Inflación empuja a la hambruna a residentes urbanos en Zimbabue

El crecimiento desmedido de la inflación, en parte acicateada por la guerra en Ucrania, ha multiplicado los problemas de los habitantes de Zimbabue para costear los alimentos básicos, donde incluso la clase media tiene dificultad para comprar una hogaza de pan. Foto: Jeffrey Moyo / IPS

HARARE –  Con una inflación de 191 por ciento en Zimbabue,  Dambudzo Chauruka, de 49 años, ya no puede permitirse comprar pan, pese a contar con un trabajo como funcionario público, donde gana el equivalente a 157 dólares mensuales, con los que atender una familia de seis hijos en edad escolar.

El pan cuesta ahora 1,30 dólares en este país del Sur de África, frente a los 0,90 céntimos de hace cinco años, cuando Robert Mugabe fue derrocado, tras 30 años en el poder, dejando una economía postrada, donde los más de 16 millones de habitantes llegaron a soportar una tasa de inflación de 14 000 %.

Y no solo es el pan. Un kilo de carne vacuna cuesta nueve dólares y cinco kilos de muslos de pollo 22 dólares.

“No puedo permitirme comprar pan todos los días. Si gasto dinero comprando pan todos los días, me quedaré sin dinero para pagar el alquiler y comprar alimentos para mi familia”, dijo Chauruka a IPS.

En mayo de 2022, el Consejo de Consumidores de Zimbabue dijo que una familia de cinco personas necesitaba al menos el equivalente a 300 dólares mensuales para sobrevivir, un monto que habría quedado ya muy desfasado, ante una inflación en constante avance.

El galope inflacionario y la situación internacional también han hecho fluctuar el precio de la gasolina, que en Zimbabue es determinante en la fijación de precios de bienes y servicios.

Hace semanas costaba 1,77 dólares, mientras este viernes 19 se situaba en 1,60 dólares. En enero, antes del estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa en febrero, el precio del combustible estaba fijado en 1,41 dólares el litro.

El índice de inflación interanual de Zimbabue pasó de 96 % a 132 % en mayo, y el de los alimentos de 104 % a 155 %. La variación mensual fue de 15,5 %  en abril y saltó a 21 % en mayo.

Como resultado, para muchos trabajadores zimbabuenses mal pagados, como Chauruka, la hambruna se ha abalanzado sobre ellos mientras luchan contra una inflación intratable y la consiguiente pobreza en los pueblos y ciudades donde viven.

Chauruka y su familia residen en el densamente poblado barrio de Kuwadzana de Harare.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

La guerra en Ucrania ha frenado las exportaciones de cereales hacia países africanos, entre ellos Zimbabue, lo que ha sido un factor de aceleración de la inflación y en ciudades como Harare, familias como las de Chauruka se enfrentan ya a la hambruna, al no poder satisfacer la adquisición de los alimentos básicos.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, la Asociación de Molineros de Cereales de Zimbabue (GMAZ) asegura que los precios del trigo han subido de 475 a 675 dólares por tonelada.

 

Como resultado, el pan para muchos habitantes de las ciudades que durante años se lo han podido permitir se ha convertido de repente en un lujo y ha salido de su dieta alimentaria.

El 22 de julio, funcionarios rusos y ucranianos firmaron un acuerdo para permitir las exportaciones de grano bloqueado desde los puertos ucranianos del mar Negro.

Los principales testigos del acuerdo, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijeron que el acuerdo ayudaría a aliviar la crisis alimentaria mundial.

Los zimbabuenses han visto con esperanza ese acuerdo, que puede importar alivio a los precios de un alimento esencial.

Uno de los ciudadanos esperanzado por la salida de los primeros barcos desde la zona en conflicto es Nyson Mutumwa, de 57 años, alto funcionario del gobierno.

“Soy optimista sobre el acuerdo entre Rusia y Ucrania para desbloquear el paso de alimentos a los países que desean importarlos, lo que aliviaría a muchas naciones de la escasez de alimentos y provocaría una caída de los precios de los mismos”, dijo Mutumwa a IPS.

Rusia y Ucrania están entre los mayores exportadores de alimentos del mundo, especialmente de trigo, a países en desarrollo como Zimbabue, y la invasión a Ucrania provocó un bloqueo de facto del mar Negro, lo que hizo que las exportaciones de grano ucranianas cayeran en picado.

Con el nuevo acuerdo entre los países beligerantes, están de enhorabuena incluso los propietarios de tiendas minoristas de Harare, como Jonathan Gunda, de 48 años, que tiene su negocio en Mbare, el municipio más antiguo de la capital.

“Había suspendido la venta de pan y bollos. De hecho, había cancelado la venta de todos los productos de trigo, pero con el nuevo acuerdo entre Rusia y Ucrania, esto puede significar que volveré al negocio”, dijo Gunda a IPS.

El director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para África Austral, Menghestab Haile, instó en mayo de este año a Zimbabue y a los países de su entorno a aumentar la producción de alimentos y reducir la dependencia de insumos importados, en especial de los dos países en guerra.

La Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, en inglés), conformada por 16 países, entre ellos Zimbabue, “tiene agua, tiene tierra, tiene gente inteligente, así que somos capaces de producir en esta región. Diversifiquemos y produzcamos para nosotros mismos”, dijo entonces Haile.

T: MF / ED: EG

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