Las reformas financieras deben ir a los países menos adelantados

Una población inundada en el norte de Bangladesh. Los 46 países menos adelantados del mundo necesitan inversiones, principalmente de origen público y multilateral, para combinar desarrollo con resiliencia ante el cambio climático, lo que a su vez requiere reformas financieras internacionales. Imagen: Shutterstock-Unctad

GINEBRA – Las reformas al sistema financiero internacional deben atender con preferencia y urgencia las necesidades climáticas y de desarrollo de los 46 países menos adelantados del mundo, planteó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) en un estudio divulgado este martes 7.

Rebeca Grynspan, secretaria general de la Unctad, afirmó que “el éxito de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible está inextricablemente ligado al progreso de estas naciones”, y añadió que “a los países menos adelantados se les acaba el tiempo para alcanzar los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”.

Los 17 ODS recogidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas buscan logros como reducir la pobreza, hambre cero, acceso a la salud, educación, agua, saneamiento y energía limpia, cerrar la brecha de género y otras desigualdades, y cuidar la biodiversidad, las ciudades y la vida en los mares.

El informe de la Unctad advierte que si no se atienden con prontitud las necesidades de financiación de los países menos adelantados, se obstaculizarán sus perspectivas de desarrollo y se agravará el impacto del cambio climático en el mundo.

Sobre todo porque 17 de los 20 países más vulnerables al cambio climático y menos preparados para afrontarlo son del grupo de los menos adelantados, de acuerdo con el índice que elabora la estadounidense Universidad de Notre Dame combinando datos de vulnerabilidad y resiliencia en 184 países.

“El éxito de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible está inextricablemente ligado al progreso de estas naciones. A los países menos adelantados se les acaba el tiempo para alcanzar los ODS”: Rebeca Grynspan.

En esa tabla los mejor situados son los países nórdicos, con más de 75 puntos, mientras que 17 de los menos adelantados apenas reúnen entre 27 y 37 tantos.

Ellos son Chad, República Centroafricana, Eritrea, República Democrática del Congo, Guinea-Bissau, Afganistán, Sudán, Somalia, Liberia, Malí, Yemen, Uganda, Madagascar, Níger, Burundi, Haití y Sierra Leona.

La Unctad sostiene que en esos países, y en otros menos adelantados de África, Asia y Oceanía, “los enormes déficits de financiación deben cubrirse principalmente mediante flujos financieros a largo plazo, de bajo costo y accesibles, procedentes de fuentes públicas internacionales”.

El informe subraya las necesidades de financiación de los países menos adelantados para la transformación estructural, es decir, el cambio hacia actividades y sectores de alta productividad, necesario para avanzar hacia los ODS.

Estimaciones previas a la pandemia covid-19 revelaron una necesidad de inversión anual superior a un billón (millón de millones) de dólares para que los países menos adelantados duplicasen su cuota manufacturera en el producto interno bruto (PIB).

Las perturbaciones económicas que se han producido desde 2020 aumentaron esa cifra, que ahora triplica la inversión fija de 2021 en los países menos adelantados.

Alcanzar ese objetivo requeriría una improbable tasa de crecimiento anual de 20 % en la presente década.

Según un reciente cálculo de la Unctad sobre costos de los ODS entre los países más vulnerables, los menos adelantados se enfrentan a un costo anual por persona de 372 dólares para alcanzar los ODS.

Si se compara con su economía nacional, los países menos adelantados soportan la carga más pesada, ya que, por ejemplo, avanzar en la protección social y el empleo decente requeriría 45 % de su PIB.

La Unctad subraya que la insuficiencia de la actual financiación exterior para los menos adelantados se ve empañada por condicionalidades económicas y políticas, ineficiencia y elevados costos.

Reclama por ello un aumento sustancial de la financiación para el desarrollo y el clima, que incluya subvenciones y préstamos de bajo costo y en condiciones muy favorables.

Los países menos adelantados, se insistió, enfrentan múltiples crisis, como el impacto de la covid, el lento crecimiento económico mundial, la inflación, las tensiones geopolíticas y la disminución de la inversión extranjera directa.

Esas crisis han provocado un déficit de 16 % en la renta per cápita en 2023, en comparación con los objetivos de crecimiento.

La crisis de la deuda ha erosionado aún más el espacio fiscal de estos países. La media de deuda de las administraciones públicas con respecto a su PIB aumentó de 48,5 % en 2019 a 55,4 % en 2022, su nivel más alto desde 2005.

El informe también destaca la creciente carga del servicio de la deuda, que impide el gasto público crucial para el logro de los ODS.

El servicio de la deuda de los países menos adelantados se disparó hasta los 27 000 millones de dólares en 2021, un asombroso aumento de 37 % frente a los 20 000 millones del año anterior.

Para mejorar el espacio fiscal, la Unctad pide a los donantes bilaterales que cumplan sus compromisos, aumentando la ayuda oficial al desarrollo a estos países hasta los niveles previstos en los acuerdos internacionales.

Si estos objetivos se hubieran cumplido en 2021, los países menos adelantados habrían recibido entre 35 000 y 63 000 millones de dólares más en ayuda oficial al desarrollo que los 70 000 millones que recibieron en realidad.

Se insta a los bancos multilaterales de desarrollo a recaudar fondos sustanciales en los mercados internacionales de capitales para conceder préstamos a bajo costo, y en condiciones favorables a largo plazo, para los países menos adelantados.

La Unctad insiste en la necesidad de encontrar una solución duradera a la crisis de la deuda, que incluya una mejor gestión, contratos transparentes y el establecimiento de un mecanismo eficaz de renegociación de las acreencias.

El informe también llama a la comunidad internacional para que apoye a los países menos adelantados en el fortalecimiento de su capacidad estatal para recaudar impuestos, gestionar los recursos fiscales y ejecutar el gasto a largo plazo en proyectos de desarrollo y adaptación al clima.

A-E/HM

 

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