La democracia boliviana pasa de la esperanza a la incertidumbre en 19 años

Un dirigente indígena aymara encabeza el tramo final de la "marcha por la vida" que recorrió 100 kilómetros, entre la pequeña urbe de Patacamaya y La Paz, la capital política de Bolivia, entre los días 10 y 13 de enero, en defensa de la economía popular y en respaldo a Evo Morales. Imagen: Franz Chávez / IPS

LA PAZ – En 19 años, la democracia de Bolivia pasó de un proyecto de esperanza a un estado de incertidumbre, en el que se halla a siete meses de unas elecciones generales en las que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) pondrá a prueba su declinante fortaleza ante una oposición que no termina de organizarse.

Entre enero de 2006 y noviembre de 2019, con Evo Morales, y luego desde noviembre de 2020, bajo el mandato de Luis Arce, el izquierdista MAS consiguió el voto mayoritario en las urnas y anuló a todos sus opositores en un esquema que proyectaba permanecer en el poder por mucho tiempo.

La estrategia avanzó sin contratiempos hasta 2014, cuando los ingresos del Estado Plurinacional, establecido en la Constitución de 2009, comenzaron a descender y se pasó de una extraordinaria bonanza económica a una crisis en escalada, que generó dudas sobre el futuro inmediato del país localizado en el centro de Suramérica.

“El país no está para experimentos y se halla al borde de la quiebra e inviabilidad como Estado”: Williams Bascopé.

Bolivia, un país andino y amazónico, posee una geografía de altiplanicie, valles y extensas llanuras aptas para la agricultura, con destacados yacimientos minerales y gasíferos y 1,3 millones de habitantes, según el censo de marzo de 2024.

La llegada del aymara Morales al poder, el 22 de enero de 2006, “vislumbraba que iba a ser la respuesta para un cambio estructural”, refirió a IPS el ejecutivo del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), Manuel Morales.

Conade es una organización civil creada en el año 1980, para resistir a la interrupción de la democracia cuando se anunciaba la asonada golpista del dictador Luis García Meza, que finalmente tomó el poder de manera violenta y gobernó entre 1980 y1981.

Las expectativas del nuevo gobierno

El activista recordó las expectativas de la creación de un sistema de control social dentro del Estado para un uso coherente de los ingresos obtenidos por los entonces abundantes recursos hidrocarburíferos. Pero a su juicio esa oportunidad se perdió y “terminó en un acto ornamental”.

Morales describió una economía comunitaria como la aspiración para “el despegue del sector campesino como brazo potente de la economía”, con el apoyo del Fondo de Desarrollo Indígena, financiado con 5 % de los ingresos por los hidrocarburos. Pero la idea terminó en una “estafa”, comentó.

El propio activista compiló un libro que se titula “Fondo Indígena, la gran estafa”, en el que se describe uno de los actos de corrupción que ensombrece la gestión del presidente Evo Morales.

En el texto se cita que la Contraloría detectó la pérdida del equivalente de unos 10 millones de dólares, “transferidos y/o depositados a cuentas particulares en bancos privados”.

“Hoy los campesinos son improductivos, cultivan para autoabastecerse, y Bolivia es monoproductora de soya en manos de los empresarios”, resumió.

El censo de 2012 determinó que 41% de la población asume su pertenencia a naciones y pueblos originarios o campesinos y afrobolivianos. De ese porcentaje, los quechuas son mayoría con 1,8 millones y en segundo lugar se hallan los aymaras con 1,5 millones.

Manifestantes bolivianos en protesta por el alza de precios de la canasta familiar, la escasez de dólares y de carburantes, ingresan en la ciudad de La Paz, tras una marcha de cuatro días, entre el 10 y el 13 de enero, liderados a la distancia por el expresidente Evo Morales. Imagen: Franz Chávez / IPS

En busca de mayor inclusión

Una mayor inclusión de los sectores populares frente a la indiferencia de las clases políticas de derecha que gobernaban con “ribetes señoriales” y tenían prácticas “coloniales”  preferenciales para las inversiones extranjeras, “abonaron el camino para que el MAS llegase al poder”, describió a IPS el abogado constitucionalista Williams Bascopé.

El jurista, quien asesoró a los movimientos indígenas en la Asamblea Constituyente que funcionó entre 2006 y 2009, recordó que las organizaciones de campesinos, obreros y gremiales (pequeños comerciantes, algunos ambulantes) sentían la indiferencia de los gobernantes que habían dominado la política desde 1982.

Eso les llevó a alentar los levantamientos populares frente a los gobiernos de Hugo Banzer (1971-1978 y 1997-2001) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003).

“Se hablaba de tierra, territorio y la recuperación de los recursos estratégicos para la población” y emergieron líderes populares como el indígena aymara Felipe Quispe (1942-2021), conocido como “El Mallku”, Roberto de la Cruz y el también aymara Evo Morales.

Primero como diputado y llevando su voz al parlamento y con un partido fortalecido con las bases de los productores de hojas de coca del Chapare, en el centro del departamento de Cochabamba, Evo Morales alcanzó especial notoriedad y capitalizó el descontento popular, según la revisión histórica de Bascopé.

