El hambre afecta a casi 12 millones de personas en El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua, así como a poblaciones de Venezuela, señaló un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) divulgado este jueves 6.
El Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2021 (GRFC en inglés) consideró grave la situación de Haití, y de Honduras y Guatemala, que con El Salvador y Nicaragua hacen parte del “corredor seco” centroamericano, con su agricultura particularmente afectada por sequías en los últimos años.
Las estimaciones de inseguridad alimentaria aguda de este año para Venezuela no se incluyen en el GRFC, ya que no se han facilitado nuevos datos desde 2019, cuando se informó que 9,3 millones de personas, o 32 por ciento de la población total, necesitaban asistencia en alimentos.
En el país sudamericano “los datos parciales sugieren que la situación general puede haber empeorado en 2020”, según el reporte divulgado en esta capital.
En todo el mundo, 155 millones de personas en 55 países y territorios sufrían inseguridad alimentaria aguda en 2020 y necesitaban asistencia urgente, un nivel sin precedentes en comparación con las cinco ediciones anteriores del GRFC.
Eso representa un aumento de 20 millones de personas en comparación con los 135 millones de 2019, y en esos territorios 16 millones de niños menores de cinco años tenían retraso en su crecimiento, advirtió el informe de la FAO y el PMA.
La inseguridad alimentaria aguda es la fase tres en la escala de cinco de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) empleada por el PMA y la FAO, y que va desde acceso adecuado y estable a los alimentos (fase uno) hasta la hambruna y catástrofe humanitaria (fase cinco).
La fase tres se caracteriza por falta crítica y acentuada de acceso a los alimentos, niveles de malnutrición elevados, y agotamiento acelerado de los activos que conforman los medios de subsistencia. Si se prolonga en el tiempo conduce a la emergencia humanitaria con exceso de mortalidad y redunda en pobreza crónica.
En 2020 Haití se mantuvo entre las 10 peores crisis alimentarias mundiales, con 4,1 millones de personas en crisis o peor (fase tres CIF o superior), lo que representa 40 por ciento de la población analizada.
En esa fase de crisis o peor estaban más de 3,7 millones de personas en Guatemala, con 428 000 en emergencia, mientras que en Honduras la emergencia alcanzaba a 614 000 personas, de un total de 2,9 millones en situación crítica, en el período medido, de noviembre de 2020 a marzo de 2021.
El Salvador registró situación crítica para 684 000 de sus habitantes, alcanzando la emergencia a 95 000, y en crisis o peor estaban 614 000 nicaragüenses.
Los huracanes Eta e Iota de finales de 2020 afectaron a más de ocho millones de personas en toda América Central, impactando en zonas con inseguridad alimentaria que ya habían sufrido varios años de sequía, y también se redujeron los ingresos debido a confinamientos impuestos ante la pandemia covid-19.
En el caso de Venezuela, el GRFC afirma que el colapso económico y la pobreza que se ha generado, exacerbado por las restricciones de la covid y la escasez de combustible, han alimentado una crisis humanitaria que ya era grave, pues estuvo entre las 10 peores crisis alimentarias del mundo en 2019.
Existe en Venezuela “una proporción importante de personas” con problema de ingresos para asegurar una alimentación adecuada, y se nota “tendencia hacia una dieta menos diversificada, con menor valor nutricional”, impactando en el crecimiento de los niños y salud de las mujeres embarazadas y en lactancia.
El hambre en la región incidirá en los movimientos migratorios, según el GRFC, que detectó en 2020 la migración de 470 000 guatemaltecos, salvadoreños y hondureños al cabo de varios años de sequía, y otras 319 000 personas que estaban desplazadas internamente en El Salvador y Honduras.
Con respecto a Venezuela “la crisis humanitaria probablemente seguirá fomentando la migración hacia el exterior”, y debido a la pandemia en curso y a las condiciones económicas regionales, en ese país y los de acogida unos cinco millones de personas necesitarán asistencia alimentaria de emergencia en 2021, concluyó el GRFC.
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