Un total de 41 países siguen necesitando ayuda alimentaria externa, de ellos 31 situados en África, ocho en Asia y dos –Haití y Venezuela- en América Latina y el Caribe, según explica un estudio trimestral de las Naciones Unidas.
Los conflictos son la causa principal de los elevados niveles de inseguridad alimentaria, a la que se suman las condiciones meteorológicas adversas, en particular la escasez de lluvias en África.
Los países de la lista no han variado en los últimos seis meses, según el informe Perspectivas de cosechas y situación alimentaria publicado el jueves 19 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los 41 países que necesitan actualmente ayuda alimentaria externa son: Afganistán, Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Congo, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Guinea, Haití, República Centroafricana, República Popular Democrática de Corea, República Democrática del Congo, Iraq, Kenya, Lesotho, Liberia, Libia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Níger, Nigeria, Pakistán, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, República Árabe Siria, Uganda, Venezuela, Yemen y Zimbabwe.
Al mismo tiempo, las cosechas de cereales se anuncian abundantes en varios países de América Latina y Asia, mientras que la mejora de las condiciones de seguridad ha contribuido a impulsar la producción agrícola en la República Árabe Siria.
Los conflictos provocan hambre
Cerca de la mitad de los 41 países necesitados de ayuda son escenario de disturbios civiles o conflictos en toda regla, mientras que otros se enfrentan a una grave escasez de recursos debido a la gran afluencia de refugiados procedentes de países vecinos que experimentan tensiones.
En Afganistán, 3,6 millones de personas se encuentran en niveles de inseguridad alimentaria de «Emergencia» (Fase 4 de la CIF, la clasificación de fases de la seguridad alimentaria), y otros 10 millones en niveles de «Crisis» (Fase 3 de la CIF).
En Sudán del Sur, se estima que unos 6,35 millones de personas -es decir, el 54 por ciento del total de la población-, padecen de grave inseguridad alimentaria.
En Siria, si bien el aumento de la producción de la cosecha de trigo de 2019 mejoró la disponibilidad de cereales en el país, hay todavía unos 6,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, y otros 2,5 millones de personas más corren el riesgo de caer en esta misma situación si no cuentan con el apoyo adecuado para sus medios de subsistencia.
Los conflictos y la inseguridad civil son también los principales factores de la inseguridad alimentaria en Burundi, Camerún, la República Democrática del Congo, Yemen y partes de Myanmar y Nigeria.
En Venezuela, la hiperinflación ha erosionado gravemente el poder adquisitivo local, generando graves limitaciones al acceso de los hogares a los alimentos, mientras que se espera un descenso de la producción de cereales debido a la falta de insumos agrícolas. Unos 4,3 millones de personas han abandonado el país y se han establecido en países vecinos, donde sus necesidades humanitarias son «significativas», según el informe.
Lluvias escasas
La falta de precipitaciones -incluyendo una grave sequía en África oriental-, están agravando la situación de inseguridad alimentaria en varios países de la región.
Se prevé que la producción total de cereales en África oriental en 2019 descienda un 5,6 por ciento a partir de 2018, con las mayores contracciones de producción en Kenya y el Sudán. Los precios del maíz y el sorgo han aumentado fuertemente, hasta situarse en niveles elevados en toda la región. La seguridad alimentaria se ha deteriorado aún más en Kenia y Somalia.
En África occidental, las estaciones meteorológicas de Mauritania registraron fuertes déficits estacionales de precipitaciones a mediados de agosto, y los análisis de teledetección de las condiciones de los pastizales en algunas partes del país indican el nivel más bajo de producción de biomasa en los últimos 20 años. Se ha señalado una situación similar en el norte de Senegal.
Las condiciones climáticas adversas redujeron igualmente a la mitad la cosecha de cereales de 2019 en Zimbabwe, donde se prevé que el número de personas en situación de inseguridad alimentaria casi se duplique a principios de 2020, en comparación con el mismo período del año anterior. Se esperan tendencias similares en varios países vecinos.
También se anuncia que la producción agrícola en la República Popular Democrática de Corea será menor de lo habitual, debido a las lluvias inferiores a la media y a la escasa disponibilidad de agua para el riego en el segundo trimestre de 2019.
Se estima que alrededor de 40 por ciento de la población padece inseguridad alimentaria y necesita urgentemente ayuda alimentaria, según los resultados de una misión de evaluación conjunta rápida FAO/PMA de la seguridad alimentaria realizada el pasado mes de abril.
En total, la FAO espera que la producción total de cereales de 2019 para los 51 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) se mantenga prácticamente sin cambios, en 473,5 millones de toneladas, resultado del incremento en Asia, que compensa el descenso en África.
Este artículo fue publicado originalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agriculura, la FAO. IPS lo distribuye por un acuerdo especial con la ONU para la reproducción de sus contenidos.
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