Cocinas ecológicas ayudan a preservar manglares costeros de El Salvador

María del Carmen Rodríguez prepara un arroz en un fogón rocket, una estufa que usa unas pocas ramas de madera de una especie que emite menos emisiones de CO2 que el manglar, cuya sostenibilidad se preserva, además. Muchas familias de la comunidad de El Salamar se han beneficiado de estos equipos de gran eficiencia energética, así como otras iniciativas promovidas en el sur de El Salvador, sobre la costa al océano Pacífico. Foto: Edgardo Ayala /IPS

Una veintena de comunidades costeras de El Salvador le apuestan al desarrollo sostenible como una forma de vivir sin sobreexplotar los recursos naturales, menguados por años de falta de conciencia ambiental y desidia gubernamental, usando como instrumentos desde las cocinas ecológicas a la reforestación de los manglares.

“Aprendimos a convivir mejor con el medio ambiente, a aprovecharlo pero sin degradar sobre todo el manglar, sin el manglar no hay peces en el estero”, explicó a IPS el presidente del Comité de Desarrollo Local de San Luis La Herradura, Daniel Mercado.

Las aldeas costeras de ese y otros municipios aledaños se encuentran localizadas en el Estero de Jaltepeque, un complejo ecosistema donde conviven manglares, espejos de agua y una variedad de especies animales y vegetales.

 

El Estero es una reserva natural cuya cuenca alcanza los 934 kilómetros cuadrados, y se encuentra localizado en la región costera del central departamento de La Paz, en El Salvador, un país centroamericano de 6,8 millones de habitantes.

Unas 600 familias de esas comunidades recibieron apoyo para impulsar ahí un modelo de desarrollo sostenible que ha dado buenos resultados. La inversión sobrepasó los 400 000 dólares y llegó del Programa de Pequeñas Donaciones, del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM y GEF, en inglés).

Ahora muchas de esas personas usan cocinas ambientalmente amigables, como los fogones rocket: unas estufas circulares que requieren de muy poca leña y producen poco humo.

Además, la leña sale de cercas energéticas vivas de madre cacao (Gliricidia sepium) y así se evita el uso de leña de mangle.

El complemento de esos fogones rocket son las llamadas cocinas mágicas, una caja circular fabricada de poliestireno, un material que retiene el calor.

Cuando los caldos o guisos han hecho ebullición en el fogón, las ollas se introducen en esas estufas mágicas, se tapan, y ahí se terminan de cocinar, con lo cual se ahorra leña y tiempo, pues las personas pueden dedicarse a otros quehaceres.

También se ha introducido hornos solares: un cajón con una tapa que funciona como espejo que dirige la luz solar al interior, recubierto de láminas de metal.

Otros componentes del proyecto, que terminó en 2018, son la puesta en práctica de una agricultura y pescas sostenibles.

Los beneficiarios tuvieron que trabajar sembrando manglar para recibir el apoyo del programa. De esa forma se han conservado o restaurado 500 hectáreas de manglares y puesto en marcha prácticas sostenibles en 300 hectáreas de ecosistemas marinos y terrestres.

Sin embargo, preservar ese manglar sigue siendo un reto porque pobladores de otras comunidades llegan a talar árboles de mangle, y las autoridades gubernamentales no hacen mucho para evitarlo, dijo Mercado.

Sea como sea, el desarrollo sostenible se saborea en las cocinas ecológicas y en otras iniciativas ejecutadas en estos parajes que limitan con el océano Pacífico en este pequeño país centroamericano, donde se ha creado una conciencia a favor del desarrollo sostenible entre sus pobladores.

Para más información, puede leer este reportaje: Recetas con sabor a desarrollo sostenible en las costas de El Salvador

ED: EG

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