BADARKHALI, Bangladesh – El joven HM Ranju, descalzo y con sus jeans arremangados sujeta una computadora portátil mientras avanza con dificultad por un estrecho pasillo embarrado entre arrozales, durante una lluviosa tarde de fines de septiembre. Llega para ayudar a una pareja de campesinos que tienen problemas con sus patos en una aldea costera en el sur de Bangladesh.
La pareja de mediana edad, Rafiq Mridha y Nupur Akhter, administra una pequeña granja de 0,5 hectáreas en un distrito al borde de la bahía de Bengala. El año pasado obtuvieron grandes ganancias y superaron las pérdidas de los últimos años causadas por calamidades naturales, incluido el poderoso ciclón Sidr, que arrasó el país y devastó muchos distritos hace 15 años.
Como sucedió con Mridha y Akhter, Sidr empobreció de la noche a la mañana a cientos de campesinos en Badarkhali, un área compuesta por tres aldeas que se encuentra extremadamente expuesta al cambio climático. Pero ahora están viviendo una transformación sorprendente gracias a la llegada de la tecnología digital, según comprobó IPS en un recorrido por la zona.
Ante cualquier problema irresoluble, actualmente los campesinos pueden llamar a un centro de servicio digital local, que responde con información útil sobre una amplia gama de temas, desde cultivar y vender sus cosechas hasta obtener el pronóstico del tiempo local.
“Para cualquier problema, primero tratamos de encontrar una solución usando nuestros teléfonos inteligentes conectados a internet y, en caso de falla, llamamos a la gente del centro digital”, dijo Akhter a IPS, y agregó que el centro les enseñó cómo usar la tecnología para obtener soporte a través de aplicaciones de teléfonos móviles.
Además, dijo, “el centro digital nos ha facilitado la vida y ha hecho que nuestro negocio sea rentable”.
Akhter contó que llamó al centro digital por sus patos cuando no pudo descubrir la razón de la disminución en la producción de huevos entre algunas de las aves. El joven que cruza el campo de arroz con su computadora portátil, HM Ranju, fue enviado desde el centro digital.
Buscó en línea para descubrir las causas comunes de una disminución en la producción de huevos y aconsejó al granjero que observara si los patos comían adecuadamente y que cambiara su alimentación si fuera necesario.
El problema es potencialmente grave: todas las mañanas, durante todo el año, la pareja gana entre 700 y 800 taka (siete u ocho dólares) vendiendo huevos de pato. “Estamos tratando de expandir la granja con regularidad”, dijo Mridha. “Ya tenemos más de 100 patos y hemos ordenado que se críen más patitos para poner huevos”, y agregó que el año pasado obtuvieron 14 800 dólares de la granja.
La pareja también cría peces y vacas en la granja además de cultivar una variedad de vegetales. “Como el negocio va bien, planeamos construir una casa de ladrillos para nosotros el próximo año”, señaló Mridha.
En una central telefónica administrada por el centro de servicios digitales, el trabajador Laboni Akhter dijo que la mayoría de las consultas se refieren a alimentos y fertilizantes para animales o cómo controlar plagas y enfermedades. “Utilizamos diferentes tipos de aplicaciones para brindar soluciones a las consultas de las personas”, agregó.
Cuando una mujer del pueblo llega al centro con una foto de una hoja de espinaca infectada con una enfermedad fúngica, Laboni consulta algunas aplicaciones y la identifica como un tipo de plaga. Ella le dice a la mujer que use fungicidas para controlarlo. “Si el caso es grave, referimos a las personas a los oficiales de agricultura o veterinaria del distrito”, dijo.
En los últimos años, a la mayoría de los habitantes de Badarkhali, que anteriormente se ganaban la vida pescando en la bahía de Bengala o en los ríos cercanos, les resultó difícil y arriesgado continuar con la profesión ancestral debido a los patrones climáticos cambiantes. Optaron por comenzar a criar peces en estanques en sus aldeas.
Decididos a hacer crecer juntos el negocio de la piscicultura, los pescadores iniciaron una cooperativa en 2005 con la ayuda de un proyecto del gobierno danés. La llegada de la tecnología de la información digital con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) impulsó aún más la actividad.
Los campesinos locales han ampliado sus medios de vida y ahora casi todos los hogares también cultivan y crían animales, mientras que Badarkhali ahora se conoce como una aldea digital.
