La rápida urbanización traslada las consecuencias de la malnutrición del medio rural a las ciudades, y de hecho, uno de cada tres niños menores de cinco años con problemas de crecimiento, de los 155 millones que hay en el mundo, vive en una ciudad.
La degradación de tierras afecta la productividad, la profundización de las consecuencias del cambio climático, los conflictos, así como la inseguridad alimentaria, la pobreza y la falta de oportunidades para generar ingresos son responsables de que las personas dejen el campo y emigren a las ciudades.
Dentro de 13 años, 5.000 millones de personas vivirán en entornos urbanos.[pullquote]3[/pullquote]
La población mundial se duplicará en 30 años, a partir de 2000, y se triplicará el área con asentamientos humanos hasta 1,2 millones de kilómetros cuadrados, según el Informe Mundial de Tierras 2017.
Cerca de 90 por ciento del crecimiento espacial y de la población urbana ocurre en Asia y en África, y los cambios más drásticos se registrarán en el primero, según el documento elaborado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).
En 2050, 56 por ciento de la población asiática será urbana. India llegará a esa marca ese año, y China ya pasó la mitad en 2012.
El mayor cambio se registrará en la actividad económica, que dejará de ser predominantemente rural y pasará a ser urbana, catapultará, en particular a China e India, hacia una posición de liderazgo económico.
Pero el motor del crecimiento urbano podría basarse en una población migrante con un enorme grado de malnutrición.
De las 777 millones de personas subalimentadas aumentaron en 2016 a 815 millones. Y la mayor inseguridad alimentaria se debe principalmente a los conflictos, a menudo exacerbados por impactos vinculados a eventos climáticos, señala el Estado Mundial de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición de este año, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO),
De productores de alimentos en el campo a consumidores netos en las ciudades
Los agricultores familiares, que antes cultivaban para su propio consumo y vendían el excedente, ahora emigran hacia una estructura económica en la que la disponibilidad de efectivo define su seguridad alimentaria.
En las ciudades, los hogares pobres de muchos países en desarrollo destinan más de la mitad de sus ingresos a comprar alimentos, coinciden numerosos estudios.
La fluctuación de precios, que a veces afecta a los productos básicos y hace que cada vez se importen más de otras partes del mundo, afecta más a los más pobres.
Cuando Sunita Behera llegó a Nueva Delhi con sus tres hijos, el menor de apenas tres años, y su esposo, un obrero que trabajaba en la construcción de un estadio para los Juegos de la Mancomunidad, solo podían comer carne y pescado una vez a la semana, y la verdura y las lentejas eran su alimento regular.
El precio de las lentejas aumentó debido a la importación que se hizo para cubrir la demanda.
En 2014, la variedad más consumida costaba 1,5 dólares el kilogramo. Reduciendo la cantidad cocinada a la mitad, Behera mezclaba el almidón de arroz para espesarlo un poco y saltaba un poco de pimientos para darle gusto.
Pero en 2015, su esposo se cayó de un andamio y estuvo meses sin poder trabajar.
El precio de las lentejas se había duplicado y con su salario de trabajadora doméstica apenas habría podido comprar las lentejas necesarias para un mes. Así que tuvieron que conformarse con arroz y papas.
En Asia, y en particular en India, muchos citadinos, y sobre todo los hombres que emigran solos, no tienen tiempo ni espacio para cocinar y comen cada vez más en la calle.
La mala calidad de las viviendas, la falta de saneamiento y de higiene en los asentamientos precarios, además de la ausencia de familia y de apoyo de la comunidad, agravan los problemas de las personas de bajos recursos en las ciudades, lo que se traduce en subalimentación y deficiencia de micronutrientes.
Con 65 por ciento de su población por debajo de los 35 años, India aportará más de la mitad de la fuerza laboral en la próxima década en este continente, concluyó este estudio.
En las últimas dos décadas, la población de las ciudades de India aumentó de 217 millones de personas a 377 millones, y se pronostica que en 2031 llegará a 600 millones, 40 por ciento de los 1.500 millones de habitantes de este país.
Urbanización, pérdida de tierras cultivables y subalimentación
No solo la superficie de las ciudades se triplicará entre 2000 y 2030, sino que la ampliación proyectada ocurrirá en algunas de las tierras más productivas del mundo, alerta un estudio de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAP, en inglés), de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Asia y África concentraran 80 por ciento de la pérdida de tierras cultivables. Y las tierras que se pierden en Asia, tres por ciento, representan la mayor pérdida absoluta porque lleva a la pérdoda de seis por ciento de la producción anual de alimentos, observa el documento de 2016.
En la actualidad, 60 por ciento de las tierras cultivables que rodean los pueblos y las ciudades pequeñas tienen dispositivos de irrigación y son el doble de productivas.
China e India continuarán con su rápida urbanización, pero siguiendo distintos modelos espaciales y de desarrollo, indica el estudio de la PNAP.
La pérdida de tierras cultivables en China entre 2000 y 2030 se calcula que será de entre cinco y seis por ciento, llegando a unas nueve millones de hectáreas, lo que representa una décima parte de la pérdida en la producción de alimentos.[related_articles]
Y en India, la expansión del área urbana hasta 2030 implicará la pérdida de cuatro millones de hectáreas, la mitad de China.
Eso implica que este país perderá dos por ciento de su producción para 2030, principalmente por la naturaleza de su urbanización, caracterizada por pequeñas ciudades y de 100.000 habitantes, según el estudio del PNAP.
Pero numerosos especialistas indios coinciden en que el desarrollo de infraestructura y el cambio en el uso de la tierra, a favor de la industria y la minería, ya afecta severamente la seguridad alimentaria y nutricional de las personas más desfavorecidas, incluidos muchos de los 104 millones de indígenas, que dependen en parte de insumos obtenidos de la selva.
Además, ese país planifica un corredor industrial entre el centro financiero de Mumbai y Nueva Delhi, que implica el desarrollo de unas ocho nuevas ciudades industriales en seis estados.
Por ejemplo, India construyó 20.000 kilómetros de nuevos y mejorados caminos entre 2012 y 2017 para mejorar el sistema de transporte. Y debido a una grave escasez de 18 millones de viviendas registradas en ese país en 2012, el gobierno destinó la periferia de la ciudad como área de expansión.
La pérdida de tierras cultivables puede compensarse con el comercio internacional, pero las consecuencias recaen sobre los sectores más desfavorecidos.
La intensificación de los cultivos tampoco es deseable en Asia meridional porque la tierra ya está sometida a esa práctica. Y con el cambio climático que ya afecta a los cultivos, profundizar la intensificación sería contraproducente.
Las políticas para asegurar una urbanización sostenible y una cantidad y calidad de alimentos adecuada implica proteger las tierras agrícolas periurbanas de la conversión, incentivando a los agricultores de los alrededores a maximizar su producción y alentar a la población urbana a cultivar alimentos aún en pequeñas parcelas y en los techos.
Pero hasta ahora, la calidad de la gobernanza en países con importantes pérdidas de tierras cultivables tiende a ser de mediana a baja en economías emergentes como India y China, señala el estudio de PNAP.
Traducido por Verónica Firme