Los trabajadores de cuatro cooperativas de reciclaje del área metropolitana de São Paulo tienen hasta cuatro veces más concentración de cadmio en la sangre que la población general.
Así lo revela un nuevo estudio que comparó y evaluó los niveles de cadmio, mercurio y plomo en la sangre de 226 recicladores con la de 653 personas sin exposición ocupacional.
Los tres metales son tóxicos y cancerígenos. Los altos niveles de cadmio y plomo en humanos causan efectos adversos en los sistemas neurológico, renal, digestivo, hematológico, cardiovascular, inmunológico y reproductivo. Y el mercurio se asocia con toxicidad sistémica en los riñones y el sistema nervioso central.[pullquote]3[/pullquote]
El estudio encontró 0,47 microgramos (mg) de cadmio por litro de sangre entre los recicladores y 0,12 mg entre los no expuestos ocupacionalmente. En los niveles de plomo la diferencia fue menor: 39,13 mg versus 29,12 mg respectivamente.
La concentración de mercurio no varió significativamente entre los dos grupos: 1,35 mg por litro en la población general y 1,46 mg entre los recicladores.
“Estamos satisfechos con los resultados respecto al mercurio, ya que es un metal muy tóxico. Demuestra que están manejando los materiales adecuadamente, bajo un exitoso proceso de organización de estas cooperativas”, comentó a SciDev.Net la médica Mariana Maleronka Ferron, coautora del artículo y profesora de la facultad de Ciencias de la Salud Albert Einstein, de São Paulo.
Sin embargo, los niveles de cadmio son bastante preocupantes para los autores. Según los resultados, los recicladores que trabajaron en otra ocupación en el pasado presentaron un menor nivel de este metal, lo que puede indicar que cuanto mayor es el tiempo de exposición a los metales, mayor concentración provocan.
El toxicólogo Eduardo De Capitani, profesor del Departamento de Ciencias Médicas de la Universidad Estatal de Campinas, dice que en este tipo de estudio es necesario tener en cuenta otras posibilidades ya que la concentración de metales se debe no solo a la exposición sino también a otros factores.
“No se puede hacer una evaluación considerando solo la actividad”, precisa el neumólogo, que no participó del estudio publicado en Cadernos de Saúde Pública de Brasil.
“Los niveles de metales encontrados en la sangre de los recicladores muestran la existencia de una exposición incontrolada, pero los efectos son impredecibles. El estudio dice que existe la posibilidad de efectos adversos», subraya.
La química María de Fátima Moreira, del Centro de Estudios de Salud Ocupacional y Ecología Humana de la Escuela Nacional de Salud Pública, con sede en Río de Janeiro, coincide con su colega.
“En una exposición crónica, los metales se acumulan con el tiempo y sus efectos nocivos solo se verán después de muchos años”, dice por teléfono. Para ella, lo ideal sería medir la exposición de cadmio y mercurio en la orina, “ya que la orina es más representativa de lo que ocurre en esta absorción”.
Los resultados también demostraron que la manipulación de desechos regulares, como papel y plástico, puede ser una fuente potencial de exposición a metales y no solo la presencia de baterías y desechos electrónicos, como suele creerse.
“El papel que se encuentra comúnmente en las casas puede que no sea tóxico, pero si se manipula en grandes cantidades y durante mucho tiempo puede causar riesgos”, advierte Ferron.
Según la Alianza Global de Recicladores, hay más de dos millones de recicladores en América Latina, 600.000 únicamente en Brasil. En China hay cerca de 2,5 millones y en la India se estima que entre 1,5 y 4 millones de personas trabajan en la eliminación de residuos.
Moreira señala que el estudio arroja luz sobre la exposición de los recicladores a metales tóxicos y los efectos nocivos sobre su salud pero, a pesar de su importancia para mostrar la precariedad de la actividad, los resultados pueden no ser válidos o útiles para los recicladores brasileños en su conjunto ni para quienes trabajan en otros países en desarrollo.
“Para una comparación ideal ambas poblaciones deben ser lo más similares posible en términos socioeconómicos y procesos de trabajo. Hay grandes diferencias entre grupos de recicladores dentro y fuera de Brasil, especialmente entre los que trabajan en cooperativas y los de industrias de reciclaje”, dice Moreira a SciDev.Net.
A diferencia de las cooperativas, los trabajadores de residuos de las industrias tienen mejores condiciones, utilizan equipos de protección y son contratados formalmente.
A nivel mundial, existe alguna evidencia sobre el daño de los metales pesados a los recicladores.
Un estudio realizado en Suecia mostró que los trabajadores de una planta de reciclaje formal tenían concentraciones significativamente más altas de indio, cromo, cobalto, plomo y mercurio en la sangre y la orina en comparación con los trabajadores de oficina.
Otro estudio, de Tailandia, mostró mediante entrevistas, cuestionarios y muestras de orina de trabajadores de tiendas de desechos electrónicos, que los niveles de mercurio estaban asociados con insomnio, atrofia muscular, debilidad y dolores de cabeza.
De Capitani cree que los resultados pueden ser útiles para otros contextos “siempre que sean similares en términos de consumo de alimentos, parques industriales, contaminación y producción de residuos. No tiene sentido comparar São Paulo con ciudades pequeñas con poca basura del mismo tipo”, advirtió.
Este artículo fue publicado originalmente por SciDev.net.
RV: EG