Triunfo de Trump en Estados Unidos nubla esperanzas de migrar en Cuba

Dos mujeres caminan por el exterior de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana. Desde inclusión de los cubanos en el programa del permiso humanitario, en enero de 2023 por el gobierno de Estados Unidos, han emigrado por esa vía más 111 000 personas desde Cuba. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos causa temor en Cuba por el discurso antiinmigrante de su campaña electoral. Para los miles de solicitantes al programa de “permiso” humanitario o que buscan otras vías para emigrar al vecino del norte, el resultado provoca incertidumbre.

Especialistas coinciden en que los segundos mandatos presidenciales de los líderes estadounidenses son diferentes a los primeros, por lo que todavía no hay certeza de si el presidente electo incrementará o no las sanciones hacia este país insular caribeño, tal como sucedió en su primer mandato (2017-2021). De hecho, Trump no habló mucho sobre Cuba en su segunda campaña.

Aun así, los temores en cuanto a su política migratoria hacia los cubanos, son todo menos infundados.

“Temo mucho que gane Trump. Quizás pudiera beneficiar a los ciudadanos americanos, pero no a los migrantes, y menos aún a los cubanos que quedamos en la isla”, dijo a IPS un día antes de las elecciones del martes 5, Laura, una residente habanera que pidió no divulgar su apellido.

“Solo diré que si me voy algún día de Cuba, será en un avión. No pienso arriesgar mi vida en travesía por ningún país. Tengo mucho que perder”: Andy Caballero.

Laura espera la aprobación del permiso humanitario de residencia temporal, conocido como “parole”, desde octubre de 2023, cuando su tía se ofreció como patrocinadora.

Este programa, creado en 2022 para migrantes venezolanos y extendido a ciudadanos de Haití, Cuba y Nicaragua el año siguiente, es una medida de la administración del presidente estadounidense saliente, Joseph Biden, para disminuir los índices de migración irregular en la frontera sur.

Permite, cada mes, la entrada de hasta 30 000 personas de esos  cuatro países, lo que les permite residir y trabajar en el país durante dos años, siempre que tengan un “patrocinador financiero” que viva en Estados Unidos.

Ahora con los resultados electorales, la esperanza de Laura reside en un otorgamiento fortuito del parole o que el presidente electo decida no derogar dicha medida.

Sin embargo, Trump advirtió que expulsaría de Estados Unidos tanto a migrantes indocumentados como a los beneficiarios del parole humanitario y el CBP One, una aplicación móvil a través de la cual se realizan solicitudes de asilo desde México.

Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de la nación norteamericana, entre enero de 2023 y septiembre de 2024, más de 800 000 personas llegaron allá mediante el CBP One y, arribaron en los aeropuertos unos 531 000 beneficiados del parole.

“Los revocaría y los expulsaría… Prepárense para irse”, expresó Trump en una entrevista telefónica con FOX News, refiriéndose a las personas comprendidas en esas cifras.

Un hombre sostiene en sus manos pasaportes expedidos por la República de Cuba. Programas como el permiso humanitario para ingresar a Estados Unidos han funcionado como alternativas para atenuar la migración irregular. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Una ruta segura

De acuerdo a una encuesta realizada este año por la estadounidense Universidad Internacional de la Florida  a los votantes de origen cubano de ese estado, 72 % de los participantes estaba a favor del programa del parole, y 62 % de los miembros republicanos no quería que fuera desmantelado. Aun así, 68 % del total votaría por Trump.

En efecto, Florida, el estado donde se concentra la migración cubana en Estados Unidos, otorgó sus 30 votos electorales al candidato republicano, de los 270 que Trump necesitaba para ganar.

El permiso humanitario ha permitido la entrada a Estados Unidos de más 111 000 ciudadanos procedentes de la mayor isla del Caribe. También ha beneficiado a casi 214 000 haitianos, más de 96 000 nicaragüenses y casi 121 000 venezolanos.

El programa tuvo entre sus objetivos el desincentivar el flujo de migrantes irregulares desde América Central y atravesando México hacia la frontera con Estados Unidos en el norte, exponiendose a múltiples peligros como el tráfico y la trata de personas.