“Hemos desarrollado nuestros centros de servicios digitales… estamos conectados entre nosotros y también con los agricultores de otros distritos del país”, dijo el presidente de la cooperativa, Mohammad Gafur Mia, también representante público de Badarkhali. “Compartimos información para hacer crecer nuestros negocios y maximizar las ganancias”, añadió.
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La cooperativa administra dos centros de servicios digitales, uno en un pueblo y otro en el mercado donde las personas pueden pagar para aprender a operar computadoras y tecnologías digitales comunes. Los centros están equipados con tres computadoras de escritorio, una laptop, tres tabletas, una impresora y un escáner.
La FAO presentó la mundial Iniciativa 1000 Aldeas Digitales (DVI, en inglés) en Bangladesh para promover la tecnología digital a fin de apoyar el desarrollo rural inclusivo y sensible al género y la transformación agroalimentaria sostenible para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030.
La DVI, inspirada por el director general de la FAO, QU Dongyu, se está poniendo a prueba en la región de Asia y el Pacífico. Badarkhali es una de las casi 60 aldeas de Bangladesh que se exhiben y comparten sus avances con otros pueblos y áreas de Asia y el Pacífico, así como con otras regiones del mundo.
La FAO trabaja en estrecha colaboración con el gobierno y la Sociedad Sara Bangla Krishak, una red de agricultores en todo el país. “La FAO está brindando apoyo tecnológico a los aldeanos”, dijo el coordinador en Bangladesh de la organización, Mohammad Abu Hanif.
Al recordar el horror de Sidr en 2007, los aldeanos de Badarkhali dijeron que todas sus granjas quedaron completamente destruidas cuando las olas del mar se llevaron todo.
“La mayoría de la gente de la zona ni siquiera podía guardar una olla para cocinar”, detalló Mohammad Ali Hossain. En los años siguientes, el pueblo enfrentó más ciclones, aunque no tan severos como Sidr.
“Ahora usamos nuestros dispositivos digitales para seguir el pronóstico del tiempo y saber qué hacer para sobrevivir contra viento y marea”, señaló Ali Hossain.
Muchos campesinos dijeron a IPS que hubo un cambio radical en la zona tras la llegada de las tecnologías digitales y que esperaban otros cambios positivos, como una mejor gobernanza rural y mejores servicios. También creían que la iniciativa de la FAO reduciría la brecha digital entre las personas de las zonas rurales y urbanas.
Mosammat Mahmuda explicó que recientemente había reemplazado su destartalada casa con techo de paja por una de ladrillo gracias a las ganancias de su trabajo criando peces y aves. La cooperativa le proporcionó un préstamo para iniciar el negocio.
“Las posibilidades de pérdida son muy escasas ya que el centro de servicios digitales brinda apoyo para mantener a los peces y las aves de corral a salvo de enfermedades y también para encontrar un mercado donde podamos vender los productos a un precio competitivo”, comentó.
Una vez, al notar que sus peces no crecían a la velocidad habitual, buscó el consejo del centro. Le dijeron que estaba criando demasiados peces en un área pequeña, por lo que rápidamente cambió algunos a otros estanques cercanos. Problema resuelto.
El centro de servicios digitales fue crucial durante el apogeo de la pandemia de covid-19, ya que todo el país estaba cerrado, dijo otro campesino, Mohammad Shah Alam. “Nuestro mercado tradicional estaba cerrado y no estábamos familiarizados con el marketing virtual, pero nuestro centro de servicios digitales consiguió compradores para nuestros productos”, sostuvo.
Muchos de los aldeanos sintieron que habrían enfrentado grandes pérdidas sin el arreglo.
Osim Roy, secretario general de la cooperativa, precisó que solo los miembros podían obtener préstamos de la organización, pero que cualquier aldeano podía acceder a todos los demás servicios de los centros digitales pagando un pequeño cargo.
“Además de los consejos relacionados con la agricultura, las personas en el centro digital también pueden pagar la electricidad y otras facturas y completar cualquier formulario en línea del gobierno, principalmente para el registro de nacimiento o defunción o para un trabajo”, dijo.
Antes de que abriera el centro, la gente tenía que viajar cuatro kilómetros para ir a un mercado y obtener estos servicios. “A veces, incluso vamos a las casas de las personas para brindar el servicio”, destacó Roy.
T: MLM / ED: EG