El gobierno cubano debe decidir este año, en un marco de tensiones políticas y económicas, si entra o no al nuevo acuerdo de cooperación y asistencia entre la Asociación de Estados de África, Caribe y Pacífico (ACP) y la Unión Europea (UE), conocido como Post Cotonou.
“El nuevo plazo cierra el 31 de diciembre de 2020”, dijo a IPS el embajador de la UE ante La Habana, Alberto Navarro. Esa fecha final es tanto para la incorporación de Cuba como para la aprobación de los países participantes en la versión precedente del nuevo tratado internacional, con el nombre de la ciudad de Benín donde fue firmado en 2000.
Cuba integra la ACP, de 79 miembros, pero se abstuvo entonces de firmar con el bloque europeo el Acuerdo de Cotonou, un marco de intercambio comercial y asistencia al desarrollo, debido a la amenaza de aplicarle una cláusula condicionante en una época de complicadas relaciones con la UE.[pullquote]3[/pullquote]
El nuevo convenio en negociación llega en un clima diferente, luego de que este país insular caribeño y la UE consagraran un giro positivo en sus relaciones con la activación, el primero de noviembre de 2017, del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC).
Este convenio opera desde entonces, aunque de forma provisional, en espera de que sea ratificado por el último país europeo que está pendiente de hacerlo: Lituania, lo que se espera que suceda este año, mientras los parlamentos de los otros 26 socios de la UE ya cumplieron con el trámite.
Cuba es la única nación del Caribe insular que no participó en el acuerdo ACP-UE y por tanto quien puede llevar la relación con el bloque europeo a un nivel superior, si suscribe el Post Cotonou, justo cuando se agrava el diferendo entre La Habana y Washington, que ha recrudecido las sanciones contra la isla y quienes comercien con ella.
“Los negociadores acordaron, por varias causas, extender la licencia del convenio actual de Cotonou, que vencía en febrero de 2020, hasta el 31 de diciembre para sobre todo dar más tiempo a los 78 países vinculados y que temían por un vacío jurídico en caso de no terminar en fecha negociaciones tan complicadas”, precisó el diplomático de origen español en la entrevista con IPS.
Las negociaciones entre los dos grupos entraron en su recta final este mes y la idea es que se extiendan hasta mayo, para después comenzar a plasmar los acuerdos en la redacción del documento final.
“La posición de Cuba es muy clara cuando hemos hablado del tema: ellos desean esperar a que terminen las negociaciones para ver cómo es este convenio y entonces tomarán la decisión de si se adhieren o no”, explicó el embajador de la UE, sobre el marco que además promueve la cooperación entre países del Sur en desarrollo.
Navarro precisó que “Cuba podría asegurarse, a través de un protocolo, que en caso de contradicciones, confusiones y diferencias entre Post Cotonou y el ADPC, debe prevalecer siempre el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, como garantía para salvaguardar la relación bilateral”.
En la actualidad, la UE es el primer socio comercial e inversor de Cuba, además de que desde que entró en vigor el ADCP se triplicó su asistencia en cooperación. Además, de manera reiterada, tanto el bloque europeo como la ACP critican el embargo económico y financiero que Estados Unidos impone a Cuba desde 1962 y que arreció el año pasado.
“El acuerdo con ACP ofrece un acceso sin restricciones al mercado europeo, y además poder financiar proyectos a través del Fondo Europeo de Desarrollo. Son grandes ventajas pero no una receta mágica por sí solas… los países que salen adelante es gracias a sus propias medidas y esfuerzos de apertura económica”, dijo Navarro.
Cuba sufre una recaída económica desde 2016 por la crisis interna de su principal proveedor de petrolero en condiciones preferenciales, Venezuela, que se ha agravado por problemas acumulados de su economía y las presiones de la administración estadounidense de Donald Trump.
Como resultado, escasean alimentos y medicinas y hasta se atrasaron obligaciones vinculadas a la deuda externa.
“Hay muchas ventajas económicas y comerciales (en los convenios UE-ACP), pero no son enormes ni fundamentales”, evaluó el economista cubano Omar Everleny Pérez. “Dan créditos, apoyo a las inversiones, tarifas preferenciales… y adicionalmente los países ACP que firman los acuerdos son solidarios entre ellos”, dijo a IPS.
“Para aprovecharlas adecuadamente, las instituciones cubanas tendrían que cambiar de actitud hacia la cooperación internacional, que muchas veces es vista como una peligrosa concesión que le abre la puerta a la subversión”, consideró, sobre el factor político que a su juicio define la postura del gobierno cubano ante estos convenios.
“Se percibe que algunas fórmulas del tratado limitan la soberanía de los participantes (aunque eso pasa con cualquier tratado internacional que se firme) y que es un instrumento de presión en materia de derechos humanos”, continuó el investigador, quien recomienda medidas internas más audaces para sacar a flote la economía cubana.
El giro hacia la derecha de algunos países determinantes en América Latina y el regreso a las hostilidades con Washington reavivaron los cuestionamientos sobre temas como los derechos humanos en este país de gobierno socialista y sistema de partido único.[related_articles]
“Acceder a Cotonou no es una decisión fácil para el gobierno cubano”, sostuvo el analista político y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray, quien defiende que “Cuba debe aprovechar esta coyuntura” con el nuevo convenio ACP-UE.
“Ya se ha acumulado suficiente experiencia y masa crítica para poder aprovechar mejor las ventajas económicas de Cotonou, y la agresividad estadounidense obliga a ser más proactivos en la búsqueda de alternativas que reduzcan el daño del bloqueo”, dijo el analista, sobre el contexto actual.
“También sería beneficiosa para ambas partes la entrada de lleno de Cuba a los procesos de negociación junto a amigos caribeños, de África y el Pacífico. Las condiciones son propicias cuando el Consejo y la Comisión Europeas en general son favorables al desarrollo de la cooperación sin cortapisas de índole política”, amplió.
A su juicio, “la experiencia de muchos gobiernos que forman parte del grupo ACP indica que, aunque hay ciertos condicionamientos políticos, hay capacidad para negociar con la contraparte europea sin hacer concesiones que limiten la soberanía”.
Las negociaciones políticas para un nuevo tratado ACP-UE se iniciaron en Nueva York el 28 de septiembre de 2018. El actual Acuerdo de Cotonou reemplazó a la Convención de Lomé, vigente entre 1975 y 2000 entre Bruselas y las antiguas colonias anglófonas y francófonas en el Sur en desarrollo.
Cuba se incorporó en 1998 al grupo ACP, creado en junio de 1975 en Georgetown, la capital de Guyana.
Edición: Estrella Gutiérrez