internacionales, agencias de la ONU, gobiernos y contratistas privados muy respetados con un historial de éxito y eficiencia. Y muchos de ellos habían recibido una exención de la congelación de la Usaid porque el Departamento de Estado había identificado previamente su trabajo como esencial y salvador de vidas.

«Este es un caso de desechar el grano con la paja: millones de niños y mujeres condenados cruelmente a enfermar, desnutrirse y morir para satisfacer el ego y la arrogancia del hombre más rico del mundo y un aspirante a amo del universo», consideró Gautam.

Además, eso elimina el espejismo de la «exención» para proyectos esenciales y que salvan vidas, y la credibilidad de las garantías al respecto de Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, que sonaban razonables, dijo Gautam.

En una sesión informativa para periodistas durante la última semana de febrero, el secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación por la crisis que se considera inminente.

«Quiero empezar expresando mi profunda preocupación por la información recibida en las últimas 48 horas por las agencias de la ONU, así como por muchas ONG humanitarias y de desarrollo, sobre los graves recortes en la financiación por parte de Estados Unidos. Estos recortes afectan a una amplia gama de programas críticos», resumió.

Se verían directamente afectadas, recordó, desde la ayuda humanitaria para salvar vidas hasta el apoyo a comunidades vulnerables que se recuperan de la guerra o de desastres naturales, desde el desarrollo hasta la lucha contra el terrorismo y el tráfico ilícito de drogas.

«Las consecuencias serán especialmente devastadoras para las personas vulnerables de todo el mundo», advirtió.

Andreas Bummel, director ejecutivo de Democracy Without Borders (Democracia sin Fronteras), aseguró a IPS que no es nuevo que surjan llamamientos desde las filas del Partido Republicano para que Estados Unidos se retire de las Naciones Unidas.

Aunque parece poco probable, señaló, no se puede descartar que Trump apoye esto en algún momento o al menos utilice esa amenaza para aumentar la presión diplomática.

«Sin duda, Estados Unidos tiene mucho más que perder que ganar con tal curso de acción, pero las acciones de Trump no son necesariamente racionales ni siquiera lo que parece ser lo mejor para los intereses de Estados Unidos», dijo Bummel.

Ciertamente, prosiguió, «se puede esperar que Estados Unidos primero reduzca o amenace con reducir sus contribuciones a la ONU».

Estados Unidos aporta actualmente 22 % del presupuesto de la ONU según las contribuciones prorrateadas de los Estados miembros. El presupuesto ordinario y de mantenimiento de la paz para 2024 asciende a 3590 millones de dólares.

Sobre si Estados Unidos puede reducir su financiación de manera unilateral, el embajador de Bangladesh Anwarul K. Chowdhury, ex subsecretario general y alto representante de la ONU, dijo a IPS: «No, Estados Unidos no puede hacer eso de manera unilateral».

Consideró que lo normal es que se negocie en la Comisión de Cuotas a través del acuerdo sobre la escala de cuotas aplicable a todos los Estados miembros.

Después, lo acordado o no se remite a la Quinta Comisión para que se tome una decisión por consenso y posteriormente sea confirmada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Así se procedió a comienzos de siglo, en la revisión anterior del aporte de Washington al organismo mundial.

«Por eso se necesitaban las habilidades diplomáticas del embajador estadounidense Richard Holbrooke en el periodo 2000-2001 para reducir las contribuciones de Estados Unidos a la ONU del25 % a 22 %, el proceso tal y como se describe con el acuerdo de todos los países».

Como la escala de contribuciones de la ONU se calcula sobre la base de 100 %, cualquier reducción de la escala de contribuciones debe compensarse aumentando la escala de otro país o países para que el total siga alcanzado 100 %, explicó.

Por supuesto, si se retira la membresía de Estados Unidos de una entidad de la ONU, entonces obviamente no estás obligado a pagar lo que le correspondía por esa membresía.

Si hay algunas contribuciones pendientes, se produciría el regateo, dijo el embajador Chowdhury, expresidente de la Quinta Comisión (1997-1998) y vicepresidente durante dos mandatos de la todopoderosa Comisión de Programas y Coordinación de la ONU (1984-1985).

