El cubano Juan Manuel Noriega, de 66 años, toma cada día medicamentos para la hipertensión y la diabetes. “Y me adapté bien a la terapia antirretroviral”, dijo sobre el tratamiento contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que contrajo hace un año.
Poco visibles hasta ahora por tabúes sobre el sexo entre los adultos mayores, las personas de más de 50 años comienzan a recibir una atención especial de los programas estatales y grupos de voluntarios en Cuba, que intentan revertir el lento y sostenido crecimiento del virus causante del sida.
En esa franja etaria, el Ministerio de Salud Pública registra un leve crecimiento de los contagios en los últimos años, una tendencia observada por organismos sanitarios en el resto del mundo debido, entre otras causas, a la baja percepción de riesgo.
El último informe del Registro Informatizado de VIH/sida de ese ministerio reveló que en 2015 fueron detectados 363 portadores de 50 años y más, de los cuales 79 eran mujeres y 284 hombres. Un año antes se habían diagnosticado 312 personas en ese rango, de las cuales 53 eran mujeres y 259 hombres.
Con una cobertura gratuita de salud, que en el caso del VIH/sida incluye la terapia antirretroviral y otros medicamentos dispensados en las farmacias estatales, en este país caribeño viven actualmente con el virus 19.915 personas, que constituyen 0,17 por ciento de la población de 11,2 millones de habitantes.
Noriega, vecino del municipio capitalino de Centro Habana, fue una de las 37 personas de 65 años y más diagnosticadas en 2015.
“En una relación ocasional hubo una rotura de condón. Me hice la prueba enseguida pero dio negativo. Antes de que pasaran los tres meses para repetirme la prueba, enfermé y bajé de peso 15 kilos. Al momento identifiqué al VIH”, contó a IPS este jubilado del sector estatal, donde trabajó como cocinero.
“La prevención debe llegar a todas las personas de manera efectiva. Yo soy sexualmente activo y hay personas de 70 años que también”, valora el promotor voluntario, que se valió de los conocimientos adquiridos en esa función para acudir pronto al médico y hacerle frente a la enfermedad.
“Saber sobre sida es importante para evitar los riesgos pero también para actuar rápido en cuanto se sufren accidentes como en mi caso”, consideró. “Para mí fue muy duro contraer el VIH a esta edad y siendo promotor de salud. Me levanté, me adherí al tratamiento y mi carga viral es hoy no detectable”, compartió.
“Mis amigos y la red me han apoyado mucho”, contó sobre TransCuba, la Red Nacional de Personas Trans, Parejas y Familias, una de los colectivos comunitarios que acompaña el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que desde 2008 despliega una campaña contra la homofobia y la transfobia.
Ante la sociedad, Noriega se mostró toda su vida como gay para ser más aceptado en el empleo estatal y entre practicantes como él de la religión yoruba (afrocubana), que calificó de “muy homofóbica”. “Pero siempre me gustó vestirme de mujer. Por esa causa, estuve preso dos veces cuando era joven”, recordó.
Juan Manuel o Victoria Now, su nombre travestido de mujer, sufrió “vejaciones y humillaciones” durante el período de homofobia institucionalizada, que comenzó en este país insular en los años 60 cuando las personas homosexuales eran llevadas a campos de trabajo.[pullquote]1[/pullquote]
Esta política se mantuvo hasta la década de los 90, con condenas por el otrora delito de “ostentación pública de la homosexualidad”.
“Las personas de la tercera edad hoy pueden hacer cosas que tiempos atrás no pudieron a causa del estigma y la discriminación. Tienen otras costumbres e ideas arraigadas que requieren de atención particular”, explicó Malú Cano, coordinadora nacional de TransCuba, con 3.000 integrantes en las 15 provincias del país.
La red, que previene las infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida como parte de su misión de empoderar a las personas trans, incorporó en 2015 una línea de trabajo específica para los mayores de 50 años. “Siempre tuvimos integrantes de esas edades pero no habíamos particularizado en sus necesidades”, indicó Cano.
“Tenemos un país envejecido”, contextualizó la coordinadora.
Después de una intensa búsqueda en las comunidades, “incorporamos a 60 trans de la tercera edad”, indicó Cano. “Muchas de nosotras no llegamos a ser viejas a causa del VIH/sida, que a pesar de los tratamientos, disminuye la esperanza de vida”, explicó.
En TransCuba conviven las diferentes identidades trans, como transexuales (personas identificadas psicológicamente con el sexo opuesto al biológico) y travestis (que se visten a la manera del sexo opuesto).
Alrededor de 30 personas accedieron a la cirugía de reasignación sexual, como parte de un programa multisectorial donde participa la red.
Coordinado por Noriega, el grupo de 50 años y más en TransCuba identificó que esas personas en su mayoría padece VIH/sida, tienen poca percepción de riesgo y baja autoestima, carecen de familias y apoyos en materia de cuidado, y muchas adultas mayores tampoco reciben pensiones porque nunca accedieron al trabajo formal.[related_articles]
Desde que se detectó el primer caso en 1986, el VIH en Cuba ha estado concentrado en los hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), una categoría de comportamiento que incluye a gays, bisexuales, heteroflexibles y trans. Fuentes oficiales estiman que los HSH son 70 por ciento de la población que vive con el virus.
En cuanto a la edad, las autoridades sanitarias señalan a los jóvenes entre 20 y 29 años como el grupo de mayor riesgo.
Sin embargo, el estatal Centro Nacional de Prevención de la ITS y el VIH/sida, con una larga trayectoria dirigida a jóvenes, HSH y mujeres, inauguró en 2015 una línea de trabajo para las personas de más de 50 años, que en estos momentos se encuentra en la fase de captación y formación de promotores voluntarios de salud sexual.
El estudio “Percepción de riesgo de sida en adultos mayores de un área de salud”, publicado en 2015 en la revista Medisan, concluyó que las personas estudiadas ese grupo etario “poseían conocimientos sobre la enfermedad; sin embargo, no percibían el riesgo de esta para ellos mismos”.
Un equipo del Hospital Clínico-quirúrgico Universitario Dr. Ambrosio Grillo Portuondo, de la ciudad de Santiago de Cuba, a 847 kilómetros al este de La Habana, entrevistó a personas de la tercera edad atendidas en la policlínica Ramón López Peña, en la segunda ciudad en importancia del país.
Observó que no usan condones porque los consideran solo un método anticonceptivo y no suelen realizarse la prueba para detectar el virus con regularidad aunque mantengan una vida sexual activa y cambien de pareja. Alertó que, como en todo el mundo, es posible que existan más adultos mayores portadores que lo notificado.
Editado por Estrella Gutiérrez