Conscientes del largo camino por andar, activistas califican de urgente la atención a los agresores varones en Cuba como parte del enfrentamiento de la violencia de género, que prioriza el apoyo a las mujeres víctimas con lentos aunque sostenidos avances.
“Es insuficiente aún el trabajo con agresores y requiere de una mirada multisectorial para lograr cambios”, dijo a IPS el comediante Sergio Enrique Morlán, promotor y voluntario de la Plataforma de Hombres Cubanos por la No violencia y la Equidad de Géneros, que con altas y bajas funciona desde 2011 en varias provincias cubanas.
Esta nación caribeña carece de protocolos para la atención a los hombres agresores y las mujeres víctimas de los diversos tipos de maltrato machista. Aunque para ellas, consideradas el grupo vulnerable, varias organizaciones civiles y estatales han creado pequeños e incipientes espacios de consejería y ayuda.
Cuba, con 11, 2 millones de habitantes, ocupó el lugar 25 en la tabla clasificatoria de144 países sobre igualdad de género publicado en 2017 por el Foro Económico Mundial.
Es una “demanda el trabajo con agresores, posterior a su detección y sanción impuesta por la justicia”, compartió Morlán, que coordina junto a otro activista a 52 promotores por una cultura de paz masculina en siete de las más importantes provincias del país.
“Si el agresor no logra entender en toda su magnitud los daños causados ni comenzar a desaprender la violencia, esta puede crecer”, alertó el activista del grupo que ahora se focaliza en la prevención de la violencia sexual, en especial el asunto tabú de la violación dentro de la pareja.
Cómo tratar a la parte masculina constituye un lado muy polémico de la violencia de género, que hoy provoca contradicciones dentro del activismo feminista y cientista.
En Cuba resulta complicado identificar a los maltratadores, pues no son públicas las cifras de los delitos en general. Como sucede en el resto del mundo, muchos perpetradores viven en la impunidad por los bajos índices de denuncias. Y juristas alertan que la legislación vigente está desactualizada en materia de violencia de género.
“Yo fui criticada durante muchos años porque el trabajo con hombres es muy incomprendido”, aseguró María Teresa Díaz, una sexóloga pionera en el estudio de las masculinidades en Cuba y quien acompaña la plataforma de hombres desde el no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR).
Para ella, “hay un despertar de la población cubana, aunque no es completo, en contra de la violencia de género” y “una voluntad muy grande de impulsar el trabajo con hombres”, donde se han dado “pasos importantes en la prevención y capacitación”.
Junto a OAR y la plataforma, la investigadora destacó el trabajo con la franja masculina del capítulo cubano de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, las acciones sobre paternidad responsable del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y la no gubernamental Unión Nacional de Juristas de Cuba.[pullquote]1[/pullquote]
Díaz recomendó realizar investigaciones para encontrar las formas más efectivas de atención a los agresores en el contexto cubano.
“Quizás tendríamos que crear espacios más privados para estos hombres, al estilo de los grupos de ayuda de Alcohólicos Anónimos, lograr un vínculo con las prisiones o aplicar las experiencias de la consejería individual”, sopesó para IPS.
“Ellos son los principales perpetradores de la violencia… si empoderas solo a las mujeres se resuelve solo una parte del problema”, reflexionó la investigadora del centro ecuménico que desde 2007 organiza anualmente un programa nacional de actividades para visibilizar y concienciar sobre el flagelo.
La actual edición de la XI Jornada Cubana por la No Violencia hacia Mujeres y Niñas dedica a los jóvenes sus actividades académicas, educativas, culturales y de sensibilización.
Esa jornada se realiza vinculada a los 16 días internacionales de activismo contra la violencia de género, que se realiza del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, has el 10 de diciembre, Día Mundial de los Derechos Humanos.
El foco en los jóvenes resulta particularmente necesario luego de conocerse los primeros resultados de Cuba, en el estudio “Imaginarios Sociales que configuran y legitiman las violencias contra las mujeres. Análisis en mujeres y hombres adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe”, realizado este año.
En este país, el estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas estudió a más de 500 chicas y chicos de 15 a 25 años entre marzo y junio de 2017, como parte de la pesquisa coordinada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y apoyada por la organización humanitaria internacional Oxfam.
“Aunque el país ha logrado importantísimos niveles de inclusión y participación de la mujer en la vida social, prevalecen construcciones sexistas y estereotipadas que se reproducen y perpetúan sobre todo en el ámbito doméstico”, concluyó la síntesis de la parte cubana del estudio, aun sin pubicar y al que IPS tuvo acceso.
Además se recabó que la mayoría de los jóvenes identifican los diferentes tipos de violencia (física, sexual, económica, psicológica y simbólica) y los rechazan, pero no se mostraron dispuestos a actuar contra esos actos cuando los presencian.
“Esto de ser agresor se vincula a la manera en que se educaron a hombres y mujeres.”, explicó a IPS la psiquiatra Ivón Ernard, a cargo de la Consejería a Mujeres en Situaciones de Violencia que OAR abrió en 2016 en su sede en La Habana.
“Esos hombres suelen tener conductas violentas anteriores, y muchos las reproducen en sus relaciones siguientes”, estimó. “Otros siguen ejerciendo violencia contra la expareja, de los que tenemos varios casos. Muchos tienen un nivel educacional alto y buena imagen social, por eso es muy difícil visibilizar la violencia”, subrayó.
La consejería, que hasta ahora ha atendido a más de 70 mujeres, articula su trabajo con los Centros Comunitarios de Salud Mental, el Servicio de Orientación Jurídica del Cenesex, psiquiatras y psicólogos infantiles, y grupos comunitarios de apoyo en ciernes, que operan en dos municipios del occidente cubano y se aspira a extender.[related_articles]
“Menos de la mitad de las mujeres se han decidido a denunciar aunque un por ciento alto de ellas toma decisiones y empieza a reajustar su vida”, reveló la experta.
Las víctimas que acudieron a OAR suelen ser mujeres en edades entre 40 y 50 años y, en segundo lugar, aquellas entre 21 y 39 años. “La mayoría son profesionales o técnico medio, o sea, que se desmitifica la idea de que la violencia solo ocurre en familias marginales o con bajo nivel educacional”, enfatizó Ernard.
La consejería se suma a otros espacios existentes como la atención psicológica y pastoral del no gubernamental Centro de Reflexión y Diálogo-Cuba, en la ciudad de Cárdenas, a 150 kilómetros al este de la capital, y los servicios de las 174 Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, de la paraestatal Federación de Mujeres Cubanas.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que funciona dentro de las Naciones Unidas, resalta los avances de Cuba en igualdad de género.
Pero también recomienda ampliar la ayuda a las víctimas, “elaborar y aprobar una ley integral sobre la violencia contra la mujer”, “asegurar un acceso efectivo a la justicia” y “establecer centros de acogida”, entre otros.
Editado por Estrella Gutiérrez