Otra forma de castigar a la ONU es retrasar el pago puntual de la cuota completa de un contribuyente importante, tal y como exige la Carta de las Naciones Unidas, o realizar un pago parcial de la cuota de contribuciones de Estados Unidos. Estas tácticas ya fueron utilizadas en el pasado por Washington.

El embajador Holbrooke recordó al entonces todopoderoso presidente del estadounidense Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms, durante la presidencia estadounidense del Consejo de Seguridad en enero de 2000.

Con la dura negociación que el senador encabezó, Helms consiguió un acuerdo para pagar las enormes contribuciones atrasadas de Estados Unidos a la ONU,  «a condición de que se redujeran las contribuciones de Estados Unidos a la organización».

El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo a los periodistas el 28 de febrero que aún no se puede establecer cuánto dinero está previsto que pierdan las Naciones Unidas por el recorte de aportes de Washington y qué programas específicos se están recortando.

«Nos han informado, y esto empezó hace un tiempo pero se ha intensificado en los últimos días, de que varias agencias han recibido cartas… No tenemos una cifra aproximada, porque esto se ha hecho de una manera un poco… francamente, caótica», afirmó.

Peró sí detalló que «por ejemplo, a nuestros colegas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) se les han cancelado unos 50 proyectos».

«Como dijo el secretario general, su oficina en México, que se ocupa, entre otras cosas, del flujo de fentanilo, podría tener que cerrar. Esto afectará a sus programas en Centroamérica y el Tapón del Darién, centrados en la lucha contra la trata de personas», añadió.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Dujarric también detalló que «los programas de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) en la República Democrática del Congo (RDC) básicamente se han cerrado».

Igualmente, «sus programas en Haití están en riesgo. Y nuestros colegas de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) recibieron 27 cartas de despido, y la lista continúa», dijo sobre los primeros impactos de los cortes de Washington sobre las Naciones Unidas y sus actividades de asistencia en todo el mundo.

Guterres, explicó Dujarric, «ha estado hablando por teléfono con los directores de las principales agencias de desarrollo humanitario para expresar su solidaridad, pero también para hacerse una idea, para obtener una buena imagen, una instantánea de lo que está sucediendo, que no es positiva en modo alguno».

«Las agencias están en contacto con sus interlocutores, si es que pueden encontrarlos, en el gobierno de Estados Unidos», dijo.

En resumen, explico Dujarric, «seguimos intentando aclarar las cosas».

«Pero puedo decirles que, por nuestra parte, nuestra prioridad, nuestro enfoque y nuestra determinación siguen siendo hacer todo lo posible para seguir proporcionando ayuda vital a quienes la necesitan urgentemente», remarcó.

Estados Unidos, recordó, sigue siendo un miembro fundador y un miembro fundamental de esta organización desde hace décadas.

Insistió el portavoz de la Secretaría General que «la generosidad del pueblo estadounidense ha ayudado a sacar a millones de personas de la pobreza, ha ayudado a erradicar enfermedades y, francamente, ha ayudado a construir un mundo más próspero y seguro del que se benefician los estadounidenses y el mundo entero».

«Hemos intentado involucrarnos a un nivel bastante alto, especialmente en este tema (del financiamiento), pero no puedo decir que hayamos detectado mucho interés en involucrarse en este tema» de las contrapartes estadounidense, reconoció.

Cuando se le preguntó si la ONU planea recortar ya gastos como parte del Plan B, Dujarric dijo: «Obviamente, también estamos estudiando la diversificación de nuestros socios de financiación».

Citó como ejemplo a Tom Fletcher, coordinador de Asuntos Humanitarios, que preside lo que se denomina Comité Interinstitucional, que reúne a las agencias de la ONU y las ONG.

El mensaje de Fletcher ha sido claro: es indispensable averiguar cómo ahorrar dinero y responder a la pregunta de «¿cómo podemos ser más eficientes, cómo podemos eliminar la duplicación de esfuerzos, eliminar las guerras territoriales?», recordó Dujarric

«»Así que creo que somos muy conscientes de lo que tenemos que hacer, y creo que cualquier organización puede mirarse a sí misma y decidir que puede trabajar mejor y más rápido», concluyó.

T: MF / ED: EG

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe