Horace Walters viajó 6.903 kilómetros desde su natal Santa Lucía hasta París para entregar un mensaje sencillo pero urgente a la comunidad internacional, reunida en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Walters, el presidente de la Sociedad Cooperativa de Pescadores de Santa Lucía, asegura que las consecuencias del cambio climático –principalmente el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos – afectaron profundamente a las comunidades costeras, los pescadores y las granjas piscícolas de su país.[pullquote]3[/pullquote]
«Necesitamos que las organizaciones internacionales y los países (ricos) pongan su dinero donde hicieron mucho daño. El daño no lo hicimos nosotros. No hemos sido capaces de tener ese tipo de impacto sobre el ambiente como lo ha hecho el mundo desarrollado, así que queremos que sean conscientes y que entiendan que necesitamos apoyo», señaló en diálogo con IPS.
«Necesitamos dinero para construir nuevas defensas contra el mar… nos va a costar dinero comprar barcos nuevos y más grandes. Necesitamos ayuda», sostuvo Walters, que trabaja en el sector de la pesca desde hace más de 40 años.
Para Owen Day, director de la Alianza Caribeña por los Santuarios Pesqueros (C-FISH, en inglés), las comunidades costeras que dependan únicamente de la pesca deben recibir mayores oportunidades.
«Los arrecifes de coral son esenciales para el Caribe y estamos perdiéndolos. Esta es una prioridad», exhortó en un evento paralelo a la COP21, que se desarrolla hasta el día 11 en París.
«El cambio climático es una amenaza enorme pero no debemos renunciar. Evidentemente la reducción de las emisiones (de gases invernadero) debe ser urgente… y (el calentamiento promedio del planeta de) 1,5 grados es un máximo por el que tenemos que luchar, pero también necesitamos medidas locales en el terreno para aumentar la resistencia de estos ecosistemas”, añadió Day.
En la región de la Comunidad del Caribe (Caricom), la población es muy dependiente de la pesca para su desarrollo económico y social. Este recurso también contribuye en gran medida a la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, el empleo, el ingreso de divisas, el desarrollo y la estabilidad de las comunidades rurales y costeras, su cultura, recreación y turismo.
El subsector proporciona trabajo directo a más de 120.000 pescadores y oportunidades indirectas de empleo a miles de personas, especialmente las mujeres, en el procesamiento, la comercialización, la construcción de barcos, la elaboración de redes y otros servicios de apoyo.
«Queremos asegurarnos de que haya un reconocimiento del impacto negativo del cambio climático en nuestra industria pesquera, que nuestro pueblo debe seguir utilizando de manera sostenible los recursos», expresó Walters.
«Nuestra gente quiere comer buena proteína y el pescado es una fuente de la mejor proteína», sostuvo.
Asha Singh, directora de la Unidad de Gobernanza Oceánica en la Organización de Estados del Caribe Oriental, coincide con esa opinión. «Obtenemos alrededor de 55 por ciento de nuestras necesidades proteínicas del medio marino. La pesca es un sector importante para nosotros. Sin embargo, no logramos transformarlo en una actividad económica viable. Aún sigue siendo un porcentaje muy pequeño de nuestro producto interno bruto”, explicó.[related_articles]
El aumento del nivel del mar y las condiciones meteorológicas extremas provocaron la destrucción de infraestructura cara, como lugares para atracar, vestuarios y rampas.
«Una gran cantidad de pescadores viven en las zonas costeras y si estas se inundan… tenemos que tener una nueva política de tierras para reubicar a esa gente. Va a ser una preposición muy difícil para nuestro pueblo porque en el Caribe somos consumidores de pescado», recordó Walters.
Los expertos advierten que la acidez de los océanos podría aumentar hasta 170 por ciento a finales de siglo, con las consecuentes pérdidas económicas. Esta situación modificaría los ecosistemas y la biodiversidad de los mares, lo que tendría consecuencias de largo alcance para los seres humanos.
Los científicos añaden que las pérdidas económicas por la disminución de la acuicultura de mariscos y la degradación de los arrecifes de coral tropicales serían importantes, debido a la sensibilidad de los moluscos y otras formas de vida a la acidificación oceánica.
«En nuestras islas usamos… trampas para pescar y entendemos que con el aumento del nivel del mar el coral va a terminar en aguas profundas. Así que no tendremos peces en los arrecifes de coral… los pescadores que usan trampas tendrán serios problemas», pronosticó Walters.
Para entender “cómo es la pesca en el Caribe, tenemos pescadores que pescan en las zonas cercanas a la costa y aquellos que pescan en alta mar. (Algunos) tiran sus redes en la playa, y vamos a tener todo tipo de problemas si nuestros arrecifes de coral son demasiado profundos, si no podemos atrapar langosta, y especies de alto precio debido a la acidificación de los océanos. Vamos a tener que encontrar nuevas áreas para pescar”, advirtió.
«Así que el cambio climático va a generar problemas para la comunidad pesquera y queremos decirle al mundo desarrollado que no solo deben tener en cuenta el impacto para su desarrollo, queremos que entiendan que en el Caribe necesitamos apoyo», subrayó.
Ash propuso medidas de adaptación al problema.
“La reducción de la presión pesquera en los arrecifes de coral es un desafío político a veces, pero es una prioridad. Se debe dar más recursos a la gestión de la pesca. Es una prioridad de adaptación», aseguró.
Traducido por Álvaro Queiruga