La ONU reclama libertad en Myanmar un año después del golpe

Jóvenes participan en una manifestación por la democracia en Myanmar. La ONU ha exigido a las autoridades militares que dieron un golpe de estado hace un año que respeten los derechos fundamentales de los habitantes del país asiático. Foto: Pyae Sone Htun/Unsplash

NACIONES UNIDAS – Autoridades de las Naciones Unidas exigieron respeto a los derechos humanos y regreso de las libertades fundamentales en Myanmar, en vísperas del aniversario del golpe de estado del 1 de febrero de 2021 en ese país.

“Las fuerzas armadas y todas las partes interesadas deben respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales. El pueblo de Myanmar necesita ver resultados concretos”, declaró el secretario general de la ONU, António Guterres.

Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), dijo que “un año después de que los militares tomaran el poder, el pueblo de Myanmar, que ha pagado un alto precio en vidas y libertades perdidas, continúa abogando sin descanso por su democracia”.

El 1 de febrero de 2021 el ejército de Myanmar, conocido como Tatmadaw, dio un golpe de estado y arrestó a Aung San Suu Kyi, la principal líder civil del país y Premio Nobel de la Paz 1991, al presidente Win Myint, y a numerosos miembros de su Liga Nacional para la Democracia (LND), juzgados por tribunales militares.

El general Min Aung Hlaing, comandante en jefe del Tatmadaw, asumió los poderes como presidente del Consejo Administrativo del Estado que gobierna al país de 54 millones de habitantes, también conocido por su antiguo nombre de Birmania.

“El brutal esfuerzo de las fuerzas de seguridad para aplastar la disidencia ha provocado la muerte de al menos 1500 personas a manos de los militares, y esa cifra no incluye miles de muertes más por el conflicto armado y la violencia, que se han intensificado en todo el país”: Michelle Bachelet.

En las semanas y meses que siguieron al golpe de Estado, se produjeron numerosas protestas callejeras en las principales ciudades, fuertemente reprimidas, y resurgieron guerrillas en las regiones fronterizas, donde habitan etnias minoritarias.

Según Bachelet, “el brutal esfuerzo de las fuerzas de seguridad para aplastar la disidencia ha provocado la muerte de al menos 1500 personas a manos de los militares, y esa cifra no incluye miles de muertes más por el conflicto armado y la violencia, que se han intensificado en todo el país”.

Dijo haber escuchado “relatos escalofriantes de periodistas torturados; trabajadores de fábricas siendo intimidados, silenciados y explotados; intensificación de la persecución de las minorías étnicas y religiosas, incluidos los rohinyá; y arrestos arbitrarios, detenciones y juicios falsos de opositores políticos”.

Asimismo, “operaciones de limpieza” dirigidas a los aldeanos, y ataques indiscriminados, incluso mediante ataques aéreos y el uso de armas pesadas en zonas pobladas, “lo que demuestra un gran desprecio por la vida humana”.

Según Acnudh, al menos 11 787 personas han sido detenidas arbitrariamente por expresar su oposición al ejército, en protestas pacíficas o a través de sus actividades en línea, 8792 continúan bajo custodia y 290 detenidos han muerto, muchos probablemente debido al uso de la tortura”.

“Sin embargo, valientes defensores de los derechos humanos y sindicalistas continúan protestando, defendiendo, documentando y acumulando la creciente evidencia de violaciones”, dijo Bachelet.

De su lado, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que 1,6 millones de puestos de trabajo se perdieron en Myanmar en 2021, y sectores clave han sufrido pérdidas considerables.

Los agricultores se han visto muy perjudicados por los conflictos armados, la violencia y la inseguridad. La construcción, la confección y el turismo y la hostelería fueron también sectores muy afectados en 2021, con pérdidas de empleo interanuales que se estiman entre 27 y 31 %.

Las pérdidas de horas de trabajo y de empleo fueron desproporcionadamente peores para las mujeres que para los hombres. Las mujeres también sumaron una abrumadora mayoría de las pérdidas de empleo en el sector de la confección, así como en el del turismo y la hostelería.

“El golpe militar y la pandemia covid-19 han puesto a millones de trabajadores de Myanmar en una situación muy precaria. Asistimos a un retroceso de años y, si esto continúa, sólo puede conducir a un aumento de la pobreza y la inseguridad en todo el país”, expuso Donglin Li, representante de la OIT en Myanmar.

El Programa Mundial de Alimentos incluyó a Myanmar entre los países asiáticos donde se prevé una crisis de insuficiencia alimentaria en los próximos meses.

Guterres dijo que la ONU, sus agencias y socios como la Asociación de Naciones del Sudeste asiático “seguirán promoviendo la adopción de medidas urgentes para atender las necesidades desesperadas del pueblo de Myanmar”.

En ese país “cualquier solución debe proceder de la participación directa y la escucha atenta de todos los afectados por la crisis actual. Hay que escuchar y amplificar sus voces”, agregó el secretario general de la ONU.

A-E/HM

 

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