“Fueron los sectores indígenas los que movieron (la corriente) y tenían un partido y un líder visible”, destacó.

Entre 2005 y 2009, hasta que se aprobó la nueva Constitución hubo “una luna de miel con el pueblo boliviano” que permitió un segundo periodo de gobierno fortalecido con una bonanza económica hasta el año 2014.

“Luego vinieron los temas de corrupción, de embelesamiento de la gente de Evo Morales con el poder. Bastaron cuatro años para que sucumban ante los deseos más oscuros del poder político y ahí comenzaron los problemas de abuso de poder”, consideró el abogado.

Según su análisis, un “egocentrismo desmedido” de Morales terminó arrinconando a los contendores políticos como enemigos.

Coincidió con el defensor Manuel Morales en que la administración del Fondo Indígena es el mejor ejemplo de la corrupción de funcionarios con la malversación de dinero que fue dirigido a cuentas bancarias privadas.

Del pacto social a la confrontación

El abogado Germán Gutiérrez, exparlamentario del Partido Socialista Uno y exalcalde de la capital institucional de Bolivia, Sucre, fue uno los observadores políticos que se manifestó escéptico desde el comienzo sobre la imagen y expectativas creadas alrededor de Evo Morales.

Anticipó ya entonces que la llegada del líder sindical a la Presidencia estaría acompañado de un proyecto orientado a dividir a los sectores sociales y dirigido a crear las condiciones para la instalación de un “proyecto autoritario”.

Refuerza su pensamiento en un diálogo con IPS desde Sucre, al asegurar que la Asamblea Constituyente devino en un “fracaso” porque no alcanzó a construir un pacto social que desplace al “estado neoliberal” y derivó en violencia y confrontación.

Entre el 23 y 25 de noviembre de 2007, manifestantes y la policía se enfrentaron tras la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado en su fase inicial, con el saldo de tres muertos, uno de ellos un policía.

“El MAS nunca fue de izquierda ni socialista, ni el socialismo del siglo XXI es socialista”, sentencia Gutiérrez para quien estas corrientes son “neopopulistas, autoritarias y de corte fascistoide”.

En la llamada marcha por Evo, sin Evo, el senador Leonardo Loza reemplazó al expresidente Evo Morales, quien incluso cuando gobernaba Bolivia, entre 2006 y 2019, lideraba las movilizaciones de sectores sociales, que cimentaron su popularidad. Imagen: Franz Chávez / IPS

Unas elecciones en incertidumbre

El calendario electoral marca el 10 o el 17 de agosto como la fecha de realización de las elecciones generales, en un ambiente de crisis económica que en opinión de los observadores políticos influirá en el voto ciudadano y afectará a la popularidad del MAS.

En un partido en manos ahora del presidente Arce, después que el Tribunal Constitucional desconoció a Evo Morales como su jefe .

El expresidente Morales aspira a ser candidato por cuarta vez, pese a que actualmente está en la condición de rebeldía ante la justicia, que lo procesa por un caso de presunta trata de personas con agravante. El exgobernante insiste en que estas acusaciones buscan evitar su candidatura.

“Una marcha por Evo, pero sin Evo” fue protagonizada por sus seguidores, entre el viernes 10 y el lunes 13 de enero, en una carretera que une La Paz con el departamento occidental de Oruro.

La movilización tuvo como argumento el demandar al gobierno de Arce un plan de estabilización de la economía, pero implícitamente fue una demostración de fuerza y un reclamo para la habilitación del expresidente como candidato.

Los partidos de oposición trabajan en la construcción de un frente único y hasta el momento se sumaron los expresidentes Carlos Mesa (2003-2005), Jorge Quiroga (2001-2002), el exministro y empresario Samuel Doria Medina, el gobernador suspendido del departamento de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, la precandidata Amparo Ballivián y el rector de la universidad estatal de Santa Cruz, Vicente Cuéllar.

El abogado Bascopé guarda esperanzas en la inteligencia de los ciudadanos para elegir y diferenciar en las elecciones de agosto a candidatos serios de los “aventureros” que, según su opinión, imaginan que la administración del gobierno es una tarea simple.

“El país no está para experimentos y se halla al borde de la quiebra e inviabilidad como Estado”, concluyó.

Para el defensor por la democracia Morales el momento previo a las elecciones generales es de “absoluta incertidumbre” en un ambiente de dispersión de candidatos que hace prever que ningún aspirante logrará más de 40 % de votos, y con una diferencia mayor a 10 % sobre el segundo más votado.

Ello, anticipa, forzaría una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, a realizarse el 19 de octubre.

Acerca del cuerpo legislativo estima que el voto se fragmentará y se formarán varias bancadas. “No habrá candidato con amplia ventaja y con un parlamento de respaldo amplio. Viene un ciclo de incertidumbre para el país”, comentó.

Una “dictadura electoralizada” está en las previsiones del abogado Germán Gutiérrez. “Como ocurrió en Venezuela donde el opositor (Edmundo González) ganó con 70 % pero no asumió el poder”, en Bolivia podría repetirse que los ciudadanos vayan a votar pero no se respete su decisión en las urnas.

ED: EG

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