Radhika Banarjee, una trabajadora sexual de 24 años, escucha atentamente en una reunión informativa sobre la prevención del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) realizada en el centro de Dacca, la capital de Bangladesh.
Aunque trabaja muchas horas por la noche, ella y sus colegas quisieron asistir a la reunión que se realizó en la tarde porque el programa de educación sobre la prevención del virus que provoca el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) significaba mucho para ellas.[pullquote]3[/pullquote]
«Como trabajadora sexual, soy muy vulnerable a la transmisión del VIH. No tengo idea si mis clientes están a salvo, pero definitivamente no quiero tener ninguno de estos virus mortales», subrayó Radhika, esposa separada y madre de dos hijas en edad escolar.
«Quisiera que mis hijas no se enteraran jamás de mi profesión, pero lo más importante es que tengo que sobrevivir para darles… la mejor vida posible que pueda», añadió.
Otra trabajadora sexual, la adolescente Jhuma Akter, explicó que «mi pan de cada día procede de una profesión que es odiada por la sociedad y sé que no puedo cambiar eso. Sin embargo, deseo practicar sexo seguro para que mis clientes estén a salvo”.
Esta sensibilización sobre las prácticas de sexo seguro para prevenir el VIH/sida y demás infecciones de transmisión sexual (ITS) entre las trabajadoras sexuales no se produjo de un día para el otro.
“Antaño la mayoría de las trabajadoras sexuales ignoraban los tecnicismos de la transmisión del VIH. Ahora que tenemos una base de datos de este tipo de grupos vulnerables, la información aumentó”, según Shova Rani, una mujer transgénero y líder de la organización Badhan Hijra Sangha.
Nargis Akhter Lipy, coordinador del programa de VIH/sida, denominado Fortalecimiento de la Salud y otras Oportunidades para Adolescentes Vulnerables (Shova), ejecutado por la organización no gubernamental (ONG) Poder Joven en la Acción Social, también habló con IPS.
«Hubo un enorme aumento de concienciación entre las trabajadoras sexuales con las que trabajamos. Cada vez muestran más entusiasmo en el programa… lo que se evidencia por la creciente asistencia semanal», afirmó.
Shova capacita a integrantes de grupos vulnerables en la prevención del VIH en poblaciones de mayor riesgo. Existen cientos de programas similares realizados por otras ONG en Bangladesh, un país de 160 millones de habitantes.
Las primeras intervenciones realizadas por el gobierno y sus socios se consideran un punto de inflexión estratégico en el éxito continuo de las bajas tasas de prevalencia del VIH, a pesar de las vulnerabilidades.
Los expertos están de acuerdo en la estrategia, pero aún persisten algunas dificultades.
«Las primeras campañas de prevención del VIH tuvieron un impacto enorme, pero mi preocupación es la epidemia de transmisión… entre usuarios de drogas inyectables (UDI) – alrededor de cinco por ciento», indicó Ubaidur Rob, director de la organización Population Council, que ha realizado importantes aportes a la investigación de la prevención del virus.
«El VIH a menudo se propaga con mayor rapidez entre los UDI y se transmite a través de sus redes de parejas sexuales a la población en general», explicó Rob.
Halida Khandaker, directora ejecutiva de la organización Confidential Approach to AIDS Prevention, comparte esa inquietud.
«La tasa de prevalencia del VIH en la población general es inferior a uno por ciento. Pero en algunos grupos de mayor riesgo la tasa de infección es muy alta (de cinco por ciento en los UDI) y en una zona cercana a los países vecinos con alta prevalencia… la infección es alta (2,7 por ciento entre las trabajadoras sexuales). ¿Qué pasa con sus parejas, cónyuges y clientes?”, cuestionó.
“Hay muchas posibilidades de que transmitan la infección a sus parejas. Es difícil rastrearlos y realizarles un análisis. Si la práctica religiosa de la circuncisión masculina tiene algún efecto para mantener baja la prevalencia del VIH, ¿entonces por qué persisten las enfermedades de transmisión sexual?», destacó Khandaker.
Uno de los desafíos es mantener las actuales bajas tasas de prevalencia del VIH en Bangladesh.
El país respondió tempranamente a la epidemia del VIH en 1985, cuando se instrumentó la primera estrategia nacional para hacer frente a la amenaza de la infección. Esto sucedió mientras muchos países con comportamientos de alto riesgo en ese momento ni siquiera contaban con una política nacional al respecto.
Bangladesh, sin embargo, se preparaba para combatir la infección del VIH casi cinco años después del primer caso detectado en el mundo. El Comité Nacional sobre el SIDA se formó en 1985, cuatro años antes de que el primer caso autóctono se detectara en el país.[related_articles]
El Centro Internacional de Enfermedades Diarreicas, Bangladesh (icddr, b), una organización líder en la investigación en salud, realiza análisis de sangre en las poblaciones de mayor riesgo desde 1998.
Los resultados de la última investigación de este tipo en todo el país indican que Bangladesh va por buen camino. En todo el país hay menos de uno por ciento de prevalencia de VIH entre las poblaciones de mayor riesgo y la transmisión del virus entre los UDI se redujo de siete por ciento a principios de 2000 a 5,3 por ciento en 2011.
«Creemos que la razón principal por la que la prevalencia se mantuvo baja se debe a las primeras intervenciones de prevención… que comenzaron mucho antes de que el VIH se detectara», explicó Tasnim Azim, director del Programa para el VIH en icddr, b.
Si bien los resultados son alentadores, los expertos apuntan a cuestiones más prácticas.
El país comparte una frontera porosa con India, que tiene una de las mayores concentraciones de personas que viven con VIH/sida al noreste de Bangladesh.
Además de este comportamiento de riesgo, la migración de los jóvenes, bajas tasas de alfabetización y de uso del condón, alta prevalencia de enfermedades de transmisión sexual y escasos servicios de salud para las personas seropositivas indican que el VIH/sida en Bangladesh es una bomba de tiempo a punto de estallar.
El Programa Nacional de Sida/ETS sostiene que hay 3.241 casos de VIH en el país, frente a los más de 9.000 que calcula el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida. Entre las personas seropositivas, 1.299 desarrollaron el sida.
«Los mayores desafíos son enfrentar el estigma social, la violación de la confidencialidad y el rechazo. Todavía vivimos en una sociedad que discrimina mucho a los portadores de VIH. Uno de mis pacientes me dijo una vez que ser seropositivo es como recibir una sentencia de muerte», expresó Labiba Shafinaz, médica de la ONG Mukto Akash Bangladesh.
Traducido por Álvaro Queiruga