Los países de América Latina cumplieron, parcialmente y con altibajos, el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) referido a la lucha contra el VIH/sida, según se desprende del informe que Onusida publicó este martes 14 sobre el estado mundial de la epidemia.
“El mundo ha alcanzado las metas para el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) del ODM 6. La epidemia se ha detenido y revertido” aseguró el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, en el prólogo del informe “Cómo el sida lo cambió todo. ODM6: 15 años, 15 lecciones de esperanza de la respuesta al sida”.[pullquote]3[/pullquote]
Entre las luces que destaca el informe de Onusida (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida) se indica que 47 por ciento de las personas mayores de 15 años y 54 por ciento de los niños y niñas menores de 14 años que viven con VIH en América Latina recibieron terapia antirretroviral en 2014, una de las coberturas más altas del mundo.
El promedio mundial es de 41 por ciento para los adultos y 32 por ciento para los niños y niñas.
No obstante, las coberturas latinoamericanas pueden ser mayores a 47 por ciento, como en Argentina, Brasil, Colombia, México y Venezuela, los cinco países que concentran más de 75 por ciento de los casos regionales de VIH/sida, o muy inferiores, como en Bolivia, que no llega a 25 por ciento de cobertura antirretroviral.
El informe recoge como ejemplo a seguir un hito regional: la Organización Mundial de la Salud (OMS) validó el 30 de junio a Cuba como el primer país del planeta en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/sida.
Chile, Costa Rica y Uruguay serían los próximos países de la región en lograr esa validación oficial, posiblemente antes de junio de 2016, pronosticó el director regional de Onusida para América Latina, el hondureño César Núñez, en entrevista con IPS desde Ciudad de Panamá.
Los tres pilares de la lucha
Los expertos, activistas y afectados consultados por IPS coinciden en que toda lucha eficaz contra la epidemia debe basarse en tres pilares: la prevención precoz del VIH, la cobertura universal del tratamiento y la reducción del estigma y la discriminación que padecen las personas seropositivas y que limita su acceso a los dos primeros.
Según Onusida, de las personas que se estima que viven con el VIH en América Latina, 70 por ciento fueron diagnosticadas y 47 por ciento comenzaron la terapia antirretroviral. De estas, 66 por ciento suprimieron el virus, o sea 28 por ciento de todas las personas seropositivas en la región.
La prevalencia del VIH en la región asciende a 0,4 por ciento dela población en general –frente a 0,8 por ciento a nivel mundial-, pero ese porcentaje aumenta hasta 25 o 30 por ciento entre las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual, a más de 10 por ciento en los hombres gays y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSM), y a seis por ciento en las trabajadoras sexuales.
“El VIH se concentra en las comunidades de la diversidad sexual… que encuentran muy difícil incluso llegar a hacerse la prueba en un centro de salud cuando, en el mejor de los casos, son estigmatizados o discriminados en la calle o en el mismo centro de salud, y en el peor… sujetos de violencia física”, expresó Núñez.
Entre enero de 2013 y marzo de 2014 la Corte Interamericana de Derechos Humanos recibió 770 denuncias de violencia (594 asesinatos y 176 ataques graves) porque el victimario veía en la orientación sexual, la identidad o la expresión de género de la víctima una causa para la agresión.[pullquote]1[/pullquote]
La Corte recomienda a los Estados que recopilen estas denuncias con el fin de desarrollar políticas de protección de los derechos humanos de la población de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI).
“Las leyes de identidad de género, de matrimonio igualitario, de antidiscriminación… son claros ejemplos de legislación que… contribuyen a disminuir la discriminación y permiten el acercamiento de las poblaciones más afectadas a los sistemas de salud”, señaló a IPS el argentino Carlos Falistocco, presidente del Grupo de Cooperación Técnica Horizontal de Latinoamérica y el Caribe, que reúne a los coordinadores de programas de sida de la región.
Núñez reconoció que la región “logró frenar el avance del VIH pero nos quedamos un poco cortos en revertir la marcha” de la epidemia, una de las metas del sexto ODM, que como los otros siete debe completarse este año, cuando serán reemplazados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esa cortedad se confirma en la cantidad de nuevas infecciones por VIH. Aunque se redujeron en 13 por ciento entre 2000 y 2014, en los últimos cinco años hubo pocos cambios en el número anual de nuevos casos en la región, lo que implicaría un estancamiento.
Núñez lo explica porque “hubo una especie de relajamiento en cuanto a la respuesta. En algunos casos creo que hay la percepción de que esto ya no es más un problema en América Latina, lo cual no nos permitió canalizar recursos adicionales o priorizar más en el diagnostico del VIH y su tratamiento”.
María José Fraga, representante de la Red de Personas que Viven con VIH/Sida en Uruguay, coincide con esa opinión.
Que el VIH “se haya convertido en una enfermedad crónica, como puede ser la diabetes o la hipertensión, también llevó a una despreocupación social. Hoy prácticamente no se habla de la epidemia, porque no está presente. Y por eso seguimos encontrándonos con diagnósticos tardíos. No hay una conciencia individual de ir a hacerse la prueba o de ir al médico y pedirla”, aseguró a IPS.
Fraga tiene 44 años y hace 24 que vive con el VIH. Cuando recibió su diagnóstico, en 1990, “no había prácticamente tratamiento”, recordó.
“Ahora, la evolución fue vertiginosa, porque ya en el 95 o 96 había una gran variedad de fármacos… en aquel momento se esperaba más tiempo para iniciar el tratamiento. Y las pautas de ese tratamiento van cambiando según se va conociendo más de la enfermedad y de la evolución de las personas”, indicó.
Juan José Meré, asesor en VIH/sida del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), explicó a IPS que, en el caso de Uruguay, “hay casi 40 por ciento de personas que se diagnostican ya con sida, con la enfermedad avanzada. Obviamente que pueden revertir su condición, y en general lo hacen, pero a un costo importante de su propia salud”.
Según Onusida, en por lo menos la mitad de los países de la región, 38 por ciento de las personas que viven con el VIH tenían, cuando se hicieron la prueba por primera vez, la enfermedad avanzada, que se define por un recuento de linfocitos CD4, las células esenciales del sistema inmunitario, inferior a 200 por milímetro cúbico de sangre.[related_articles]
La OMS y Onusida recomiendan que el tratamiento antirretroviral comience cuando la persona tiene un recuento de 500 CD4 y aún es asintomática.
“Algunos países, como Brasil y Argentina” ofrecen el “tratamiento a todo paciente diagnosticado independientemente de su nivel de defensas”, precisó Falistocco.
¿Qué rumbo debe tomar América Latina en el futuro?
“Debemos basarnos en ese gran mensaje que dio el secretario general Ban… no dejemos a nadie atrás, rezagado. En la región podemos avanzar mucho sobre todo si garantizamos que las comunidades de la diversidad sexual tengan acceso a los servicios en todo el continente”, exhortó Núñez.
Editado por Estrella Gutiérrez