Esperanza, sonrisas y nueva vitalidad parecen instalarse de forma lenta, pero segura en varias partes del Sahel, donde el desierto del Sahara degradó grandes porciones del territorio, destruyó medios de subsistencia y dejó a muchas comunidades en la pobreza extrema.
El inesperado alivio llegó de la mano de la Iniciativa para la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahel, un proyecto de 8.000 millones de dólares de la Unión Africana (UA).
La iniciativa cuenta con apoyo de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD), y respaldo del Banco Mundial, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El Sahara, de 9,2 millones de kilómetros cuadrados, es el mayor desierto “caliente” del mundo, donde viven 70 especies de mamíferos, 90 de aves residentes y 100 de reptiles, señala la organización DesertUSA.
Recuperación de paisajes
La Gran Muralla Verde se propone recuperar tierras degradadas de África y transformar millones de vidas en una de las regiones más pobres del mundo. Eso se logrará, entre otras actividades, plantando una muralla de árboles en más de 20 países, desde el oeste de Gambia hacia el este hasta Yibuti, con más de 7.600 kilómetros de largo y 15 de ancho.
Los países involucrados son Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Etiopía, Eritrea, Senegal y Yibuti. Además, participan Argelia, Benin, Egipto, Gambia, Eritrea, Somalia, Camerún, Ghana y Togo.
Popularidad
El coordinador de la iniciativa de UA, Elvis Paul Nfor Tangem, dijo a IPS que el proyecto avanzaba bien, que tenía cada vez mayor popularidad y que generaba otras ideas a medida que cobraba impulso.
También dijo que la UA comenzó a trabajar con la secretaría de la Comunidad de Desarrollo de África Austral y el gobierno de Namibia para extender el concepto a las tierras áridas de África austral.
Namibia, que limita con Sudáfrica, se ubica entre los desiertos de Kalahari y de Namibia, y se cree que es el más viejo del mundo.
El mayor proyecto de la historia
Si la Gran Muralla Verde se extiende a África austral, habrá más de 20 países participando en el proyecto, convirtiéndolo en uno de los más grandes del mundo.
La búsqueda de fondos se hace a través de negociaciones bilaterales, así como a través de inversiones nacionales, señala la UA.
Los socios internacionales, entre los que está la Unión para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Fondo Verde para el Clima, el Observatorio del Sahara y el Sahel, entre otros, también desempeñan un papel fundamental para garantizar que el proyecto sea un éxito, y cuando concluya en 2030 será la mayor estructura viviente y una nueva maravilla del mundo.
Seguridad alimentaria
Se espera que la Gran Muralla Verde genere miles de puestos de trabajo y mejore la seguridad alimentaria y la resiliencia al cambio climático en el Sahel, una de las regiones más secas del mundo, y donde, según la FAO, la inseguridad alimentaria afecta a 29,2 millones de personas.
Para 2030, el objetivo es recuperar 100 millones de hectáreas de tierras actualmente degradadas y secuestrar unas 250 millones de toneladas de carbono.
“La implementación de la iniciativa es antes que nada a escala de país, es decir que cada uno comienza la implementación a nivel local”, explicó Elvis.
“Pero el factor común entre todos los países es que sus actividades se basan en la Estrategia Regional Armonizada y en sus Planes de Acción Nacional (PAN). Apoyamos la producción de los PAN en Camerún y en Ghana y también trabajamos en la región de la SADC”, añadió.
Regreso a casa
En Senegal, ya se crearon 75 puestos de trabajo directos y 1.800, indirectos, que incluyen los viveros y las huertas multipropósito, en los últimos seis años, según estadísticas oficiales.
En ese país, donde la desertificación redujo 34 por ciento de su superficie, la muralla verde recuperó poco más de 40.000 hectáreas, de las 817.500 hectáreas previstas.[related_articles]
Esa es una buena noticia para Ibrahima Ba y su familia, que dejaron su tierra para mudarse a Dakar, en busca de pasturas más verdes. Pero ahora analiza la posibilidad de regresar a su tierra.
“Tengo previsto regresar a fin de año para reconstruir mi vida destrozada. El Sahara no le hizo nada bien a nadie al quitarnos el sustento”, se lamentó Ba, un granjero fulani del norte de Senegal, en diálogo con IPS.
Unas 300.000 personas viven en tres provincias atravesadas por la muralla verde en Senegal.
Enfoque participativo
La especialista ambiental de la Iniciativa Derechos y Recursos, Marine Gauthier dijo a IPS que es necesario un enfoque participativo si se quiere que el proyecto resulte exitoso.
“En una región conflictiva, donde la gente depende de la tierra para subsistir y donde hay mucha actividad de trashumancia de pastores fulani, quienes podrían verse impactados con el proyecto, se necesita un cuidadoso enfoque participativo”, precisó Gauthier.
“Ya hubo conflictos hace unos años con los fulanis (pastores nómadas a quienes se les restringió el movimiento)”, recordó.
“Como cualquier otro proyecto de protección ambiental, su capacidad de involucrar a las comunidades locales para que sean las primeras beneficiarias del proyecto, es clave para su éxito a largo plazo”, puntualizó.
“El mapeo participativo es una herramienta muy exitosa que se ha usado en otros proyectos y que podría ser de gran ayuda para definir y crear la Gran Muralla Verde”, añadió.
Lograr empoderar a las comunidades sería muy interesante para la iniciativa.
“Se requeriría un gran esfuerzo, consultas y recursos económicos y humanos. Pero es la única forma de garantizar que el proyecto, del que la gente habla desde hace más de 10 años, logre su objetivo”, precisó.
“Porque cuando se empodera a las comunidades y se garantizan sus derechos a la tierra se beneficia directamente el ambiente y se preserva la tierra de daños mayores”, explicó.
Traducción: Verónica Firme