El impacto socioeconómico de la covid-19 en América Latina y el Caribe podría dejar a cerca de 14 millones de personas en inseguridad alimentaria severa al cierre de 2020, según proyecciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) conocidas este jueves 28.
Para la agencia de asistencia alimentaria de las Naciones Unidas “es vital y urgente que prestemos asistencia alimentaria al creciente número de personas vulnerables en la región, así como a aquellos que dependen de un trabajo informal”, declaró su director en la región, Miguel Barreto.
“Estamos a tiempo de evitar que la pandemia covid-19 se convierta en una pandemia de hambre”, dijo Barreto desde Ciudad de Panamá, sede regional del programa.
Según el PMA más de 10 millones de personas vulnerables están en riesgo de ser empujadas aún más a la pobreza y al hambre en al menos 11 países, sumándose a los 3,4 millones que en 2019 se enfrentaban a una inseguridad alimentaria severa.
Eso significa que los afectados están en situación de emergencia y no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas tanto en cantidad como en variedad.
La proyección del PMA se basa en comparar la situación actual con evaluaciones de seguridad alimentaria en 2019, análisis de indicadores económicos tras el brote de covid-19 y en encuestas remotas realizadas este año para evaluar el impacto de la pandemia en mercados, disponibilidad de alimentos y medios de vida.
El informe consideró cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): la economía en la región se contraerá, -5,3 por ciento este año, y habrá 11,6 millones de nuevos desempleados, abarcando el desempleo a casi 38 de los 465 millones de integrantes de la población económicamente activa.
Por añadidura, 54 por ciento de la fuerza laboral la conforman trabajadores informales, con menores ingresos y escasa protección social, lo que apunta a un incremento de la pobreza de 29 millones de personas, para dejar como pobres a 216 de los 629 millones de latinoamericanos y caribeños.
El informe del PMA estima que en el corredor seco de América Central, que abarca porciones muy pobladas de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, el número de personas en inseguridad alimentaria pasaría de 1,6 a tres millones.
En Haití quedarían en esa condición 1,6 millones de personas, en vez de los 700 000 de 2019.
La población de migrantes venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú con inseguridad alimentaria severa subiría de 540 000 personas a más de 1 millón.
En la región del Caribe la situación puede agravarse aún más con la temporada de ciclones prevista para iniciarse en junio.
Los cálculos del PMA no consideraron datos de algunos países como Brasil, México o Venezuela, donde la agencia no tiene presencia actualmente.
El PMA informó que en 2019 apoyó programas nacionales en la región para auxiliar con alimentos o efectivo a 5,1 millones de personas vulnerables, y se propone sostener esa cooperación durante la actual pandemia.
Barreto dijo que “trabajando juntos podemos minimizar el riesgo de inseguridad alimentaria y proteger a los países y comunidades más vulnerables de los efectos potencialmente devastadores de la covid-19.
El PMA ha exhortado a los gobiernos a que sostengan los programas de asistencia a los sectores más pobres de su población, y a que los amplíen a otros grupos vulnerables, como los migrantes y los trabajadores informales afectados por el cierre de actividades donde habitualmente buscan su sustento.
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