“El parole es una vía segura para emigrar. Es legal y, además, tengo el privilegio, por ser cubana, de poder aplicar a la residencia después de un año de estancia. Si Trump quita el programa, yo seguiría intentando emigrar, siempre de manera segura. Tal vez buscaría alternativas hacia otro país”, afirmó Jessica.

Por su parte, Andy Caballero, también residente en La Habana, afirmó a IPS que, con el triunfo de Trump, resulta incierto lo que ocurrirá en materia migratoria, en particular para los cubanos.

“Solo diré que si me voy algún día de Cuba, será en un avión. No pienso arriesgar mi vida en travesía por ningún país. Tengo mucho que perder”, agregó.

El debate migratorio fue tan caldeado durante la campaña electoral que Biden cedió y declaró en octubre que no prorrogaría a más de dos años los permisos de permanencia otorgados, a través del parole, a los migrantes de Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua.

Si bien eso hubiera afectado la permanencia de cientos de miles de personas beneficiadas, aquellas procedentes del archipiélago aún podrían obtener una residencia permanente con la Ley de Ajuste Cubano, aprobada en 1966, mientras que hubieran estado al menos un año y un día en territorio estadounidense.

En cualquier caso, la política migratoria de Biden ya es agua pasada.

Una funcionaria de la aduana examina el pasaporte de una pasajera en la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana. Cuba pretende, con nuevas leyes migratorias, promover la circularidad de la migración entre sus ciudadanos residentes en países extranjeros. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Crisis migratoria

“Decidí emigrar porque soy madre de dos niños pequeños, a quienes quiero darles una vida sin tantas carencias; y porque soy una mujer joven que también tiene ese deseo para sí misma, el de tener un futuro donde se avizore luz al final del túnel”, dijo Laura.

Caballero, el otro solicitante al parole, a diferencia de Laura no podrá emigrar con su pareja e hijos, y sueña con, en algún momento, al llegar a Estados Unidos, poder llevarse a su familia y tener la posibilidad de un salario digno que cubra sus necesidades básicas.

La crisis migratoria que Cuba atraviesa desde hace casi tres años, se ha ido agudizando por un contexto económico inflacionario, de depreciación de salarios y pensiones, así como de escasez y altos precios de alimentos, medicinas y productos esenciales.

Según los datos públicos de la CBP, desde 2022 a septiembre de 2024 han llegado a Estados Unidos más de 850 000 migrantes procedentes de Cuba.


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La cifra ha sido tan alarmante que el gobierno estadounidense anunció en septiembre que Cuba quedaba excluida de la lista de países que pueden optar por el Programa de Visas de Diversidad para 2026 (DV-2026), destinado a los llamados “inmigrantes de diversidad” procedentes de países con tasas históricamente bajas de inmigración.

Conocido popularmente en la isla como “el bombo”, Cuba nunca había sido descartada de esta también llamada lotería de visas, lo que representa una opción menos para emigrar de forma regular.

El actual éxodo masivo, sobre todo de jóvenes en el esplendor de su edad laboral, agrava la economía y la demografía cubanas.

Según la cubana Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), al cierre de 2023, 24,4 % de la población tenía 60 años o más; el total de habitantes se había reducido un millón 100 mil personas con referencia a 2020, y quedó una población efectiva (incluye a los ciudadanos cubanos que, si bien residen en el exterior, permanecen en la isla la mayor parte del año) de unos 10 millones de personas.

El gobierno cubano aprobó a mediados de 2024 una nueva Ley de Migración  que brinda mayores garantías legales a los cubanos que viven en otros países, y los protegen más de no perder su estatus y derechos como ciudadanos.

El gobierno, con tales normativas, apuesta por la llamada circularidad de la migración, un concepto que, según un artículo publicado por la Universidad de La Habana, puede entenderse como “la alternativa a defender los vínculos de Cuba con sus nacionales, con independencia del lugar donde residan”.

Esta nueva política pretende también integrar al desarrollo económico y social a los millones de emigrados que todavía comparten su identidad cultural como cubanos.

ED: EG

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