Jawadi Vimalamma, de 36 años, observa su teléfono celular con admiración. Es un aparato sencillo que solo envía o recibe llamadas o mensajes de texto, pero para la agricultora de la aldea de Janampet, en el sur de India, es una fuente de conocimientos que le cambió la vida.
El aparato está equipado con lo que los agricultores llaman una SIMVerde, que le envía actualizaciones diarias sobre el clima, consejos de salud o asesoramiento agrícola.[pullquote]3[/pullquote]
Hace tres años, la agricultora recibió un mensaje por el teléfono que le introdujo en los beneficios de la rotación de cultivos.
«Mis ganancias aumentaron de 5.000 a 20.000 rupias (80 a 232 dólares) por zafra», explicó Vimalamma, que ahora cultiva arroz, maíz, mijo y maní en su parcela de tres hectáreas, en lugar de depender de un solo cultivo para sobrevivir.
En la vecina localidad de Kommareddy Palli, la granjera Kongala Chandrakala emplea la misma tarjeta SIM en un dispositivo apodado «fablet”, un híbrido de bajo costo entre teléfono móvil y tableta que envía información vital a los pequeños agricultores.
El dispositivo ha sido un salvavidas para esta mujer, que sobrevivió a años de violencia de género antes de buscar suerte por su cuenta.
«Hace 15 años, no había terminado la escuela y vivía en un matrimonio abusivo. Hoy tengo mi propia granja y estoy haciendo dinero”, señaló Chandrakala a IPS.
Ambas mujeres integran el colectivo femenino Adarsh Mahila Samakhya (AMS), que ayuda a empoderar a las pequeñas agricultoras mediante la tecnología.
AMS tiene 8.000 socias, y 2.000 utilizan la tarjeta SIMVerde, gracias a la colaboración entre el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas (Icrisat, en inglés), la Cooperativa de Fertilizantes de los Agricultores de India y Bharti Airtel, una de las principales empresas de telefonía móvil de este país.
El plan se inició en 2002, cuando el gobierno pidió la ayuda del Icrisat para capacitar a los agricultores en prácticas agrícolas que fueran resistentes a las sequías. Para ejecutar el proyecto en el ámbito local, el instituto eligió a AMS, que por entonces era un grupo incipiente con unas pocas mujeres.
Poco después, el colectivo utilizó su pequeña oficina para albergar un Centro de Conocimiento Comunitario, una especie de unidad experimental de tecnología donde las mujeres aprendían a operar dispositivos básicos, como teléfonos móviles y computadoras, y los empleaban para conseguir información sobre el cambio climático, el nivel del agua subterránea y técnicas de cultivo que las ayudaran a mejorar el rendimiento de sus parcelas.
Dileep Kumar, un investigador del Icrisat, explicó que la herramienta más popular es la SIMVerde, que difunde una diversidad de boletines diarios sobre precios de mercado, pronósticos meteorológicos, consejos sobre cómo acceder a los planes de beneficios para los agricultores, guías para planificar los cultivos y las mejores prácticas para el uso de los fertilizantes.
Una lucha contra el suicidio
Un teléfono móvil puede parecer una gota de arena en el vasto mar de la pobreza que aflige al sector de la agricultura india, pero para muchas personas demostró ser, literalmente, un salvavidas.
Los datos del censo de 2011 indican que existen 144,3 millones de trabajadores agrícolas en India, incluidos 118,6 millones dedicados a los cultivos. Esto comprende más del 30 por ciento del total de trabajadores del país, de unos 448 millones de personas.
Una gran parte de esta mano de obra sobrevive apenas con uno a dos dólares al día, lo que lleva a mucha gente a caer en deuda en su lucha por pagar los equipos agrícolas, los pesticidas y los fertilizantes.
El clima cambiante, como consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos y prolongados períodos de sequía, no ayuda a la situación, y cientos de agricultores se ven afectados por lo que los expertos llaman la crisis agraria del país.
Con pocas opciones a la vista, cientos de miles de agricultores eligen la muerte. La Oficina Nacional de Registro de Delitos indica que 270.940 agricultores se suicidaron desde 1995.[related_articles]
Mahbubnagar, el distrito donde se encuentra la AMS, es conocido por sus sequías recurrentes y la cantidad de suicidios. La zona recibe solo 550 milímetros de lluvia al año, muy por debajo de la media nacional de 1.000 a 1.250 milímetros anuales.
Solo en 2013, el distrito tuvo cerca de 150 suicidios.
Erkala Manamma, la presidenta del colectivo AMS, afirma que la adopción de la SIMVerde está cambiando esa realidad. La pérdida de cosechas ya no es tan grave en la zona, como lo era hace una década, y miles de agricultores se sienten facultados por la fuente de conocimiento que se amolda perfectamente a la palma de sus manos.
Gopi Balachandriya, un agricultor de 50 años de la aldea de Rachala, en el distrito de Mahbubnagar, es un ejemplo.
En diciembre de 2013 estaba esperando que llegara un día astrológicamente auspicioso para cosechar maní en su finca de tres hectáreas hasta que un mensaje que recibió en su teléfono celular SIMVerde le advirtió de una tormenta inminente.
«Rápidamente recogí mi cosecha antes de que llegaran las lluvias. Me salvó de perder el producto», aseguró.
Un mensaje similar ayudó a Mallagala Nirmala, una agricultora de la aldea de Moosapet, a comprender la necesidad del uso sostenible de los fertilizantes.
Un día recibió por mensaje de voz la pregunta, “¿Ya analizó el suelo de su granja?». La curiosidad llevó a Nirmala a visitar el Centro de Conocimiento Comunitario, donde aprendió elementos básicos de los suelos saludables, incluso cuándo añadir nutrientes, los que recibe de forma gratuita de parte del Icrisat.
Nirmala es ahora la secretaria de AMS.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Álvaro Queiruga