San Salvador ha debido enfrentar, a lo largo de su historia, el peligro de deslizamientos de tierra, lodo y rocas que han bajado de las laderas del volcán a cuyos pies fue fundada en 1525.
En esas laderas, inclinadas en extremo, no se logra infiltrar toda el agua de lluvia y esta, como en un efecto de bola de nieve, va desprendiendo tramos de tierra hasta producir aluviones que ya han causado muerte y destrucción en la capital de El Salvador y en sus ciudades aledañas.
En septiembre de 1982, uno de esos deslizamientos causó 500 muertos en el complejo residencial Montebello, al noroeste de la capital.
El más reciente ocurrió el 29 de octubre, cuando un derrumbe originado en la cima del volcán sepultó varias viviendas en comunidades pobres ubicadas en las cercanías de Nejapa, al norte de San Salvador. Nueve personas murieron en esa oportunidad.
Debido al peligro latente, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ejecuta, junto a organizaciones locales, el proyecto City Adapt en las laderas de ese macizo de 1893 metros sobre el nivel del mar.
Se busca reducir la vulnerabilidad en la zona, incrementada por el efecto del cambio climático, con lluvias más intensas y frecuentes.
Unas 29 fincas forman parte del proyecto, mediante el cual ejecutan medidas para mejorar la infiltración y evitar la erosión en esas tierras, con barreras vivas y muertas, zanjas de infiltración cavadas entre los cafetales y pozos de captación que colectan el exceso de agua lluvia.
Todo ese exceso de agua suele producir, además de deslizamientos, inundaciones en la zona sur de San Salvador, una ciudad en donde viven, en conjunto con su área metropolitana, 1,8 millones de personas, equivalentes a 27 por ciento de los 6,7 millones de habitantes de este pequeño país centroamericano.
En total, las 29 fincas representan 423 hectáreas de terrenos intervenidos, y se tiene previsto la restauración de 1150 hectáreas de bosques y plantaciones de café, por eso el Pnuma habla de convertir San Salvador en una ciudad esponja.
Se calcula que el proyecto City Adapt ya ha reducido el riesgo de inundaciones para unas 16 000 personas y se espera que en 2022 sean 115 000.
Iniciativas para convertir en ciudades esponja a urbes vulnerables se ejecutan también dentro de América Latina y el Caribe en Xalapa, en México, y en Kingston, Jamaica.
Para más información, puede leer este artículo de IPSnoticias.
ED: EG