El transporte produce 25 por ciento de las emisiones en América Latina y el Caribe. Mientras el aire de la mayoría de las capitales de la región ha llegado a ser casi irrespirable, el ciclismo ha capturado la imaginación de miles de latinoamericanos.
Cuatro de las principales urbes de la región han tomado medidas para promover opciones de movilidad sostenible que reduzcan la contaminación del aire y están fomentando el uso de la bicicleta como una medida concreta para limpiar el aire.
Se trata de cuatro iniciativas exitosas que están cambiando la manera en que los latinoamericanos se mueven en sus vidas diarias.
Transformando la movilidad de una megaciudad
En 2010, el servicio de bicicletas públicas Ecobici irrumpió en las calles congestionadas de la Ciudad de México, una de las urbes con mayor contaminación del aire en América Latina.
Ecobici ofrece una alternativa de bajo costo para reducir el uso del vehículo en la capital mexicana, por donde circulan unos 5 millones de autos.
En la actualidad, 170.000 personas se han afiliado al sistema y se han realizado 60 millones de viajes. Un 20 por ciento de los usuarios dejaron de usar automóviles particulares o taxis, y ahora privilegian la bici como su medio de transporte. Un 95 por ciento cree que gracias a este sistema la movilidad urbana ha mejorado, de acuerdo con una encuesta oficial.
Ecobici inició operaciones con 85 cicloestaciones y 1.200 bicicletas. Ahora cuenta con 480 estaciones y más de 6.800 unidades, de las cuales 340 tienen pedaleo asistido e incluyen pantallas táctiles con mapas en tiempo real y cargadores USB.
El servicio llega a 55 colonias (barrios) de la ciudad, en un área de 38 kilómetros cuadrados.
La red de bicicletas públicas de Ciudad de México es la mayor de América Latina y el Caribe, una región donde el automóvil ha sido tradicionalmente un símbolo de prestigio, pero donde la bici va ganando popularidad.
En la región, un total de 12 ciudades tiene servicios públicos como estos, según un estudio de 2015 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El sistema público y gratuito de bicicletas de Buenos Aires, también llamado Ecobici, cuenta con 2.500 unidades repartidas en 200 estaciones, y BiciQuito, en la capital de Ecuador, ya tiene más de 1.000 bicicletas en 25 estaciones.
La bici, parte del estilo de vida de Bogotá
El ciclismo se ha convertido en parte de la vida de miles de habitantes de Bogotá.
La capital de Colombia tiene el esquema de ciclorrutas más grande de América Latina, con 540 kilómetros de carriles exclusivos para bicicletas. En 2015, al menos cinco por ciento de los viajes se realizaban en bicicleta, según el BID.
Bogotá, al igual que otras capitales de la región, fue diseñada para los automóviles. Pero desde la década de 1970, las autoridades entendieron la importancia de promover el uso de bicicletas y comenzaron a construir los primeros carriles exclusivos. Hoy en día, alrededor de 2 millones de personas utilizan estas ciclovías.
El ciclismo es parte de un estilo de vida más saludable, especialmente entre los niños. Un estudio reciente descubrió que los niños de entre 6 y 10 años que usan los domingos las rutas recreativas de Bogotá tienen, en promedio, seis minutos más de actividad física vigorosa por día que los que no lo hacen.
Sin embargo, debido a que algunos de los carriles para bicicletas están abiertos solo los domingos, muchos critican el programa por enfocarse más en la recreación que en el transporte sostenible.
Por lo tanto, las autoridades de la ciudad han decidido dar un paso audaz y abrir un proceso de consulta para construir una política sobre el uso de las bicicletas.
La alcaldía de Bogotá espera alcanzar los 580 kilómetros de carriles exclusivos para ciclistas a fines de 2019 como parte de su plan para convertir a Bogotá en la «capital mundial de la bicicleta».
Ciencia ciudadana contra la contaminación en Buenos Aires
Las bicicletas también pueden ayudar a monitorear la calidad del aire. En Buenos Aires, 30 ciclistas voluntarios están midiendo las concentraciones de material particulado a través de sensores instalados en sus bicis.
El dispositivo, facilitado por la iniciativa Open Seneca de la Universidad de Cambridge, permite precisar la ubicación de las mediciones para determinar los lugares donde las personas están expuestas a una mayor contaminación.
Uno de los objetivos de del proyecto “es presentar un reporte con los resultados al Congreso de la Nación para que legisle en materia de polución del aire”, dijo Matías Acosta de la Universidad de Cambridge, la institución que promueve la iniciativa con el apoyo de las embajadas de Canadá y Gran Bretaña en Argentina, y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Open Seneca, un proyecto de ciencia ciudadana, aspira a que personas de distintas partes del mundo desarrollen y usen estos sensores de bajo costo para visibilizar el problema de la contaminación y ofrecer a los gobiernos datos confiables que impulsen medidas concretas en favor de un aire limpio.
“Hoy estamos iniciando una nueva etapa. Han salido voluntarios con sus bicicletas a monitorear la calidad del aire, de manera tal de que podamos entre todos cuidar del ambiente y de la salud de la gente”, dijo en mayo Sergio Bergman, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
La información que recaben los ciclistas se incorporará a las mediciones de la red automática de monitoreo atmosférico de Buenos Aires. Los datos de esta red se publican diariamente en el sitio web del Gobierno de la ciudad.
Costa Rica: las bicicletas en el centro de una política nacional
Costa Rica ofrecerá incentivos fiscales a las empresas que promuevan el uso de bicicletas entre su personal. Así lo determinó una reciente ley que regula el uso de bicicletas como parte de la estrategia para descarbonizar el país antes de 2050.
Cada vez más empresas cuentan con espacios exclusivos de estacionamiento, duchas y vestuarios para sus empleados, entre otras instalaciones.
El transporte genera más de 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la nación centroamericana.
Para reducir los contaminantes relacionados con el transporte, el gobierno está apostando por una movilidad limpia, y la ley sobre el uso de bicicletas es uno de los primeros pasos en esa dirección.
La ley exige una mejor infraestructura para los ciclistas y educación sobre seguridad vial, una materia que será obligatoria para todos los estudiantes en escuelas públicas y privadas. El documento también alienta y regula los sistemas municipales de bicicletas compartidas.
Las iniciativas públicas y privadas que promueven las bicicletas ya están en auge en el país. BiciBus, una compañía que brinda asesoría a quienes desean reemplazar sus autos con bicicletas, es una de ellas. Otra es la insignia de Ciclo-Incluyente, que se otorga a las empresas amigables con los ciclistas.
El año pasado, un equipo apoyado por ambos grupos recorrió 917 kilómetros en bicicleta desde San José hasta Ciudad de Panamá para crear conciencia sobre el papel de las bicicletas en la construcción de sociedades más limpias y saludables.
Este artículo fue originalmente publicado por ONU Medio Ambiente América Latina y el Caribe, con quien IPS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial para la difusión de sus materiales.
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