La quema mundial de gas cae al nivel más bajo desde 2010

En la ciudad y campo petrolero de Jusepín, oriente de Venezuela, arden día y noche durante años los "mechurrios" o antorchas con las que se quema el gas asociado a la extracción de crudo. La práctica es común a los países productores de hidrocarburos, que así desperdician un recurso valioso y emiten millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Foto: Ipys

WASHINGTON – La quema mundial de gas asociada a la producción petrolera disminuyó en 5000 millones de metros cúbicos en 2022, hasta ubicarse en 139 000 millones de unidades, su nivel más bajo desde 2010, indicó un nuevo informe del Banco Mundial.

Guangzhe Chen, vicepresidente de Infraestructura del Banco Mundial, dijo que “después de una década de estancamiento, en 2022 los volúmenes de quema de gas en el mundo cayeron alrededor de tres por ciento, lo que constituye una reducción muy bienvenida en un momento de preocupación por la seguridad energética”.

“Seguimos alentando a todos los productores de petróleo a aprovechar la oportunidad de poner fin a esta práctica contaminante que además supone un desperdicio de recursos”, agregó el responsable del área en el ente multilateral.

La reducción producida en 2022 equivale a sacar de circulación tres millones de automóviles.

La mayor parte de la disminución de la quema mundial de gas en 2022 correspondió a tres países: Estados Unidos, México y Nigeria. Otros dos productores –Colombia y Kazajistán- se destacan por haber reducido sistemáticamente los volúmenes de quema de gas en los últimos siete años

Además de la disminución general en el volumen, la intensidad de la quema mundial -es decir, la cantidad de gas que se quema por cada barril de petróleo producido- también cayó a su nivel más bajo desde que comenzaron a recopilarse datos satelitales, dado que la producción de petróleo aumentó cinco por ciento en 2022.

Eso indica un desacoplamiento gradual y sostenido entre la producción de petróleo y la quema del fluido, una práctica de esa industria extractiva que lleva más de un siglo y es ambientalmente nociva y económicamente desafortunada.

Este gas desperdiciado “podría utilizarse para desplazar fuentes de energía más contaminantes, ampliar el acceso a la energía en algunos de los países más pobres del mundo y proporcionar a muchos países la seguridad energética que tanto necesitan”, sostiene el reporte del Banco Mundial.

También indicó que, a pesar de los avances, la mayor parte del volumen de gas quemado sigue correspondiendo a los nueve países que más recurren a esa práctica.

Rusia, Iraq, Irán, Argelia, Venezuela, Estados Unidos, México, Libia y Nigeria representan casi las tres cuartas partes de los volúmenes de quema y menos de la mitad de la producción mundial de petróleo.

A lo largo de 2022, la Unión Europea incrementó significativamente la importación de gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos, Angola, Noruega, Qatar y Egipto, y a través de gasoductos desde Azerbaiyán y Noruega.

De esos países, solo Estados Unidos, Angola y Egipto han logrado avances considerables para convertir el gas que habitualmente se quemaría en exportaciones de GNL.

La Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas, impulsada por el Banco Mundial, estimó que en 2022 con la quema de gas se liberaron 357 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente: 315 millones en forma de CO2 y 42 millones en forma de metano.

En 2021 se habían quemado –y desperdiciado- 144 000 millones de metros cúbicos de gas y liberado casi 400 millones de toneladas de CO2 equivalente.

Los datos son recogidos por modernos sensores en dos satélites, lanzados en 2012 y 2017, los cuales detectan el calor emitido por las antorchas o fumarolas que queman gas como emisiones infrarrojas, en las instalaciones de prospección y extracción de petróleo y gas de todo el mundo.

La entidad funciona como fondo fiduciario y asociación de gobiernos, empresas petroleras y organizaciones multilaterales que trabajan para poner fin a la quema regular de gas en los emplazamientos de producción de petróleo de todo el mundo.

En el informe también se analizan los avances científicos y la incertidumbre en torno a la cantidad de metano que se libera con la quema, y se concluye que las emisiones de ese gas derivadas de la quema podrían ser mayores de lo estimado.

Por ejemplo, si la combustión del metano que se produce durante la quema fuera apenas cinco puntos porcentuales menos eficiente, la cantidad de ese gas que se liberaría en todo el mundo sería tres veces mayor que la estimada en la actualidad.

Zubin Bamji, gerente de programas de la asociación para reducir la quema de gas, admitió que “estamos preocupados por la cantidad de metano emitido mediante la quema, en particular en instalaciones que no funcionan correctamente”.

El metano “es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono en el corto plazo”, recordó el experto.

También Demetrios Papathanasiou, director de la Práctica Global de Energía e Industrias Extractivas del banco, sostuvo que “para mitigar el cambio climático, es fundamental poner fin a la contaminación y a la práctica antieconómica de quemar gas, acelerando al mismo tiempo la transición hacia una energía más limpia”.

A-E/HM

 

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