“La lluvia fue nuestra némesis y nuestra salvadora”, observó Kanniappan, al recordar la primera semana de diciembre de 2015, cuando esta capital del sureño estado indio de Tamil Nadu quedó bajo agua.
“Los vecinos amables nos dejaron quedarnos en el piso de arriba de su casa cuando el agua subía. La lluvia también era nuestra única fuente de agua potable”, añadió.
Por su parte, Kalavathy no conoce los vínculos entre los eventos climáticos extremos y el recalentamiento planetario. Lo único que tiene claro es que, ese diciembre, su casa quedó bajo unos 4,5 metros de agua.
Y ahora, tras trabajar en el turno nocturno, debe levantarse a las cuatro de la madrugada para bombear el líquido vital, suministrado por las autoridades en determinados momentos.
La vida de Kalavathy y sus vecinos, quienes ahora viven detrás de un muro de más de cuatro metros de alto en el terraplén del río Adyar, parece girar en torno al agua, ya sea porque es mucha o demasiado poca.
Chennai se convirtió literalmente en una isla en diciembre de 2015. El aeropuerto quedó inundado y los trenes y los vuelos debieron cancelarse, dejando a esta ciudad aislada del resto de India durante unos días.
Las inundaciones dejaron más de 500 personas muertas, y las pérdidas económicas se estimaron en unos 7.400 millones de dólares, un monto que se repitió aproximadamente en las otras ciudades indias que también quedaron sumergidas.[pullquote]3[/pullquote]
El problema de las inundaciones fue uno de los grandes temas debatidos en la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible (Hábitat III), realizada del 17 al 20 de este mes en la capital de Ecuador.
El gobierno de India divulgó un borrador con indicadores sobre cómo deberían ser las “ciudades inteligentes”.
Eventos climáticos extremos
Las lluvias incesantes también habían causado inundaciones en Chennai en noviembre.
“El promedio de precipitaciones en noviembre es de 407,4 milímetros, pero en 2015 cayeron 1.218,6. En diciembre, el promedio ronda los 191 milímetros, pero el año pasado llegó a 542 milímetros, rompiendo una marca de 100 años”, precisó G.P. Sharma, de Skymet Weather Services Pvt Ltd.
Lo ocurrido en esta ciudad se atribuyó al fenómeno de El Niño, pero numerosos científicos coinciden en que con el cambio climático, aumentarán los eventos climáticos extremos.
“Habrán más lluvias en menos días, como ocurrió en Chennai en 2015, en Cachemira en 2014 y en Uttarakhand en 2013”, indicó Sushmita Sengupta, del Centro para la Ciencia y el Ambiente, con sede en Nueva Delhi, lo que coincide con el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), respecto del aumento de la intensidad de las lluvias en India.
Mala planificación urbana e inundaciones
Las inundaciones son el desastre más recurrente, según el Instituto Nacional de Gestión de Desastres de India, y afectan a un gran número de personas y a vastas áreas.
El Ministerio del Interior identificó a 23 de los 35 estados indios como propensos a las inundaciones.
No fue hasta después de las de Mumbai, en 2005, que la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres distinguió a las inundaciones urbanas de las fluviales, pues tienen diferentes causas y requieren de estrategias de control distintas.
El gobierno de Chennai no estaba preparado para hacer frente a la situación, a pesar de las alertas del Departamento de Meteorología. Y en el caso del norteño estado de Jammu y Cachemira, no había un sistema de pronostico de inundaciones ni un departamento exclusivo para la gestión de desastres cuando se inundó en 2014.
Las causas de cada inundación y las consecuencias son distintas para cada ciudad y región, pero el denominador común es la extremadamente mala planificación urbana.
En 1951, un informe del Instituto de Asentamientos Humanos, con sede en Bengaluru, señaló que solo habían cinco ciudades indias con más de un millón de habitantes. En 2011, había 53 en esa situación, además aumentó la superficie construida, se asfaltaron caminos y disminuyeron los espacios abiertos.
Pero otro análisis de ese instituto revela que aumentan las áreas construidas de forma desproporcionada en comparación con el crecimiento de la población.
Entre 2000 y 2010, la población de Kolkata aumentó alrededor de siete por ciento, pero su área construida lo hizo 48 por ciento. Y en Bengaluru, el área construida se duplicó en comparación con el número de habitantes en el mismo período, lo que refleja el gran desarrollo de la infraestructura comercial.
Desaparición de esponjas urbanas
Los espacios abiertos, que fueron reemplazados por estructuras de concreto, eran principalmente masas de agua que actuaban como esponjas y absorbían la lluvia.
El aumento de población también significó más desperdicios y que las masas de agua de las ciudades se convirtieran en vertederos de los residuos municipales, como ocurrió en Pallikaranai, una área pantanosa de Chennai. También se volvieron contenedores de aguas residuales, como el río Bharalu, que atraviesa la ciudad de Gauhati, en el nororiental estado indio de Assam.[related_articles]
“Los urbanistas valoran la tierra, no el agua”, se lamentó Sengupta.
Un mapa de Chennai de 1909, muestra un lago de 6,4 kilómetros de largo en el centro de la ciudad.
T.K. Ramkumar, miembro del Comité de Expertos sobre Pallikaranai, dijo a IPS que en la década de los años 70, el gobierno rellenó lagos en la ciudad y los parceló.
La invasión de masas de agua es un problema común en este país. Las estadísticas revelan que cuantas más masas de agua pierda una ciudad, más inundaciones sufre.
“De los 262 lagos registrados de Bengaluru en los años 60, solo 10 tienen agua, y 65 de los 137 que había en Ahmedabad ahora son áreas construidas”, detalló Chandra Bhushan.
En el futuro
Tras las inundaciones de Chennai, la Junta Parlamentaria Permanente reclamó medidas estrictas contra la invasión de masas de agua. Pidió al gobierno de Tamil Nadu que limpiara los canales y los lechos de los ríos para que estos fluyeran, que mejorara las redes de saneamiento y que creara índices de vulnerabilidad con mapas.
Esas medidas pueden aplicarse a cualquiera de las ciudades indias en la misma situación.
El gobierno indio destinó 164 millones de dólares a la recuperación de 63 masas de agua en el marco del Programa de Conservación de Humedales y Lagos. Pero los datos muestran que es necesario acelerar los esfuerzos.
Sin embargo, en el borrador del Indicador de Estándares de Ciudades Inteligentes, no hay ninguno que mida la preparación ni la resiliencia de las ciudades frente a los desastres climáticos.
En lo que respecta a Chennai, “la capacidad de retención de Pallikaranai debe mejorarse con métodos adecuados tras la realización de estudios hidrológicos e hidrogeológicos”, observó la especialista Indumathi M. Nambi, del Instituto de Tecnología.
La recuperación de los cuerpos de agua y las medidas de mitigación de inundaciones deben ser específicas para cada situación, teniendo en cuenta la extensión y las condiciones topográficas de las zonas de captación, los drenajes existentes y propuestos de aguas pluviales, el estatus de los terraplenes y la permeabilidad del suelo, entre otras variables.
Con esas medidas y voluntad política, los especialistas creen que se podrá garantizar la seguridad de los habitantes y la resiliencia de las ciudades.
Traducido por Verónica Firme