África debe buscar su propia resiliencia al cambio climático

Cadáveres de ovejas y cabras desperdigados en un paisaje desértico tras la gran sequía que asoló a Somalilandía en 2011, una de las consecuencias del cambio climático que, según los especialistas, los países africanos deben atender, sin depender de la asistencia internacional. Crédito: Oxfam East Africa/CC by 2.0
Cadáveres de ovejas y cabras desperdigados en un paisaje desértico tras la gran sequía que asoló a Somalilandía en 2011, una de las consecuencias del cambio climático que, según los especialistas, los países africanos deben atender, sin depender de la asistencia internacional. Crédito: Oxfam East Africa/CC by 2.0

Los países africanos deberían buscar sus propias estrategias para mejorar su adaptación al recalentamiento planetario y mitigar los efectos que el cambio climático tendrá en las futuras generaciones, en vez de seguir dependiendo de la asistencia extranjera.

Ese fue el mensaje que resonó en la conferencia científica internacional “Nuestro futuro común con el cambio climático”, realizada este mes en la capital de Francia, que albergará la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

La cumbre, que se realizará del 30 de noviembre al 11 de diciembre, debe forjar un acuerdo universal y vinculante para evitar que la temperatura global de la Tierra supere los dos grados centígrados.

África ya siente a diario los efectos del recalentamiento planetario, según la sudafricana Penny Urquhart, especialista independiente y una de las autoras del quinto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Las proyecciones sugieren que en ese continente la temperatura superará los dos grados para 2100, y que a nivel de la tierra se registrará un aumento más rápido que a escala global. Las evaluaciones científicas también concuerdan en que África sufrirá cada vez más los efectos de este fenómeno padeciendo eventos climáticos extremos que aumentarán en frecuencia, intensidad y duración.

“La mayoría de los países de África subsahariana tienen un alto grado de vulnerabilidad climática”, remarcó Urquhart a IPS. “Con los años, la gente resultó buena adaptándose a esas variaciones, pero lo que vemos es un aumento de los riesgos vinculados al cambio climático, pues se hacen cada vez más acuciantes”, dijo.

Los sistemas para monitorear los datos todavía no son buenos y son escasos, pero “sí sabemos que hay un aumento de temperatura”, añadió. Si la temperatura global promedio se eleva dos grados para fines de este siglo, el impacto se sentirá como si hubieran aumentado cuatro en África austral, alertó la integrante del IPCC.

La vulnerabilidad a la variación climática depende mucho del contexto y de la exposición de las personas a sus consecuencias, según la especialista sudafricana, por ello es difícil estimar cuánta gente se verá afectada por el recalentamiento global en este continente.

Pero el IPCC señala que de las 800 millones de personas que se estima viven en África, más de 300 millones soportan escasez hídrica, y que para 2050, el número de quienes estarán en riesgo de sufrir un mayor estrés por agua rondará entre las 350 millones y las 600 millones de personas.

En algunas áreas, precisó Urquart, no es fácil predecir qué pasará con la lluvia. “En la región del Cuerno de África, las observaciones parecen mostrar una disminución de las lluvias, pero los modelos predicen un aumento de las precipitaciones”.

Hubo eventos climáticos extremos a lo largo de la costa occidental del continente, mientras que en Mozambique hubo un aumento de ciclones, los que causaron inundaciones. “Esa es la suma de tendencias que vemos”, explicitó. “Sequías principalmente en el oeste y un aumento de las precipitaciones en el este de África”, añadió.

Para Edith Ofwana, especialista de programa del canadiense Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC), uno de los sectores más vulnerables a la variación climática en África es la agricultura, el eje de la mayoría de las economías africanas, lo que puede tener un impacto negativo directo en la seguridad alimentaria.[related_articles]

“El mayor desafío es cómo trabajar con comunidades no solo para hacer frente a los impactos a corto plazo, sino para adaptarse y tener resiliencia a medida que pasa el tiempo. Debemos idear soluciones prácticas que sean asequibles y creadas sobre la base de los conocimientos de las comunidades”, explicó.

Los especialistas coinciden en que cualquier medida para hacer frente al cambio climático debe responder a las necesidades sociales, en especial cuando los eventos climáticos severos podrían desarraigar a comunidades enteras, obligando a las familias a emigrar en busca de mejores oportunidades.

“Ese fenómeno creó lo que ya se llama ‘migrantes climáticos’”, remarcó Ofwona.

El cambio climático podría exacerbar los conflictos sociales, que se agravan por otros problemas como la competencia por los recursos y la degradación de la tierra.

Según la experta del IDRC, “es necesario considerar la naturaleza multi-causal de la pobreza sobre el medio de vida de las personas; mientras las más ricas podrán adaptarse, las más pobres tendrán dificultades”, observó.

Ofwana señaló que la clave es combinar evidencia científica con lo que saben las propias comunidades afectadas, y lograr que sea asequible y sostenible.

“Es importante vincular la ciencia a la sociedad, y que sea práctica para que pueda cambiar vidas y hacer frente a los desafíos que afrontan las personas, en especial en lo que se refiere a la seguridad alimentaria”, precisó.

En África, la consciencia sobre el cambio climático es “bastante alta”, indicó. Algunos países ya definieron sus propias políticas y estrategias climáticas, y otros tienen estrategias para un crecimiento verde con bajas emisiones de dióxido de carbono y un desarrollo sostenible.

Ofwana subrayó el papel fundamental que tienen las naciones africanas a la hora de crear una política ambiental adecuada, y añadió que deben ser protagonistas en la lucha contra el cambio climático y no solo pasivos receptores de la asistencia internacional.

Los gobiernos africanos deben aportar parte de los fondos necesarios para implementar proyectos de adaptación y mitigación, y si bien “podemos tomar algo de los fondos internacionales, en cierto punto debemos aportar nuestros propios recursos. Si bien hay una gran consciencia al respecto, el compromiso no es igualmente elevado”, añadió.

Editado por Phil Harris / Traducido por Verónica Firme

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