Se necesita de un cambio de paradigma en la forma en que se producen, consumen y comercializan los alimentos en los países de América Latina y el Caribe, si se quieren frenar los problemas de salud asociados a una mala nutrición.
De allí que encontrar sistemas de producción alimentarios sanos y sostenibles fue la idea que debatieron expertos, académicos y representantes de gobiernos del área y de agencias de las Naciones Unidas, en un foro regional, en San Salvador, entre el 5 y el 7 de septiembre.
El reto es abrumador: combatir no solo el hambre y la malnutrición, sino también el sobrepeso y la obesidad en América Latina y el Caribe, cuando esos padecimientos ganan terreno en la región de más de 640 millones de personas.
El Simposio Regional sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles para la Alimentación Saludable fue organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y por la Organización Panamericana para la Salud (OPS).[pullquote]3[/pullquote]
“Este espacio es una oportunidad para compartir experiencias, para que tengamos normas y trabajemos intensamente en esto, que es un reto para toda la sociedad: el urbanismo, el sedentarismo, el cambio en los hábitos alimentarios, las comidas rápidas ultraprocesadas, terminan siendo una amenaza”, dijo el representante de la OPS en El Salvador, Carlos Garzón.
En 2012, 38 millones de personas murieron por enfermedades no transmisibles, de los que 48 por ciento eran menores de 70 años, “personas que no debieron haber muerto”, destacó.
“Y buena parte de esas enfermedades, como diabetes e hipertensión, están vinculadas procesos de sobrepeso y obesidad, y con ello, a la alimentación”, subrayó.
Por su parte, Julio Berdergué, representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO, señaló que esta zona del mundo está perdiendo la pelea contra el hambre y el sobrepeso.
La región, dijo, había ejercido un importante liderazgo mundial, de la mano de políticas públicas integrales para enfrentar el hambre, y se logró sacar a 26 millones del estado de inseguridad alimentaria desde 1990 hasta hoy.
“Pero hace cinco años que ya no estamos avanzando como lo veíamos haciendo. Lamento tener que anunciar que los datos que FAO publicará la próxima semana, van a confirmar que, por primera vez en una generación, el planeta, y también nuestra región, retrocede en la lucha contra el hambre”, acotó durante el foro.
En cuanto al sobrepeso, comentó que 24 países del área presentan una proporción de personas obesas en valores cercanos o superiores a 20 por ciento de la población.
Sin embargo, Chile, México y Bahamas están por encima de 30 por ciento, y Uruguay, Argentina y Trinidad y Tobago con cerca de 29 por ciento.
De acuerdo a la FAO, la obesidad está erosionando las oportunidades de desarrollo de casi cuatro millones de niños latinoamericanos y caribeños. En Brasil y en Paraguay representan 12 por ciento de ese grupo poblacional, en Chile, Bolivia y en México, nueve por ciento, y en El Salvador, seis por ciento.
Algunos participantes en el foro visitaron la aldea de Pepenance, en el municipio de Atiquizaya, a 83 kilómetros al oeste de San Salvador, para conocer el esfuerzo que desde el 2013 realiza la escuela del lugar para impulsar el programa de Escuelas Sostenibles.
Ese proyecto forma parte del Programa de Alimentación Escolar Sostenible, del Ministerio de Educación de El Salvador.
Dentro de ese programa los estudiantes aprenden a producir alimentos en el huerto escolar y comen un platillo diario como refuerzo nutricional, elaborado con legumbres, hortalizas y otros productos naturales adquiridos a agricultores familiares locales, entre otros aspectos.
La iniciativa de Escuelas Sostenibles, apoyada por la FAO y con el respaldo financiero de Brasil, se desarrolla nacionalmente en 10 de los 14 departamentos de El Salvador, e incluye a 40 de los 262 municipios y a 215 de las más de 3,000 escuelas ubicadas en el área rural. Beneficia a un total de 73,000 estudiantes.
A la escuela de Pepenance llegaron una docena de directores de otros centros escolares del municipio, productores locales y otros actores vinculados al proyecto, para recalcar que el esfuerzo debe continuar y ampliarse aún más.
La maestra Ana Fajardo, directora de la Escuela Parvularia Cordelia Ávalos Vda. de Labor, explicó que antes los alumnos a veces no asistían a clases porque estaban malnutridos en sus casas y en la escuela no había el complemento nutricional de los llamados “refrigerios” en este país centroamericano de 6,4 millones de habitantes.[related_articles]
La situación cambió desde que la escuela entró al programa, aseguró. Ahora disfrutan diariamente de platillos elaborados con cereales, granos, frutas, hortalizas y proteínas.
Yajaira Ortiz, una alumna de noveno grado, el último de educación básica, de 12 años, explicó que mediante los huertos no solo están aprendiendo a producir alimentos, sino que ayudan al aprendizaje en materias como matemáticas.
“Los huertos hacen que nuestra clase sea más interesante, salimos del aula y vemos que allí tenemos muchas figuras geométricas también”, añadió. Eso porque los sembradíos están plantados y organizados en pequeñas parcelas de formas geométricas, como triángulos, círculos y otros.
Explorar experiencias como el programa alimentario escolar salvadoreño y de iniciativas similares en otros países fue parte del debate en el foro en la capital salvadoreña.
“Esta es la cara concreta, real, del debate en el simposio en San Salvador, allá estamos discutiendo grandes ideas, políticas públicas, pero con experiencia como esta de aquí es a lo que nos referimos cuando hablamos de sistemas saludables y sostenibles”, recalcó Berdergué a IPS.
El Salvador es parte del grupo de 13 países de la región que desde el 2009 forman parte de una iniciativa impulsada por FAO y por el gobierno de Brasil, para extender el programa de escuelas sostenibles, adaptando los logros obtenidos por esa nación sudamericana con su Programa Nacional de Alimentación Escolar.
La coordinadora regional dentro de la FAO del proyecto de Fortalecimiento a los Programas de Alimentación Escolar para América Latina y el Caribe, la brasileña Najla Veloso, destacó que es importante vincular a los productores locales en el esfuerzo, porque así se fortalece el tejido social y económico de la comunidad.
Veloso explicó a IPS que en Brasil 30 por ciento de los alimentos ofrecidos a 42 millones de estudiantes, diariamente, provienen por mandato legal de productores locales.
“Es necesario comprar de la agricultura familiar, pues eso va a producir cambios en la economía local y un empoderamiento de las comunidades”, comentó.
Editado por Estrella Gutiérrez