Restaurar 30 por ciento de ecosistemas específicos, especialmente áreas agrícolas puede no solo salvar más de 70 por ciento de las especies amenazadas, sino también absorber casi la mitad del carbono acumulado en la atmosfera, concluyó un estudio publicado en la revista Nature.
Con miras a la 15 Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas, a realizarse en Kunming, China, en el segundo trimestre de 2021, investigadores de 12 países mapearon 2900 millones de hectáreas de diferentes tipos de ecosistemas degradados convertidos en tierras agrícolas.
Ese mapeo incluyó desde bosques hasta tierras áridas o pantanosas, que dividieron en una escala que va de la prioridad más alta (por su alta degradación) a la prioridad más baja.[pullquote]3[/pullquote]
De ellas, 54 por ciento eran originalmente bosques, 25 por ciento, pastizales; 14 por ciento, matorrales; cuatro por ciento, tierras áridas; y dos por ciento, humedales.
Entre las áreas de muy alta prioridad mundial, todas ubicadas en el cinturón tropical y en países en desarrollo, se encuentran el bosque atlántico brasileño y la sabana, además de la sabana de África occidental y áreas del sudeste asiático.
Los investigadores identificaron estos biomas más amenazados considerando tres factores: preservación de la biodiversidad, mitigación del cambio climático y costo-beneficio para la agricultura.
“Buscamos mostrar la sinergia entre las metas de biodiversidad y clima, combinadas con un bajo costo y sin mayores impactos en la producción agrícola”, dijo el economista y científico ambiental Bernardo Strassburg, director ejecutivo del Instituto Internacional para la Sustentabilidad (ISS) y líder del estudio.
Según el trabajo, la restauración de bosques y pantanos, por ejemplo, aporta más beneficios para el clima y la biodiversidad, mientras que la restauración de estepas y sabanas en Sudamérica y África aporta importantes beneficios especialmente para la biodiversidad.
Por eso, una de las conclusiones de los autores es que si bien tradicionalmente se ha hecho hincapié en la restauración de bosques, sus resultados destacan la importancia de inlcuir otros biomas.
En escenarios diseñados por los investigadores, de las 2.900 millones de hectáreas de ecosistemas transformados en áreas agrícolas, 55 por ciento (1.578 hectáreas) podría restaurarse sin mayores impactos en la producción de alimentos.
“No es necesario que haya ningún conflicto”, aseguró Strassburg.
Para el biólogo Ricardo Ribeiro Rodrigues, profesor de la Escuela Superior de Agricultura Luiz Queiroz de la Universidad de São Paulo (ESALQ / USP), quien no participó en el estudio, combinar los tres factores es un desafío.
Según el experto, al definir áreas de menor aptitud agrícola y mayor potencial de regeneración natural, existe el riesgo de llegar solo a los agricultores marginados.
“Un tema que debe discutirse mejor es si realmente estamos dirigiendo la responsabilidad a la agroindustria”, dice Rodrigues, ex coordinador del Programa Biota de la Fundación de Investigación de São Paulo.
Las propuestas presentadas en el artículo de Nature aún no se incluirán en el documento final que se discutirá en la COP15, pero la publicación, según dijo el biólogo Bráulio Dias, exsecretario ejecutivo del CDB, debería ayudar a convencer a los gobiernos.
“Todo dependerá del esfuerzo de cada país. La implementación de los objetivos depende de las acciones que tome cada gobierno, con el aporte de los propietarios de las tierras y otros actores”, dijo Dias.
Según él, una estrategia global con un alto nivel de ambición ejerce presión sobre todos los gobiernos y sobre el sector productivo para reducir sus impactos.
En este sentido, puede ayudar el hecho de que la perdida de la biodiversidad avanzó mucho en la última década, como muestran informes de la Plataforma Científica Política Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Ese informe estima que un millón de especies están amenazadas de extinción (560 000 terrestres).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Naturaleza detalla en otro informe que 32 000 especies están críticamente amenazadas.
La ronda de negociaciones involucrará a 195 países, además de la Unión Europea. Un obstáculo, recuerda Dias, es que muchos gobiernos, como Estados Unidos y Brasil, son desfavorables a las políticas ambientales.
Este artículo fue publicado originalmente por SciDevNet.
RV: EG