El dilema de África hacia el acceso universal a la electricidad

Jefes de Estado africanos durante la ceremonia de inauguración de la sesión anual del Banco Africano de Desarrollo en Lusaka. Crédito: Yoka | @vandvictors
Jefes de Estado africanos durante la ceremonia de inauguración de la sesión anual del Banco Africano de Desarrollo en Lusaka. Crédito: Yoka | @vandvictors

«Es inaceptable que 138 años después de que Thomas Edison desarrollara la lamparilla incandescente, cientos de millones de personas no puedan tener acceso a la electricidad en África», se lamentó el presidente del Banco Africano de Desarrollo (BAD), Akinwumi Adesina, en la capital de Zambia.

Las estadísticas indican que más de 645 millones de personas en África no tienen acceso a la electricidad y que más de 700 millones carecen de energía limpia para cocinar.[pullquote]3[/pullquote]

Adesina atribuye la pobreza del continente y la constante emigración de los jóvenes a Europa a la falta de energía.

«Incluso los insectos huyen de la oscuridad hacia donde hay luz. Nuestros jóvenes están huyendo, cientos se ahogan, pero el futuro de la juventud de África no está en el fondo del mar Mediterráneo», declaró en la inauguración de la 51 sesión anual del BAD, que se celebró en Lusaka del 23 al 27 de este mes bajo el lema «Energía y cambio climático”.

Entre las estrategias del banco se encuentra la llamada Ilumina y Enciende a África, con el objetivo de lograr el acceso universal a la energía en el continente dentro de los próximos 10 años, mediante la expansión de la red de electricidad en 160 gigavatios para conectar al sistema a 130 millones de personas, y a 75 millones de personas a sistemas fuera de la red.

«Sencillamente, África está cansada de estar en la oscuridad», aseguró Adesina. El funcionario cree que el acceso universal a la energía liberará el potencial del continente para poder alimentar a su población y alcanzar la industrialización, la integración y, en última instancia, mejorar la calidad de vida de la gente.

El BAD «invertirá 12.000 millones de dólares en el sector de la energía en los próximos cinco años», explicó.

Pero como el acuerdo climático alcanzado en París en 2015 se centró en la transición a la energía renovable, una pregunta clave dividió a la opinión en la sesión anual celebrada en Lusaka. ¿África debe liderar el camino hacia el crecimiento verde o seguir por la vía intensiva en dióxido de carbono que tomaron los países del Norte para lograr la industrialización?

El expresidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, defendió el derecho de África a tomar la segunda vía.

«En África tenemos que usar lo que tenemos para conseguir lo que necesitamos. Occidente utilizó el carbón para desarrollarse y creo que también se nos debería permitir contaminar un poco y, luego, todos nos sumaremos a la limpieza», afirmó Obasanjo durante una mesa redonda sobre el Nuevo Trato para la Energía, una de las iniciativas que el banco presentó en Lusaka.

Aunque el pensamiento de Obasanjo parezca fuera de lugar dado el impulso mundial hacia la energía renovable, en Lusaka hubo una sensación de apoyo al derecho de África a desarrollarse como le plazca, especialmente cuando los grandes contaminadores eluden el apoyo financiero y los recortes de las emisiones de gases invernadero.

«Primero tenemos que conseguir el acceso a la energía para que podamos saber cuál es limpia y cuál es sucia», exclamó Idriss Deby, el presidente de Chad y de la Unión Africana.

«Siempre es difícil hacer una elección cuando no se tiene de dónde elegir… Aunque tenemos que brindar el acceso universal a la energía, el cambio climático obstaculiza nuestros esfuerzos, ya que algunas estrategias se consideran sucias», señaló el presidente de Zambia, Edgar lungu, al resumir el dilema de África.

Lungu destacó los problemas energéticos de su país, tras la escasez de lluvias sufrida en dos temporadas consecutivas que provocó bajos niveles de agua para la generación de electricidad en las principales centrales hidroeléctricas de Zambia.

Los presidentes de Kenia, Uhuru Kenyatta, y de Ruanda, Paul Kagame, así como el vicepresidente de Nigeria, Yemi Osinbajo, estaban más preocupados acerca de si la energía renovable es una opción realista ante la industrialización del continente.

«Creemos que la energía renovable y el cambio climático son graves pero el desarrollo de nuestra gente es una prioridad. La situación de África es única. Por ejemplo, hemos estado hablando de la industria aquí y… eso podría exigirles a los países que instalen cientos de hectáreas de plantas solares para alcanzar la potencia necesaria», expresó Osinbajo, cuyo sentir pareció reflejar el de Kagame y Kenyatta en una mesa redonda televisada.

El tono subyacente de los líderes africanos en estas conversaciones apuntó al flujo irregular de financiación para el clima y de transferencia de tecnología, un tema de debate en el núcleo del desarrollo del continente, en relación con el cambio climático.

El cambio climático es real y tanto el Norte como el Sur concuerdan por unanimidad que África es una víctima del mismo sin haberlo provocado. Por lo tanto, eso implica justicia climática a través de la financiación para el continente.[related_articles]

El argumento sostiene que África debe recibir apoyo financiero para adaptarse a las consecuencias negativas del cambio climático, pero al mismo tiempo desempeñar un papel clave en los esfuerzos de mitigación. Sin embargo, los fondos para el clima no se han concretado.

«Muy poco dinero está fluyendo hacia la adaptación y al banco le inquieta esta tendencia”, comentó Kurt Lonsway, gerente de la división de Ambiente y Cambio Climático del BAD. La institución “quiere que más recursos se canalicen también a la adaptación, al igual que sucede con la mitigación, dónde se está invirtiendo una gran cantidad de recursos», añadió.

El flujo irregular de los recursos financieros, junto con el escaso compromiso que asumiera el Norte industrializado en la reducción de las emisiones, podría explicar el tono desafiante de los líderes africanos con respecto a la energía renovable, a pesar de que apoyan plenamente el acuerdo climático de París.

La expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, dijo que «la financiación climática ya no tiene que ver con la ayuda a África, sino con los medios por los que se puede salvar al mundo del cambio climático catastrófico”.

“Por lo tanto, les ruego a ustedes, líderes africanos, que utilicen su voz colectiva para conseguir lo que quieren», subrayó la directora de la Fundación Mary Robinson por la Justicia Climática.

Sin embargo, al exsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas Kofi Annan le preocupa la voluntad política de los gobernantes africanos.

«La transformación que buscamos también requiere una acción decisiva de parte de los líderes de África en la reforma de los servicios públicos ineficientes, poco equitativos y a menudo corruptos, que no lograron brindar a las empresas un suministro de energía fiable ni a la gente el acceso a la electricidad», sostuvo el diplomático, que ahora preside la organización Africa Progress Panel.

Traducido por Álvaro Queiruga

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