El Pnuma advierte sobre el exceso de fósforo en los fertilizantes

Grandes formaciones de sargazo cubren una playa en la costa oriental de Barbados. El crecimiento de esas algas en el Atlántico se relaciona con la presencia excesiva de fósforo y otros nutrientes en las aguas que llegan al océano con residuos de fósforo empleado en fertilizantes, señala el Pnuma. Imagen: Conor Lennon / ONU

NAIROBI – El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ha renovado sus advertencias sobre el impacto negativo del exceso de fósforo, clave en cierto tipo de fertilizantes, porque merma la riqueza de los suelos, causa la pérdida de biodiversidad y contribuye a la degradación de los ecosistemas.

“Hace mucho que cruzamos la línea roja de la contaminación por fósforo y los efectos en la Tierra han sido devastadores. Corremos el riesgo de comprometer innumerables ecosistemas en todo el mundo”, dijo Leticia Carvalho, jefa de la división de Agua Dulce y Marina en el Pnuma.

Recordó que el fósforo y otro nutriente, el nitrógeno, son ingredientes clave de los fertilizantes sintéticos y se han hecho cada vez más populares en las últimas décadas, pero merman la riqueza de los suelos y pueden tener efectos devastadores cuando entran en lagos, ríos y océanos.

Provocan la proliferación de algas que contaminan el suministro de agua potable y crean zonas muertas carentes de oxígeno, que pueden matar a los peces y otras especies acuáticas, así como daños incluso a las personas junto a los mares.

El año pasado, durante meses, los bañistas del sudoriental estado de Florida, en Estados Unidos, se vieron acosados por marañas putrefactas de algas en descomposición que habían llegado a las orillas.

Los sargazos son macroalgas planctónicas de la clase Phaeophyceae, pardas o verde-negruzcas, que pueden crecer varios metros, abundan en el Atlántico norte y pueden formar cinturones de varios miles de kilómetros.

Aunque en islas del Caribe como Jamaica hay emprendimientos para convertir el sargazo en alimentos para animales e incluso combustible para cocinar, los grandes brotes de esa alga, prueba del exceso de fósforo en las aguas, causan problemas medioambientales como zonas muertas costeras desprovistas de vida acuática.

Esa eutrofización acarrea también daños económicos, estimados en unos 265 000 millones de dólares para la agricultura y la industria en todo el mundo.

El uso principal del fósforo, descubierto hace más de 350 años, es la fabricación de fertilizantes sintéticos para aumentar el rendimiento de los cultivos, lo que lo hace crucial para la seguridad alimentaria.

El fósforo es un ingrediente clave en la alimentación animal y también se utiliza para producir acero, aditivos alimentarios, baterías de vehículos eléctricos, algunos pesticidas y productos de limpieza domésticos.

La roca fosfórica es la principal fuente de fósforo, y en el mundo existían para 2022, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, reservas por unos 300 000 millones de toneladas, principalmente en el norte de África, y el año pasado se dio información preliminar de grandes hallazgos en Noruega.

El Pnuma no plantea que se elimine el empleo del fósforo sino que se utilice de forma más sostenible y se evite que cantidades excesivas se filtren en el medio ambiente, con cambios en prácticas agrícolas y ganaderas y con tratamiento de las aguas residuales.

Menciona por ejemplo que el uso de estiércol puede reducir la necesidad de abonos a base de fósforo, y los agricultores también pueden plantar cultivos de cobertura, lo que mejorará la salud del suelo y reducirá la necesidad de fertilizantes.

Además, los fertilizantes sintéticos solo deben utilizarse en la fase en la que los cultivos necesitan más fósforo. El sector ganadero también debe explorar formas de recuperar el fósforo del estiércol.

Los países también deben hacer un mejor trabajo en el tratamiento de las aguas residuales, plantea el Pnuma.

En el mundo alrededor de 80 % de todas las aguas residuales se vierten sin tratar, lo que arroja unos tres millones de toneladas de fósforo al medio ambiente cada año. Entre 33 y 96 % de esa cantidad podría recuperarse.

El Pnuma aboga por un plan 50-50-50: reducción de 50 % en la contaminación global por fósforo, y aumento de 50 % en el reciclaje del fósforo perdido en residuos y aguas residuales para 2050, lo que reforzaría la seguridad alimentaria y mejoraría la calidad del agua, entre otros beneficios.

A-E/HM

 

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