Cuando se conmemora en el mundo el 70 aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un seminario celebrado este mes en la capital austríaca prefirió analizar si hay futuro para el foro mundial.
En el 45 seminario del Instituto Internacional de la Paz (IPI), donde participaron representantes de la política, la sociedad civil, los medios de comunicación y las fuerzas armadas, se escrutó la capacidad o no de la ONU para enfrentar las crisis y los retos del planeta en el futuro.[pullquote]3[/pullquote]
Hubo consenso entre los participantes que las dificultades en los ámbitos de la paz y la seguridad internacionales son muy diferentes hoy de las que existían cuando se fundó la ONU el 24 de octubre de 1945.
El número de Estados miembros no solo se cuadruplicó desde entonces, sino que al escenario mundial se incorporaron actores no estatales, como criminales y terroristas, que representan una amenaza real para la estabilidad del sistema internacional que la ONU debe salvaguardar.
Al mismo tiempo, al planeta le afligen otras amenazas que no se detienen en las fronteras nacionales, como el cambio climático, las pandemias y las guerras, que tienen dimensiones mundiales y son sumamente difíciles de contener en nuestro mundo globalizado.
«La ONU surgió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial y no hubo ningún conflicto mundial desde entonces, pero tampoco hubo paz mundial”, observó Martin Nesirky, director del Servicio de Información de las Naciones Unidas en Viena.
Este año, el debate sobre la reforma de la ONU representa una posibilidad para el cambio y la acción en dos grandes frentes.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque no se han realizado plenamente, están dando paso a una nueva agenda de desarrollo en la forma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por otra parte, hay esperanza de que finalmente se llegue a un acuerdo internacional sobre el cambio climático en la 21 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realizará en diciembre en París.
Según el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, «este no es solo un año más, es la oportunidad de cambiar el curso de la historia”.
Sin embargo, no todos los participantes en el seminario del IPI estaban convencidos de que la ONU podrá desempeñar su cometido sin adaptarse a las circunstancias cambiantes.
Un tema muy debatido fue la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU y el poder de veto que poseen China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, sus cinco miembros permanentes, y que se argumentó que no representan a la comunidad mundial.
Algunos participantes señalaron que la situación geopolítica actual se caracteriza por la ruptura de las relaciones de poder que complican enormemente la labor de la ONU.
Richard Gowan, director de investigación del Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, expresó su preocupación por la intensificación de las luchas de poder en los últimos años.
«Las tensiones entre Rusia y Occidente, y en cierta medida entre China y Occidente, deterioraron gravemente la capacidad de la ONU para hacer frente a la crisis siria e impidieron (que el foro mundial) tuviera un papel serio en la crisis de Ucrania», añadió.
Gowan demandó que se resuelva la competencia geopolítica actual para que la ONU recupere la fuerza para enfrentar a las crisis apremiantes y advirtió que» si el Consejo de Seguridad colapsa, en última instancia colapsará el resto de la ONU”.
Ahora que el mundo se enfrenta a la crisis de refugiados más grave desde la Segunda Guerra Mundial, también se hizo hincapié en la importancia del correcto funcionamiento de las instituciones internacionales, y de la ONU en particular. Más de 53 millones de personas se encuentran desplazadas por la fuerza en la actualidad, una cifra equivalente a toda la población de Corea del Sur.[related_articles]
Los últimos incidentes trágicos de cientos de refugiados ahogados en el Mediterráneo demostraron que la comunidad internacional no logra garantizar la seguridad de aquellos que buscan un futuro en Europa.
«La desesperación no tiene medida ni costo», dijo Louise Aubin, directora ajunta del Departamento de Protección Internacional del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
Aubin fue testigo de la situación que se vive en el mayor campo de refugiados del mundo, en Dadaab, Kenia, situado a 100 kilómetros de la frontera con Somalia. Allí se encuentran unos 500.000 refugiados somalíes, algunos de los cuales pertenecen a la tercera generación nacida en el campamento.
Como madre, «no hay duda de que haría lo que estuviera en mi poder para tratar de enviar a mis hijos a otro lugar. Y ese lugar se encuentra cruzando el Mediterráneo», subrayó Aubin.
Los participantes del seminario en Viena dijeron que es necesario crear un acceso seguro al asilo para que los refugiados puedan gozar de los derechos que les corresponden en virtud del derecho internacional.
Es claro que la responsabilidad no recae solo en la ONU, dijeron, en referencia al papel que le corresponde a la Unión Europea (UE) en el trato a los refugiados.
Sin embargo, tanto la ONU como la UE solo tienen la fuerza que les permiten sus Estados miembros.
Si la ONU a los 70 años no resulta apta para cumplir su cometido, tiene que tomar medidas inmediatas para llegar a serlo. De lo contrario, no estaría cumpliendo con las personas necesitadas y pondría su legitimidad en duda.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga