Cuando faltan menos de seis meses para la 21 Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), los países del Caribe discuten todavía el mejor enfoque colectivo en unas negociaciones cruciales para su futuro.
“Las expectativas de la región son extremadamente sobrias” en lo que respecta a la COP 21, que se realizará en diciembre en París, precisó el director de desarrollo sostenible de la Comunidad del Caribe (Caricom), Garfield Barnwell.
“Un acuerdo ideal para el Caribe en 2015 sería uno que, primero y antes que nada, atienda el asunto de las emisiones globales y que se acerquen lo más posible a un volumen que estabilice el aumento de temperatura en 1,5 grados”, dijo Barnwell a IPS.
“Si los grandes emisores se comprometen a respetar sus obligaciones, si la comunidad internacional reconoce la importancia de la adaptación y ofrece los recursos adecuados a los países en desarrollo para atender sus necesidades, será, de hecho, un buen comienzo para seguir con los debates sobre cómo hacer frente al peligroso cambio climático”, resumió.
La región realiza un balance sobre lo que viene ocurriendo a escala global con respecto a las emisiones de gases invernadero y hay “gran preocupación” por la respuesta de los mayores contaminantes, indicó Barnwell.
En especial, “su falta de compromiso para cumplir con las obligaciones contraídas en el pasado en materia de cambio climático”, especificó.
“Se espera que haya ciertos anuncios sobre cómo los grandes emisores proyectan alcanzar sus objetivos, aunque la región tiene un nivel de expectativa medido para las conversaciones de París en diciembre”, añadió.
Los países del Caribe también hacen todo lo posible por buscar recursos para implementar de forma consistentes sus programas de adaptación a escala nacional.
“La adaptación tiene un gran significado para nosotros en el Caribe porque nuestra región contribuye con menos de uno por ciento a las emisiones contaminantes globales”, puntualizó.
“Cuando calculamos la proporción, era de alrededor de 0,33 por ciento, por lo que la mitigación no es un tema para el Caribe”, remarcó Barnwell.
“Sin embargo, el impacto del aumento de las temperaturas y de las precipitaciones suponen graves peligros para nuestra supervivencia y para la seguridad nacional”, aseguró.
Ello, recordó, “porque muchos de nosotros somos islas o tenemos a la mayoría de nuestra población e infraestructura social y económica en la franja costera, lo que plantea la cuestión del aumento del nivel del mar, que nos preocupa mucho”.
El cambio climático plantea grandes desafíos para la región, cuya economía depende de sus recursos, como el turismo, que, a su vez, depende mucho del mar, pues sus playas constituyen una gran atracción turística.
Algunos países son principalmente productores agrícolas, un sector que, al igual que el turismo, sufre mucho el impacto de la variabilidad climática.
“La elevación del nivel del mar es un desafío no solo por las playas, sino también porque los hoteles y los aeropuertos, en su mayoría, están a unos tres metros del mar en muchas de nuestras islas”, detalló Barnwell.
“Los desastres naturales también fueron y son un gran desafío y, una vez más, debido al aumento del nivel del mar y al calentamiento de los océanos, la posibilidad de que el impacto de los desastres naturales sea mayor plantea problemas significativos en términos de frecuencia y consecuencias”, precisó.
“Las economías en las que la agricultura tiene gran peso debemos hacer frente a la variabilidad de la temperatura y al volumen de precipitaciones para sembrar y cosechar nuestra producción”, indicó.
“Todos son problemas significativos en relación a cómo hemos vivido y al tipo de actividades que hemos realizado. El cambio climático supone problemas significativos para nuestra región al afectar nuestro sustento y nuestra supervivencia”, subrayó Barnwell.
En la última ronda de negociaciones realizada este mes en la ciudad alemana de Bonn, los negociadores del Caribe presionaron para mantener el recalentamiento planetario por debajo de 1,5 grados respecto de la época industrial.
Limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 grados, en vez de dos grados, traerá muchas ventajas, como evitar o reducir de forma significativa el impacto sobre la producción de alimentos y sobre sistemas únicos y amenazados como los arrecifes de coral.[related_articles]
Los negociadores caribeños solicitaron que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se asegure que el marcador utilizado en su sexto informe de evaluación sea consistente con limitar el recalentamiento global a menos de 1,5 grados.
El presidente de la Caricom, el primer ministro de Bahamas, Perry Christie, dijo que el Centro de Cambio Climático de la Caricom, estima que el costo para esta región de la falta de acción representará unos 10.700 millones de dólares al año para 2025, cifra que podría duplicarse para 2050.
El Caribe urge a los países que se comprometieron con la capitalización inicial del Fondo Verde para el Clima a cumplir lo antes posible con su aporte y a ampliar sus contribuciones con el fin de alcanzar los 100.000 millones de dólares al año para 2020, acotó.
“Otra amenaza significativa tiene que ver con el impacto estimado del cambio climático sobre la salud pública, debido al aumento de la presencia de vectores de enfermedades tropicales, como malaria (paludismo) y dengue, y la prevalencia de enfermedades respiratorias”, puntualizó Christie.
“Las enfermedades afectarán el bienestar y la productividad de la fuerza laboral y comprometerán el crecimiento económico, la competitividad y el potencial de desarrollo de la Caricom”, alertó.
Por su parte, el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerritt, al frente de la Organización de Estados del Caribe Oriental, remarcó que el poder de lograr cambios deseados en materia climática lo tienen los países que liberan más gases contaminantes a la atmósfera.
“Para nosotros, el cambio climático y sus fenómenos asociados son cuestiones que afectan nuestra supervivencia y puede considerarse un asunto de vida o muerte”, insistió.
“Como organización integrada y representante de los más pequeños entre los pequeños, tenemos el deber y la responsabilidad solemne de articular y abogar por la causa de nuestros estados miembro, tanto los soberanos como los que no lo son, y los que forman parte de la CMNUCC, como los que no”, subrayó.
La posición se explica porque el cambio climático no tiene ninguna relación con la situación política e impacta, con igual severidad, a las islas, a las zonas bajas y a las regiones costeras, independiente de su estatus político y de su soberanía, explicó Skerritt.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme