BUENOS AIRES – La llegada del invierno al hemisferio austral y los efectos devastadores de la pandemia covid-19 en los países del sur de América Latina son una seria amenaza para la salud y los medios de vida de los refugiados y migrantes venezolanos, alertó este miércoles 9 la oficina regional de Acnur.
Juan Carlos Murillo, representante regional de Acnur (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados), dijo que “mientras la covid-19 sigue causando estragos en la región, la llegada del invierno amenaza con exponer a las personas venezolanas a penurias indescriptibles”.
Acnur cifró en dos millones el número de venezolanos asentados en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, y recordó que varias de estas naciones cuentan con algunos de los mayores índices mundiales de infecciones y muertes por covid.
Murillo dijo que para muchos venezolanos “la desesperación se agudiza, los mecanismos de supervivencia negativos aumentan y, a pesar de los encomiables esfuerzos de los países de acogida para reducir tanto sufrimiento, se requiere más apoyo para hacer frente a las crecientes necesidades”.
Las respuestas sanitarias nacionales ante la covid han incluido a la mayoría de los venezolanos, pero el acceso al tratamiento de otras enfermedades, incluidas las asociadas a la temporada de invierno, se ha vuelto cada vez más difícil con los hospitales funcionando a plena capacidad, señaló Acnur.
Además, estimó que entre 80 y 90 por ciento de venezolanos, sobre todo los que trabajaban en la economía informal, perdieron sus empleos durante la pandemia.
Ante esa realidad y con la llegada del invierno, los refugiados y migrantes encaran aumento de la pobreza, desahucios, imposibilidad de comprar calentadores, combustible, ropa y medicinas, y un recorte en sus gastos dedicados a comida.
Acnur emprendió campañas de apoyo, y en Perú, donde se ha radicado más de un millón de venezolanos, ha distribuido más de 13 000 mantas térmicas y kits de higiene en las zonas sureñas de alto riesgo y altitud, como Puno, Cuzco y Arequipa.
En Chile, las tormentas con descarga eléctrica, las fuertes lluvias y las temperaturas bajo cero ya han afectado al centro y al sur del país, y a lo largo de la frontera norte, donde los venezolanos llegan a pie sin ropa adecuada, las temperaturas nocturnas están muy por debajo de los cero grados centígrados.
La agencia de la ONU trabaja para distribuir 1000 kits de invierno y 8600 mantas térmicas, alojamiento de emergencia, ayuda en efectivo y vales electrónicos para la compra de calentadores, combustible y ropa de invierno.
También se distribuirán kits de invierno en varias ciudades de Argentina, Bolivia y Uruguay -especialmente en las zonas fronterizas- a medida que el frío afecte a la región en las próximas semanas.
En Chile, donde la población venezolana se estima en 457 000 personas y hay casi 10 000 refugiados y solicitantes de asilo, más de 200 extranjeros, en su mayoría de Venezuela y Colombia, han sido expulsados este año al decidir el gobierno que entraron ilegalmente al país o están involucrados en tráfico de menores.
Varios responsables en derechos humanos del sistema de Naciones Unidas, y entidades humanitarias y de la iglesia católica chilena, criticaron las expulsiones colectivas y reclamaron atención a cada caso individual.
En el sur y centro de Brasil también Acnur distribuye ropa de invierno para ayudar a los venezolanos a sobrellevar las bajas temperaturas, mientras que en la región de Amazonas, al norte, muy afectada por la covid, distribuye mosquiteros, lámparas solares y ayuda a la adaptación y reconstrucción de viviendas y refugios.
Acnur espera que una conferencia internacional de donantes, organizada por Canadá para el 17 de junio, permita incrementar la financiación del Plan de Respuesta para los Refugiados y Migrantes de Venezuela, que adelanta este año junto con la Organización Internacional para las Migraciones.
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