El papa Francisco finalizó este martes 22 su visita de cuatro días a Cuba con llamados a “salir de casa” y “tender puentes”. El sumo pontífice de la Iglesia Católica partió al mediodía hacia Estados Unidos para continuar su gira por estos dos países inmersos en un histórico proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas.
Antes, Francisco celebró su tercera y última misa en tierra cubana en la Basílica Menor del Santuario Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba, una ciudad a unos 900 kilómetros al este de la capital.
La liturgia fue seguida paso a paso por el presidente Raúl Castro, quien se esmeró en atenciones hacia su huésped y lo acompañó en sus tres oficios religiosos.
La agenda de Jorge Mario Bergoglio, primer papa latinoamericano de la historia, incluyó misas y recorridos en un vehículo descubierto por las tres ciudades que visitó: La Habana, Holguín y Santiago de Cuba.
También sostuvo encuentros con obispos, religiosos y religiosas, católicos laicos, así como con las autoridades, incluido el exgobernante Fidel Castro (1959-2008).
“No tenemos información sobre la continuidad de la mediación del Vaticano en las conversaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero no cabe duda que existen temas pendientes que el Papa Francisco tendrá oportunidad de plantear a ambos presidentes”, indicó a IPS desde Washington el analista político chileno Patricio Zamorano.
Zamorano se refirió a la coincidencia del papa, que hablará este viernes 25 ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, donde también intervendrá el presidente Castro, al igual que el mandatario estadounidense, Barack Obama.
Varios especialistas no descartan un encuentro tripartito en la ONU, dado el especial interés de Francisco en el acercamiento entre los dos vecinos, enfrentados por más de medio siglo. “El papa vino a Cuba como facilitador de ese camino de distensión, de creación de confianza”, comentó a IPS en La Habana el intelectual católico Lenier González.
En su opinión, el actual es un “momento muy político”, que requiere la “facilitación en silencio” y discreción.
Francisco no se reunió con representantes de la oposición interna. Pero la periodista independiente Miriam Leiva confirmó a IPS que ella recibió una invitación de la Nunciatura Apostólica para estar presente en el lugar, a donde se desplazó el papa tras llegar al país.
“Es positivo que nos hayan invitado (a la nunciatura). Fue un gesto hacia la oposición con algo simbólico”, valoró la ex fundadora del grupo disidente femenino Damas de Blanco, que no pudo llegar a la cita porque fue retenida por agentes policiales como también les sucedió a las opositoras Marta Beatriz Roque y Bertha Soler.
Desde su llegada el sábado 19, Francisco abundó en sus llamados a la reconciliación, solidaridad y acompañamiento en un sentido abarcador. “Queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”, reiteró antes de dejar la isla.
El pontífice insistió en el protagonismo de las familias y los jóvenes, 26 por ciento de la población de 11,2 millones de habitantes. Especialistas aseguran que la juventud es mayoría entre la creciente población emigrada que se disemina por más de 148 países, aunque la mayoría se concentre en Estados Unidos, España y Canadá.
La Organización Internacional para las Migraciones estimó que 11.167 cubanos y cubanas dejaron su país en 2013.
Durante un encuentro especial con miles de jóvenes, en su segunda jornada en La Habana, el papa los convocó a trabajar juntos en pos de objetivos comunes más allá de sus diferentes puntos de vista y creencias. “Cuando hay división, hay muerte (….) porque estamos matando la capacidad de unir, estamos matando la amistad social”, señaló.
Al compartir con una representación de familias cubanas en la Catedral de Santiago de Cuba, alertó este martes que “sociedades divididas, rotas, separadas o altamente masificadas son consecuencia de la ruptura de los lazos familiares; cuando se pierden las relaciones que nos constituyen como personas, que nos enseñan a ser personas”. [related_articles]
“La familia nos salva de dos fenómenos actuales: la fragmentación (la división) y la masificación. En ambos casos, las personas se transforman en individuos aislados fáciles de manipular y de gobernar”, amplió en la cita con núcleos familiares que representaron a las 11 diócesis católicas, otras denominaciones religiosas y no creyentes.
El profesor de historia de las religiones Enrique López Oliva afirmó a IPS que esta visita se orientó a impulsar que la Iglesia Católica se inserte en Cuba en el futuro político y social del país, inmerso actualmente en un proceso inacabado de actualización de su modelo socialista de desarrollo económico.
Las relaciones entre el catolicismo y el gobierno de Cuba pasan por sus mejores momentos, pero la jerarquía católica mira con ojos críticos la realidad cubana actual.
En su plan pastoral 2014-2020 alerta inclusive que “la salud, la educación y el deporte que hace décadas experimentaron logros importantes, se encuentran en proceso de estancamiento y en algunos casos de involución”.
Asegura ver “la urgencia en muchos ciudadanos para que se realicen reformas más profundas y oportunas, que permitan solucionar problemas acuciantes generadores de agobio, incertidumbre y desgaste, como es el resolver los problemas cotidianos de transporte, vestido y alimentación; junto a otros de mediano plazo como la vivienda y las pensiones de seguridad social”.
La Iglesia Católica vive un acelerado protagonismo como mediador político en asuntos internacionales y domésticos de la nación caribeña, lo que deja atrás décadas de enconado antagonismo con el gobierno socialista.
El Vaticano fue un mediador clave en las conversaciones secretas que permitieron el deshielo con Estados Unidos, iniciado el 17 de diciembre de 2014. Antes, el presidente Castro y el cardenal Jaime Ortega sostuvieron un diálogo inédito que derivó, entre julio de 2010 y marzo de 2011, en la excarcelación de 126 prisioneros por motivos políticos.
A diferencia de otras denominaciones dentro del diverso panorama religioso cubano, algunas misas y mensajes católicos son transmitidos por la televisión nacional, monopolizada por el Estado. Las autoridades de varias provincias devuelven desde 2013 sedes de templos e instituciones católicas que fueron confiscadas por el Estado.
Hoy se construyen las tres primeras iglesias en Cuba después de 1959, cuando llegó al poder la revolución proclamada socialista en 1962. La parroquia Juan Pablo II, en La Habana; de la Asunción, en Santiago de Cuba; y otro templo en Pinar del Río, se edifican gracias a los permisos dados por el gobierno en 2014.
Incluso Francisco reiteró su reconocimiento a las llamadas “casas de culto”, que son viviendas privadas donde se celebran actividades religiosas para reemplazar la falta de templos en muchas comunidades cubanas. Todas las religiones en el país acuden a esta alternativa, cuyos reglamentos fueron flexibilizadas en 2005 por las autoridades.
La Iglesia Católica posee en Cuba 305 parroquias y más de 2.300 casas de misión, de las cuales 62 por ciento están ubicadas en zonas rurales. Cifras de esta fe cristiana aseguran que 60 por ciento de la población cubana está bautizada pero apenas dos por ciento asiste a la misa dominical.
Editado por Estrella Gutiérrez