GINEBRA – Los trabajadores migrantes, entre los más vulnerables del mundo, siguen en aumento y pasaron de 164 a 169 millones entre 2017 y 2019, informó este miércoles 30 la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Se trata de una tendencia creciente porque esos trabajadores eran 150 millones en 2013, aunque el informe entregado por la OIT en esta ciudad suiza reconoce que la pandemia covid-19 debió ralentizar el flujo desde comienzos de 2020, debido a los cierres de fronteras y confinamientos forzados por la crisis de salud.
Ya constituyen cinco por ciento de la fuerza de trabajo mundial, y “la pandemia ha revelado la precariedad de su situación”, observó Manuela Tomei, directora de Condiciones de Trabajo e Igualdad en la OIT.
“Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la covid-19”, afirmó Tomei.
La gran mayoría de los trabajadores migrantes, 86,5 por ciento, está constituida por adultos, entre 25 y 64 años, pero crece, ya 10 por ciento, la proporción de los más jóvenes, entre 15 y 24 años.
Las mayores concentraciones están en los países ricos, con 24,2 por ciento en Europa septentrional, meridional y occidental; 22,1 por ciento en América del Norte, y 14,3 por ciento en los Estados árabes.
“Los trabajadores migrantes, con frecuencia, son los primeros en ser despedidos, tienen dificultades para acceder al tratamiento y muchas veces están excluidos de las respuestas políticas nacionales a la covid-19”: Manuela Tomei.
Le siguen Europa oriental (ocho por ciento), África subsahariana (7,4 por ciento), Asia sudoriental y el Pacífico (7,2), Asia central y occidental (5,6), Asia meridional (4,2), América Latina y el Caribe (3,5) y Asia oriental (2,5 por ciento), según las cifras de la OIT al cierre de 2019.
La mayoría de los trabajadores migrantes, 99 millones, son hombres, y 70 millones son mujeres.
En calidad de trabajadoras migrantes, las mujeres enfrentan más obstáculos socioeconómicos y tienen mayores probabilidades de migrar como miembros de la familia acompañantes por razones distintas a la de buscar trabajo, indicó el reporte.
Esas trabajadoras “pueden experimentar discriminación de género en el empleo y es posible que no tengan contactos con personas afines, lo cual dificulta el equilibrio entre la vida profesional y familiar en un país extranjero”, se agregó.
Muchos trabajadores migrantes ocupan empleos temporales, informales o no protegidos, lo cual los expone a un riesgo mayor de inseguridad, despidos y el deterioro de las condiciones de trabajo.
La crisis de la covid “ha agravado estas vulnerabilidades, sobre todo para las trabajadoras migrantes, ya que están sobrerrepresentadas en empleos mal remunerados y poco calificados, y tienen un acceso limitado a la protección social y menores oportunidades de acceso a los servicios de apoyo”, sostiene la OIT.
Del total de trabajadores migrantes internacionales, 66,2 por ciento se encuentra en el sector de los servicios, 26,7 por ciento en la industria y 7,1 por ciento en la agricultura. Son 41 por ciento de la fuerza laboral en los Estados árabes.
El informe insistió en que los trabajadores migrantes internacionales “aportan contribuciones vitales a sus países, sociedades y economías de destino y ejercen oficios esenciales en sectores críticos como la asistencia sanitaria, el transporte, los servicios, la agricultura y el procesamiento de alimentos”.
Sin embargo, con la pandemia parte de esos trabajadores “han perdido su trabajo y han sido obligados a volver a sus países de origen”, admitió Tomei.
Al ofrecer las cifras sobre trabajadores migrantes, Rafael Diez de Medina, director de Estadística de la OIT, confió en que “estas estadísticas pueden ayudar a los países a responder a los cambios en la oferta y demanda de empleo, estimular la innovación, el desarrollo sostenible y la transferencia y actualización de las competencias”.
A-E/HM