LA HABANA – Las sorpresivas e inéditas protestas populares ocurridas en Cuba no solo generan conjeturas de todo tipo, sino que renuevan los desafíos a tener en cuenta en el contexto de las dificultades económicas del país, acentuadas por la covid y un embargo de más de seis décadas.
Escasez alimentaria y de medicamentos, que obliga a varias horas de espera frente a los establecimientos comerciales, impacto en el costo de la vida de la reforma monetaria, retorno de los molestos apagones justo con la llegada del verano, intensificación de la crisis sanitaria por la epidemia. Todo junto basta para crear malestar social en cualquier país.
Autoridades cubanas afirman que detrás de los disturbios ocurridos el pasado domingo está la pretensión “evidente” de fracturar a las instituciones y socavar la unidad nacional.
El martes 13, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodriguez, acusó al gobierno estadounidense de estar implicado directamente en las manifestaciones, que ocuparon prácticamente toda la isla y fueron difundidos profusamente en las redes sociales. El antecedente más inmediato de este tipo de movilizaciones se remonta a la llamada crisis de los balseros de los años 90.
El 5 de agosto de 1994, cientos de personas impulsadas por el rumor de que un barco surto frente al puerto habanero los llevaría a Estados Unidos, se lanzaron al malecón habanero en una protesta mezclada con daños y saqueos de negocios y enfrentamientos con las fuerzas policiales.
La revuelta, apaciguada tras la llegada al lugar del entonces presidente Fidel Castro, ( 1926 – 2016) , dio paso a nuevos acuerdos migratorios con Estados Unidos y un proceso gradual de reformas económica que incluyó apertura a la inversión extranjera, despenalización de la tenencia del dólar, entre otras muchas disposiciones.
“Advierto al gobierno de Estados Unidos que su conducta irresponsable puede tener consecuencias graves que dañen el interés nacional de ambos países”, subrayó el canciller, quien también acusó al gobierno del estado de la Florida de vinculación con una campaña en redes sociales para promover una intervención bajo pretextos humanitarios.
El domingo 11 no hubo un estallido popular, hubo disturbios, desórdenes instigados desde Estados Unidos, con participación de personas que actuaron como agentes al servicio de potencias extranjeras, unidos a elementos delincuenciales, señaló.
“Aunque hay condiciones objetivas para la crisis económica que atraviesa el país, existe descontento, aumentado por los apagones de seis o más horas y las carencias de todo tipo. A la gente hay que darle noticias positivas, tomar medidas concretas que muevan la economía, eliminar restricciones”: Omar Everleny Pérez Villanueva.
Según un informe oficial, las demostraciones callejeras se extendieron hasta el lunes, cuando en el municipio habanero de Arroyo Naranjo, «grupos organizados de elementos antisociales y delincuenciales” intentaron llegar hasta una estación policial, vandalizaron viviendas, incendiaron contenedores y afectaron el tendido eléctrico.
En estos hechos falleció un hombre de 36 años, cuyo deceso fue notificado oficialmente al día siguiente. Se carece de datos oficiales sobe la cantidad de personas arrestadas, aunque activistas las estiman entre 100 y 150.
“Yo no salgo ni saldré a protestar en las calles porque entiendo que esa no es la solución, pero estoy cansada de pasar tanto trabajo para conseguir comida, las medicinas, para todo hay que hacer estas enormes, colas (filas) y me pregunto hasta cuándo será así”, comentó una mujer que el martes 13 esperaba comprar pollo en una tienda del barrio capitalino El Vedado.
Varias decenas de personas se aglomeraban en el lugar entre los gritos de un hombre que intentaba organizar la fila y obligarlas a guardar distancia entre sí como establece el protocolo sanitario para evitar contagios. La escena es similar desde horas tempranas, en ese y otro puestos de venta.
“Aunque hay condiciones objetivas para la crisis económica que atraviesa el país, existe descontento, aumentado por los apagones de seis o más horas y las carencias de todo tipo. A la gente hay que darle noticias positivas, tomar medidas concretas que muevan la economía, eliminar restricciones”, comentó a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.
El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, confirmó el lunes 12 que averías en las centrales termoeléctricas y en la generación distribuida, unido a un incremento significativo de la demanda en las últimas semanas provocaron mayores afectaciones al servicio eléctrico del país.
Pero la situación no es nueva.
Las limitaciones financieras y de crédito del país para reparar las termoeléctricas han estado muy marcadas por el bloqueo, así como los problemas en el acceso a los combustibles. “Ha sido un escenario extremadamente tenso en el que ha vivido el país en los últimos años”, agregó.
La buena nueva es que, según el titular de Energía, “se trabaja ininterrumpidamente en resolver los problemas técnicos que tenemos en la generación base, para en el menor tiempo posible lograr la estabilidad y volver a tener una generación que pueda suplir la demanda que hoy necesita el país”.
Desde Estados Unidos, el director del Centro para la Democracia en las Américas, Jorge Quintana, Instó al presidente Joe Biden a facilitar los envíos de remesas familiares y donaciones, así como levantar las restricciones bancarias y de viaje que impiden al pueblo cubano recibir los suministros humanitarios necesarios.
La crisis económica en este país insular caribeño, expresada en una caída durante 2020 de 11 por ciento de producto interno bruto (PIB), tras muy bajos ritmos de crecimiento en años precedentes, se agudizó por los efectos de la pandemia de covid-19 que impactó las principales fuentes de ingresos.
En el primer semestre de este año, el PIB cayó dos por ciento, contrariando los planes oficiales de un crecimiento económico de seis por ciento. De otra parte, entre los golpes de la pandemia más sentidos figura la paralización casi total del turismo, lo que significó la pérdida de más de mil millones de dólares en un año y miles de empleos en el sector estatal y privado.
A ello se sumaron más de 200 medidas de la administración del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-enero 2021) que intensificaron el embargo que Washington mantiene contra La Habana desde 1962, el cual obstaculiza el acceso a créditos y la inversión extranjera.
Pero varios expertos consultados por IPS coincidieron en que el bloqueo, como se denomina al embargo internamente, no acabará mientras Estados Unidos sienta que le está funcionando para sus objetivos de modificar el sistema político en Cuba.
“La clave está en nosotros, es urgente y necesario propiciar transformaciones profundas, romper cualquier resistencia a los cambios”, dijo uno de estos especialistas.
Economistas recomiendan apresurar reformas como el fomento de todas las formas de propiedad, incluida la cooperativa y promover los vínculos entre ellas en pos del desarrollo del país, e impulsar la Inversión Extranjera Directa sobre todo en actividades de exportación que permitan la generación de ingresos en divisas.
Asimismo, eliminar el monopolio al comercio exterior de modo tal que todos los actores que lo deseen puedan importar y exportar directamente y dinamizar los sectores productores de bienes para el consumo nacional y la exportación, con énfasis en la producción de alimentos y enfoque de cadena de valor.
“Si en un año nuestra biotecnología fue capaz de aportar el hallazgo de las vacunas para el bien de nuestro pueblo y de la humanidad, considero que es posible, en un lapso no tan prolongado de tiempo, generar impactos positivos en la economía que alivien la tensa situación que atraviesa el país”, dijo la economista Betsy Anaya en un artículo sobre la crisis.
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