Por qué África debe adoptar los mercados territoriales ante las crisis climáticas

Agricultores, comerciantes y consumidores conviven en el Mercado Territorial Mbare Musika a las afueras de Harare, la capital de Zimbabue. Imagen: Isaías Esipisu / IPS

HARARE – Se ha pedido a los responsables políticos africanos, a los líderes locales y al sector privado que creen un entorno propicio que ayude a los comerciantes y agricultores africanos a construir sistemas fiables para la seguridad alimentaria y la resiliencia al cambio climático a través de los mercados territoriales.

Durante el Festival de Semillas y Emprendimiento Agroecológico de África 2024, celebrado en Harare, la capital de Zimbabue, los expertos observaron que las crisis persistentes han puesto de manifiesto la importancia de los mercados «territoriales» resilientes y cercanos al hogar que alimentan a miles de millones de personas cada día.

Aglutinan desde los mercados públicos y los vendedores ambulantes hasta las cooperativas, desde la agricultura urbana hasta la venta directa en línea, y desde los centros alimentarios hasta las cocinas comunitarias.

«Por ejemplo, tras la invasión rusa de Ucrania, los precios mundiales de los alimentos se dispararon 15 %, lo que obligó a los responsables políticos de todo el mundo a preguntarse cómo reducir la dependencia de los volátiles mercados mundiales y reforzar la autosuficiencia alimentaria», afirmó Million Belay, coordinador general de la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (AFSA).

Además, dijo, se han planteado cuestiones sobre cómo se alimenta realmente a la gente y quién lo hace, lo que lleva a una pregunta clave.

«En este siglo de crisis, ¿qué tipos de cadenas de suministro y mercados alimentarios pueden aumentar la resiliencia y ayudar a cumplir el derecho a la alimentación, alimentando a las personas de todo el mundo de forma más sostenible y equitativa?», inquirió Belay.

Para responder a esta pregunta, los expertos reclaman políticas y un entorno de trabajo sólido que potencien mercados territoriales que promuevan la diversidad dietética y alimentos nutritivos asequibles para todos, permitan a los productores y trabajadores del sector alimentario mantener el control sobre sus medios de vida y produzcan alimentos adaptables a las perturbaciones del cambio climático y las crisis emergentes.

Estos mercados se han definido en términos generales como mercados centrados en pequeños productores de alimentos agroecológicos y empresarios que producen y venden una variedad de productos básicos, y a menudo satisfacen las preferencias de la mayoría de los agricultores, comerciantes y consumidores.

Los estudios han demostrado que estos mercados desempeñan un papel crucial a la hora de hacer que los alimentos sean accesibles y asequibles, especialmente para las poblaciones de bajos ingresos del Sur global, al permitir la compra de cantidades pequeñas y flexibles de alimentos, el regateo de precios, los acuerdos informales de crédito y estar situados en barrios de bajos ingresos o cerca de ellos.

Sin embargo, un nuevo estudio presentado en paralelo al festival de Harare, al que siguió la quinta Conferencia Bienal Africana sobre Sistemas Alimentarios, muestra que las cadenas de valor corporativas orientadas al beneficio están muy concentradas en los mercados africanos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El informe, titulado «Alimentos de alguna parte», elaborado por el Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (Ipes Food), señala que solo siete comerciantes de cereales controlan al menos 50 % del comercio mundial de cereales.

Además, seis grandes empresas controlan 78 % del mercado agroquímico, los ocho principales transportistas de mercancías acaparan más de 80 % del mercado de capacidad de flete marítimo y, a escala mundial, 1 % de las mayores explotaciones agrícolas del mundo controlan 70 % de las tierras cultivables del planeta.

Esto, según los expertos, equivale a una captura corporativa de los sistemas alimentarios de África.

Por ello, el informe aboga por un cambio de paradigma, instando a los gobiernos a reinvertir en infraestructuras de abastecimiento locales y regionales, relocalizar las compras públicas y desarrollar estrategias de seguridad alimentaria para un enfoque más resistente y equitativo de la seguridad alimentaria.

«El problema de los pequeños agricultores no es estar conectados a los mercados (la mayoría ya participa en ellos), sino las condiciones de su acceso y las normas y lógicas de funcionamiento de los mercados: quién determina los precios y con qué criterios, quién controla los costes de producción, quién tiene poder de mercado, entre otras cuestiones», afirma Mamadou Goïta, miembro de Ipes y autor principal del informe.

En un control sobre el terreno realizado en el mercado territorial de Mbare Musika, en Harare, se encontraron diversos productos alimenticios procedentes de las ocho regiones de Zimbabue, entre otros de países vecinos, como manzanas y otras frutas de Sudáfrica, pescado y jengibre de Mozambique, cacahuetes de Malauí, sorgo de Botsuana, así como uvas de Egipto y tamarindo de Tanzania, entre otros.

«Este es el eje central de los pequeños agricultores y comerciantes, que presta apoyo a más de siete millones de personas de todo Zimbabue y otras partes del continente», declaró Charles Dhewa, director ejecutivo de Knowledge Transfer Africa (KTA).

El buque insignia de KTA, conocido como eMkambo (mercado electrónico), consiste en crear un mercado físico y basado en la web para la agricultura y el desarrollo rural, integrando el uso de teléfonos móviles e internet para crear, adaptar y compartir conocimientos.

El mercado Mbare Musika, en las afueras de Harare, está situado junto al principal aparcamiento de autobuses, por el que entran alimentos por medios informales, como autobuses de pasajeros y furgonetas, procedentes de distintas partes del país, en pequeñas y grandes cantidades, y de distintas variedades y calidades.

«La evidencia es clara: los sistemas alimentarios localizados son vitales para alimentar a un planeta cada vez más hambriento y prevenir la inseguridad alimentaria y la hambruna», afirma Shalmali Guttal, directora ejecutiva de Focus on the Global South.

Añadió que «proporcionan alimentos nutritivos y asequibles y son mucho más adaptables a las crisis y perturbaciones mundiales que las cadenas de suministro industriales».

Jennifer Clapp, profesora y titular de la Cátedra de Investigación de Canadá sobre Seguridad Alimentaria Mundial y Sostenibilidad de la canadiense Universidad de Waterloo, señaló que en esta época de aumento del hambre y fragilidad ecológica, las cadenas alimentarias industriales mundiales corren un riesgo catastrófico de romperse bajo la presión de las frecuentes crisis.

«Para tener una oportunidad de alcanzar el objetivo mundial de hambre cero en 2030, necesitamos reimaginar nuestros sistemas alimentarios y reforzar los mercados de alimentos que sirven a los pobres», sentenció.

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